TENEMOS MIEDO A PERDER; A
QUEDARNOS SIN PADRES, SIN TRABAJO, SIN AMIGOS, SIN AMOR. TENER POSEER, NOS DA
UNA CIERTA SEGURIDAD, PERO QUE CURIOSO TENEMOS TEMOR A QUE LAS COSAS SUCEDAN
AUN CUANDO NOS VAYAN BIEN. NOS CUESTA CAMBIAR Y SOBRE TODO NOS CUESTA ACEPTAR
LOS CAMBIOS EN LOS DEMÁS.
He comprobado que no todos estamos
hechos de la misma FORMA DE SER, PENSAR Y SENTIR. Que hay gente honesta, que
sufre, que se entrega, que se compromete y que sostiene su compromiso. Otra que
se deja, que se balancea en el todo vale a costa de todo y que se adapta muy
bien a cualquier caos que sea provocado por ella misma.
Hay gente sensible, abierta
al afecto, franca y sincera. Otra que se encuentra cómoda en lo que parece, no
en lo que es, que siempre salta de escena en escena y que no sabe ni cuál de
ellas ofrecer.
He aprendido que el peor de
todos los males es no estar seguro de lo que uno quiere porque eso nos lleva al
masoquismo, a aceptar hasta aquello que nos hace daño, a la sumisión, a la
dependencia emocional, a soportar por encima del umbral del dolor, a consentir
lo que está fuera de nuestros principios y a someternos a lo que va en contra
de nuestros valores.
Lo terrible es confundirnos
de persona, en cualquiera de sus manifestaciones, como amigo, como compañero de
trabajo, como pareja, porque el coste emocional es importante. Sin embargo, hay
que analizar más ampliamente todo el contexto.
Revisar el listado en lo que
esa persona nos hace felices y de aquello otro que solo nos aporta dolor. QUEDARNOS
CON EL LADO DE LA BALANZA QUE SUBA MÁS ALTO Y DESPUÉS…DEJAR QUE SUCEDA.
Posiblemente, cerramos una
puerta para abrir una ventana.
LA DE LA TRANQUILA SOLEDAD,
LA DE LA SERENA CALMA QUE NO SE VEA SOBRESALTADA POR TEMORES QUE RECORRAN, UNA
Y OTRA VEZ, NUESTRA ESPALDA SABIENDO QUE DE NUEVO NOS HEMOS EQUIVOCADO.
QUE SUCEDA… Y QUE LOS
VIENTOS EMPUJEN LAS NAVES DE CADA CUAL AL MEJOR PUERTO POSIBLE.
TAL VEZ VOLVAMOS A
ENCONTRARNOS Y PODAMOS ALEGRARNOS DE QUE LO QUE SUCEDIÓ FUE LO MEJOR PARA
AMBOS.
RECUERDE EN LA VIDA HAY
DECISIONES QUE DUELEN EN EL CORAZÓN, PERO TRANQUILIZAN EL ALMA.
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