CADA AÑO QUE TERMINA INVITA
A LA REFLEXIÓN, AL ANÁLISIS DE LO QUE NO SE HIZO, DE LO REALIZADO, DE CÓMO SE
REALIZÓ, QUÉ SENTIMIENTOS, MOTIVACIONES, INTERESES IMPULSARON NUESTROS ACTOS, Y
QUÉ EXPECTATIVAS TENÍAMOS FRENTE A DETERMINADAS SITUACIONES.
Porque son tiempos de
revisar el camino, ratificar o rectificar el rumbo para que se ajuste a los
propósitos planteados, aquellos que seguramente contemplan lo personal, lo
familiar y el deseo por un orden social que beneficie a todos.
Cada conciencia podrá
evaluar con serenidad y sinceridad estos aspectos que moldearon la conducta y
las decisiones de cada uno durante todo este tiempo.
PERO PARA QUE ELLO OCURRA,
ES NECESARIO QUE EL INDIVIDUO SE PREDISPONGA CON UN SENTIMIENTO DE HUMILDAD A
DESCUBRIR POSIBLES ERRORES, A ESCUCHAR LA OPINIÓN QUE TIENEN OTRAS PERSONAS
SOBRE EL PROPIO PROCEDER, ES DECIR, SE HACE IMPRESCINDIBLE ABRIR PUERTAS QUE
PERMITAN CONECTARNOS CON NOSOTROS MISMOS Y CON LOS DEMÁS.
Esta reciprocidad que es tan
enriquecedora en la vida de los seres, debe ser cultivada, abonada
permanentemente, porque las buenas relaciones se construyen a través del
diálogo, de la capacidad para escuchar, de la empatía y la comprensión por los
otros seres que están junto a nosotros.
Esta necesidad que tenemos
las personas de estar cerca, de apoyarnos, de necesitarnos, es lo que nos
identifica como tales, pero la calidad de ese vínculo es lo que nos distingue
como espíritus. El grado de compromiso, el gesto solidario, la preocupación por
los demás, son algunos de los valores que nos edifican y proyectan con más o
menos luz, sobre otros seres.
En tiempos de balance, puede
ser positivo replantearse estas cuestiones e identificar qué calidad de vínculo
establecemos con los seres, aquellos que conforman nuestro entorno diario y
sufren o se alegran con nosotros y por nosotros.
Una mirada más general sobre
el año vivido, nos muestra infinidad de acontecimientos y situaciones difíciles
que se han atravesado y cuyas secuelas todos conocemos, son los daños
colaterales que, en todas nuestras decisiones, a lo largo del año que termina,
hemos tomado.
POR ESO UN BUEN OBJETIVO,
PARA ESTE NUEVO AÑO, ES RODEARNOS SOLO DE PERSONAS QUE NOS APORTEN ALGO
POSITIVO Y NOS HAGAN SENTIR BIEN, ESO SÍ RESPETANDO EL PROCESO DE CADA SER
HUMANO.
PARA TODOS VOSOTROS DESDE
AQUÍ ESTE VUESTRO BLOG OS DESEO DE CORAZÓN QUE EN ESTE AÑO QUE VA A COMENZAR
DENTRO DE 5 DÍAS, SE OS CUMPLAN TODOS LOS LOGROS QUE OS HABÉIS
PROPUESTO...................CIENCIA Y ESPIRITUALIDAD.
Recordad: “EL PROBLEMA NO ES
ESTAR SOLO, SINO CON LAS PERSONAS EQUIVOCADAS”.
A LO LARGO DE LA VIDA HAY
UNA EDAD QUE NOS MARCA, UNA NUEVA FORMA DE SENTIR LA VIDA Y ESA EDAD ES CUANDO
YA HAS CUMPLIDO LOS CINCUENTAYTODOS.
Dicen que a cierta edad las
personas nos hacemos invisibles, que nuestro protagonismo en la escena de la
vida declina y que nos volvemos inexistentes para un mundo en el que sólo cabe
el ímpetu de los años muy jóvenes, las figuras delgadas y espectaculares...
YO NO SÉ SI ME HABRÉ VUELTO INVISIBLE PARA EL MUNDO...
ES MUY POSIBLE, PERO NUNCA FUI TAN CONSCIENTE DE MI EXISTENCIA COMO AHORA……….
NUNCA ME SENTÍ TAN PROTAGONISTA DE MI VIDA, Y NUNCA DISFRUTÉ TANTO DE CADA
MOMENTO DE MI EXISTENCIA.
Descubrí que no soy un príncipe de cuento de hadas.
(¡¡¡Por suerte!!! Pues debe ser muy aburrido).
Descubrí al maravilloso ser
humano que sencillamente soy, me acepto y me quiero con mis miserias y mis
grandezas, con mis errores y mis virtudes.
Descubrí que puedo
permitirme el lujo de no ser perfecto, de estar lleno de defectos, de tener
debilidades, de equivocarme, de hacer cosas indebidas, de no responder a las expectativas de los demás.
Y A PESAR
DE ELLO....
¡QUERERME MUCHO!
CUANDO ME MIRO AL ESPEJO YA NO BUSCO AL QUE
FUI... SONRÍO AL QUE SOY...
Celebro la posibilidad de elegir, a cada
instante quien quiero SER, me alegro del camino andado, de la experiencia que
me dieron estos años.
Asumo mis contradicciones. Valoro todo lo recorrido. Tan mal no me fue...
¡Estoy aquí!
¡Qué bien vivir sin la obsesión de la
perfección!
Después de todo cuando
decidí, que no quería la perfección, comencé a accionar y a alcanzar objetivos,
como el conocerme a mí mismo y saber más sobre este bello regalo: LA VIDA
¡Qué bien no sentir ese desasosiego permanente que produce el buscar sin descanso que
todos te quieran!
Qué bueno es tomar conciencia y comenzar a quererse y respetarse uno mismo.
¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad está tan cerca nuestro, tan
relacionada con nuestras búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores!
¡QUÉ SUERTE HABER COMPRENDIDO QUE MI MAGIA Y MI PODER NO ESTÁN FUERA, SINO QUE
RESIDEN DENTRO DE MÍ!
ES LA SERENIDAD, LA MADUREZ
Y LA SABIDURÍA QUE UNO ADQUIERE CUANDO HA CUMPLIDO YA LOS CINCUENTAYTODOS.
LA VIDA ES LA VIDA, NI ES
JUSTA NI INJUSTA ES SIMPLEMENTE COMO NOSOTROS LA DISEÑAMOS, ES UN REFLEJO DE LO
QUE PENSAMOS Y SENTIMOS, PERO CURIOSAMENTE CUANDO LAS COSAS NO NOS VAN TODO LO
BIEN QUE QUISIÉSEMOS, LA VIDA SIEMPRE NOS DA UNA SEGUNDA
OPORTUNIDAD SEA EN LO QUE SEA.
Pero más curiosamente aun,
no siempre que nos llega esa segunda oportunidad, sabemos qué hacer con ella y
generalmente cometemos los mismos errores que la primera vez.
Se trata de quedar
suspendido en la esperanza. De no ver el final. De poder seguir haciendo. Es
como poder intentarlo de nuevo, como sentir que algo o alguien sigue creyendo
en nosotros.
Imaginemos que en aquello
que nos haya ido mal, nos hubiesen dicho…” Hazlo otra vez, inténtalo de nuevo;
ésta otra oportunidad, es tuya.”
¿Qué habrías hecho? ¿La
habrías aprovechado? ¿Seguirías en tu incómoda seguridad? ¿Dejarías que lo
“bueno que está por llegar, te tocase”?
Siempre hay que estar
receptivos a la suerte. Pensar que aún podemos tener esa oportunidad que nos
faltó en su momento. Pensar que nosotros podemos ser también los elegidos. Que
todo es posible y que realmente, si nos negamos a creerlo ponemos una barrera
al destino para que lo que está por pasar, no suceda.
LA VIDA DE CADA UNO, ES LA
QUE CADA UNO HA DISPUESTO, ES LA SUCESIÓN DE ACONTECIMIENTOS, PRODUCTO DE
NUESTRAS DECISIONES Y POR SUPUESTO NO HAY NI UNA SOLA VIDA IGUAL. NO SABEMOS
QUÉ NOS VA A SUCEDER Y ES MEJOR ASÍ. TANTO PARA LO BUENO COMO PARA LO QUE NO LO
ES TANTO. SI LO SUPIÉSEMOS NOS ADELANTARÍAMOS A LAS EMOCIONES.
Atropellaríamos los
sentimientos; condenaríamos y ejecutaríamos el futuro sin haber llegado y nos
pondríamos la venda antes de que se produzca la herida.
Dejemos que la vida nos
sorprenda. Que nos de otra oportunidad. Que nos ponga nuevos retos con fuerzas
renovadas. Que nos deje volver a intentarlo y que permita que el aprendizaje al
que ella nos somete, continuamente, se convierta en conocimiento.
Todos quisiéramos coger otro
trozo del pastel. No dar nada por perdido y ninguna posibilidad por terminada.
Es como no cerrar el libro
todavía. Como dejarlo abierto para seguir leyendo. Como pasar una página
sabiendo que siempre queda otra por leer.
Pensar que el final podemos
escribirlo nosotros a pesar y después del que ya esté escrito, porque una
decisión lo cambia todo.
Quiero pensar que me queda
otra oportunidad en aquello en lo que no me ha ido bien. No sé si la habrá,
pero al menos me compensa creerlo.
SIN OLVIDAR NUNCA, QUE LA
VIDA NO ME VA A PONER DELANTE OTRA LECCIÓN, MIENTRAS NO HAYA APRENDIDO, EN LA
QUE ESTOY AHORA.
LO HE COMPARTIDO CON USTEDES
MUCHAS VECES EN DEFINITIVA ¿QUÉ ES LA VIDA?
…. LA
VIDA ES APRENDIZAJE, YA QUE CUANDO LA VIDA SE APAGUE, DE AQUÍ SOLO NOS
LLEVAREMOS EL CONOCIMIENTO ADQUIRIDO A TRAVÉS DE NUESTRA EXPERIENCIA, ESO SI EL
QUE CADA UNO CON SU TRABAJO Y ESFUERZO HAYA ADQUIRIDO.
REFLEXIÓN
** MEDIANTE LA OBSERVACIÓN ATENTA
SE DESENCADENA LA VISIÓN
CLARA, LA
VISIÓN CLARA CONDUCE AL ENTENDIMIENTO CORRECTO Y EL
ENTENDIMIENTO CORRECTO PERMITE COMPRENDER LAS COSAS COMO SON**.
NO HAY QUE CONFUNDIR “LA
FELICIDAD” CON “SER FELIZ”.
“SER FELIZ”, IMPLICA UN
ESTADO CONTINUO, AUNQUE NO SE MANIFIESTE CONTINUAMENTE.
¿SOY FELIZ? ¿POR QUÉ NO SOY
MÁS FELIZ? ¿TE HAS HECHO ALGUNA VEZ ESTAS PREGUNTAS?
LO PRIMERO:
No hay que confundir ser
feliz –que es un estado interior, profundo, asentado, inamovible- con los
estados temporales como la alegría –que es una manifestación no continua-, la
risa –siempre breve y limitada-, los placeres –duran lo que duran, pero luego
desaparecen y sólo dejan un recuerdo-, o los momentos de satisfacción y
bienestar –que son tranquilamente radiantes, pero carecen de intensidad y
totalidad-.
Ni siquiera estar en paz es
ser feliz, aunque para muchas personas ya es suficiente.
Si uno es feliz, es feliz
aun cuando llora, cuando está dormido, y cuando no piensa en ello.
Forma parte de la naturaleza
propia.
La diferencia está en que la
felicidad, y el hecho de ser y saberse feliz, es un asunto que no se produce
por cosas que vienen “de fuera”, sino que ya está, y no se altera por las
circunstancias exteriores y temporales, como el hecho de tener un enfado, o que
no salga una cosa como se esperaba, o tener lo que se dice “un mal día”, o
atravesar un momento de mal humor… nada de ello modifica el hecho de ser feliz,
si uno realmente lo es.
CADA PERSONA ES FELIZ DE UN
MODO DISTINTO.
Algunos son verdaderamente
felices estando tumbados y ociosos, y otros son verdaderamente felices en una
actividad frenética.
Lo que es imprescindible es
darse cuenta y averiguar CUÁNDO y POR QUÉ uno es REALMENTE FELIZ.
Lo que es bueno es darse
cuenta de ello, observarse, evaluarse, y llegar a esa conclusión: SOY FELIZ.
Aunque sea MODERADAMENTE FELIZ. Suficiente.
Feliz a pesar de no estar
riéndome siempre, a pesar de mi situación precaria, de que no me salen todas
las cosas bien, de que no se han cumplido casi ninguno de mis sueños, de que no
soy un triunfador a los ojos de la sociedad…
Feliz porque tengo la
oportunidad de estar vivo y sé apreciar la vida, porque disfruto de una familia
o unos amigos, porque dispongo de cinco sentidos para sacarle jugo a las cosas
que me rodean, y veo cosas maravillosas, escucho músicas bellas y palabras
agradables, degusto lo que como, toco la mesa, un árbol y otras pieles…
Feliz porque tengo un
corazón que bombea amor y late con una urgencia muy agradable cuando una
emoción placentera me altera; feliz porque me considero un hijo de Dios o
porque he tenido la dicha de conocer y vivenciar cosas muy hermosas a lo largo
de mi vida…
Es muy interesante conocer
cuáles son las cosas que nos ayudan a descubrir que somos felices, para
reforzar el sentimiento o la seguridad de que lo somos.
OBSERVAR: ¿QUÉ ME HACE DARME
CUENTA DE QUE SOY FELIZ? Y PROMOVERLO MÁS A MENUDO.
La acumulación de momentos
de felicidad puede hacernos creer que somos felices. No está mal. De tanto
repetirnos, o hacernos ver o creer que somos felices, eso va a conseguir asentar
la convicción de que lo somos.
Es buena la confirmación
positiva cuando uno se da cuenta de que YA es feliz. Repetirse “soy feliz” es
una buena práctica.
Pero, cuidado: no poner
trabas a la felicidad.
Que ser feliz no nos cree
remordimientos, o nos haga pensar que estamos retando a la maldición
inexistente de que tenemos que sufrir.
Si cierras los ojos y te preguntas
“¿Soy feliz?” y notas que una muy leve sonrisa se insinúa en tus labios, o que
un suspiro liviano, casi imperceptible, responde a la pregunta antes que tu
mente (que va a hacer un inventario y una rigurosa evaluación antes de
contestar), o que no tienes necesidad de responder a la pregunta porque ya
disfrutas en tu interior de la respuesta afirmativa, quédate tranquilo porque
sí eres feliz.
Porque puedes ser feliz,
aunque no lo sepas y aunque no lo hayas dicho nunca en voz alta.
RECUERDA: LA FELICIDAD ES EL
RESULTADO DE LO QUE UNO SE PERMITA SER, Y NO DEPENDE DE LOS OTROS.
EN DEFINITIVA:
HAGAMOS TODO AQUELLO QUE NOS
HACE SENTIR O ESTAR FELICES, Y NO SÓLO NO NOS PRIVEMOS SINO QUE GENEREMOS TODO
LO QUE PODAMOS, LAS CONVERSACIONES QUE NOS EMOCIONAN, LOS ENCUENTROS QUE NOS
LLENAN EL CORAZÓN, LAS PUESTAS DE SOL, LA INOCENCIA DE ALGUNAS MIRADAS, LAS SONRISAS
QUE ATRAVIESAN LOS SENTIDOS, LA BELLEZA DONDE QUIERA QUE ESTÉ Y SE
MANIFIESTE, LOS RECUERDOS QUE NOS ALIMENTEN DE COSAS AGRADABLES, EL AMOR
DE LOS SERES QUERIDOS, EL AMOR HACIA LOS SERES DESCONOCIDOS, VIVIR, SABER QUE
UNO ESTÁ VIVO, LAS MARAVILLAS Y LAS DELICIAS DE LA VIDA, Y TODO LO QUE A CADA
UNO LE HAGA SENTIRSE FELIZ.
SOMOS MUY CAPACES DE
ANALIZAR A LOS DEMÁS, DE VER LA MOTA EN EL OJO AJENO, DE APLICAR LA LEY DEL
EMBUDO, DE OPINAR RÁPIDAMENTE Y DAR CONSEJOS, DE METERNOS DÓNDE NO NOS LLAMAN,
DE SOLUCIONAR LAS CAUSAS DE OTROS, DE TENER LA RAZÓN EN TODO, DE ARREGLAR EL
PAÍS, DE SABER LO PASADO, LO PRESENTE Y LO FUTURO DE LOS DEMÁS…TODO MENOS SER
SINCEROS CON NOSOTROS MISMOS Y RECONOCER LO QUE SOMOS Y LO QUE HACEMOS.
NOSOTROS NUNCA SOMOS
CULPABLES DE NADA. LOS DEMÁS DE TODO.
Me fascina la capacidad de
ocultación, auto perdón y salvación que tenemos para con nosotros mismos. La
falta de visión global de lo que somos o lo que hacemos y el absoluto
ensimismamiento al mirarnos al ombligo y creer que allí comienza y termina el
mundo
A lo largo de la vida hemos
aprendido dos hábitos muy difíciles de romper y que nos afectan absolutamente.
Se trata del hábito de NO CONFIAR en nosotros mismos y el de NO ESCUCHARNOS.
Comenzamos a dejar de creer
en nosotros con mucha facilidad cuando depositamos nuestra valía en la opinión
de los demás. Es curioso cómo, de forma consciente nadie estaría dispuesto a
apostar por los juicios de otro antes que por los propios.
Si nos imaginamos a nosotros
mismos cediendo el poder de la fuerza personal que sentimos cuando defendemos
nuestras opiniones y ejercemos nuestros valores no nos haríamos propietarios de
esa imagen y negaríamos, una y otra vez, estar adoptando ese papel.
Los procesos que nos llevan
a protagonizar este rol de marioneta son sutiles y muy tempranos. Uno se
acostumbra a dar por válido y superior todo lo que sus mayores de referencia
marcan como pauta de conducta y a base de intuir que ellos son el baluarte
seguro para conquistar el éxito en nuestra vida, olvidamos comenzar a vivirla
con los recursos propios.
Las personas que han
caminado por muchos lugares y se han visto urgidas a vivir situaciones muy
diversas, saben que en ellas han tenido que recurrir a sí mismos en muchas
ocasiones. Que han debido confiar en su intuición en otras más y, que, sobre
todo, no dudan de sí mismos ni de su capacidad de resolución cuando los
problemas les han sorprendido en solitario.
La dependencia excesiva
conduce a una irremediable falta de confianza en nosotros mismos y tiene un
coste muy elevado en el complejo proceso de vivir. El apego y la codependencia
nos hacen inválidos con muletas perpetuas que soltamos muy mal. Acaso, a lo
sumo, vamos cambiando de modelo de apoyos y pasamos de aquellos que de forma
incondicional y amorosa nos ofrecen los padres a los que vamos aceptando a lo
largo del camino, de parejas y amistades que aún con la mejor intención, no nos
permiten ser nosotros mismos.
No es fácil tomar decisiones
cuando uno depende tanto de todo porque siempre se sentirá culpable de dañar a
alguien con lo que inicia.
NACEMOS CON LA INMENSA
POTESTAD Y LA FORTALEZA INFINITA DE SABER GUIARNOS SI SOMOS CAPACES DE
ESCUCHARNOS. HEMOS DE DEJAR QUE ESA VOZ QUE NOS ACOMPAÑA DESDE QUE SOMOS CONSCIENTES
SEA CAPAZ DE DIRIGIRNOS SIN MIEDO.
SERÍA EXCELENTE QUE CADA DÍA
TOMÁSEMOS UNA DECISIÓN POR PEQUEÑA QUE FUESE Y LO PRACTICÁSEMOS A PARTIR DE
AHORA DICIÉNDONOS: “YO SOY UNA PERSONA SEGURA DE HACER LO MEJOR EN CADA
SITUACIÓN, POR ESO SÉ QUE PUEDO ENFRENTARME CON TODO AQUELLO QUE LLEGUE PARA
MÍ”.
LO QUE TIENE VALOR, LO QUE
NOS LLENA, ES LO QUE HACEMOS CUANDO NADIE NOS VE. LA VIDA SOCIAL NOS CONFUNDE O
CONFUNDE LO QUE SOMOS ANTE NUESTROS OJOS. MUCHAS VECES SOMOS UNOS, EN COMPAÑÍA
Y OTROS EN SOLEDAD.
Coordinar ambas facetas de
nuestra personalidad es todo un arte, sobre todo en el momento actual por el
que atraviesa nuestra sociedad, donde se da demasiada importancia a las
relaciones sociales, al que dirán los demás, donde se da más importancia a la
imagen externa, que a nuestro sentir interno.
Las personas que viven por y
para la galería nunca se encuentran consigo mismos. Se pasean de la mano de su
otro yo y se acostumbran a creer que es lo auténtico. Pero todos tenemos otra
personalidad; una que nos reclama a solas la verdad de nuestros sentimientos y
la razón de nuestro ser, pensar y sentir.
Posiblemente y lo más
recomendable, es que uno no pueda ir por la calle a corazón abierto. La
experiencia nos dice que son muchos los que están deseando abrir una brecha en
él. Por eso, todos solemos guardar aquello en lo que nos encontramos más débiles,
lo que nos importa o lo que nos duele. Pero también es cierto que a mí, al
menos, me hace sentir mal la falta de trasparencia, la ausencia de claridad,
las verdades a medias y el complicar las cosas, con el único propósito de crear
confusión.
Cuando avanza la vida y
vamos adquiriendo experiencia y madurez emocional, nos vamos encontrando con
errores propios y ajenos, nos damos más cuenta cada vez más que la quietud, el silencio y la meditación,
es el único remedio cuando no encontramos salida.
Tiempo de estar a solas con
uno mismo, de sentarnos al calor del hogar o crear uno propio dentro si no lo
hay fuera. Tiempo de volver a los pilares de nuestra vida, de volver a la
fuente de energía de la que podemos nutrirnos siempre, de volver a nuestra esencia.
HAY MOMENTOS EN LOS
QUE A BASE DE TOLERAR TANTO NOS ROMPEMOS POR DENTRO. NOS HACEMOS AÑICOS.
NOS DESHACEMOS COMO ESPUMA SOBRE EL AGUA. Y ENTONCES HAY QUE RECOGER VELAS
HASTA QUE LOS VIENTOS SEAN PROPICIOS DE NUEVO.
Ser consciente de uno mismo
es estar atento a todas aquellas cosas que no nos gustan, que nos imponen y
dejar de hacerlas si no nos aportan paz interior.
A veces elegimos cosas que
al hacerlas no nos hacen sentir bien y por haberlas escogido nos creamos la
obligación de hacerlas, por ese concepto mal aplicado de “quedar bien” sin ser
conscientes de que con quien debemos quedar bien es…..con nosotros mismos.
CUANDO NADIE NOS VE Y NOS
QUEDAMOS A SOLAS CON NOSOTROS MISMOS NO CABE LA MENTIRA, NI EL PERDÓN GRATUITO,
NI EL BUENO, SÍ PERO NO…
NOS QUEDAMOS FRENTE A UN
ESPEJO DONDE NOS REFLEJAMOS NOSOTROS MISMOS. CON LA CONCIENCIA HABLÁNDONOS
CLARO Y A SOLAS CON LA VERDAD, DE LO QUE SOMOS Y DE QUIENES SOMOS.
SOMOS MUY CAPACES DE
ANALIZAR A LOS DEMÁS, DE VER LA MOTA EN EL OJO AJENO, DE APLICAR LA LEY DEL
EMBUDO, DE OPINAR RÁPIDAMENTE Y DAR CONSEJOS, DE METERNOS DÓNDE NO NOS LLAMAN,
DE SOLUCIONAR LAS CAUSAS DE OTROS, DE TENER LA RAZÓN EN TODO, DE ARREGLAR EL
PAÍS, DE SABER LO PASADO, LO PRESENTE Y LO FUTURO DE LOS DEMÁS…TODO MENOS SER
SINCEROS CON NOSOTROS MISMOS Y RECONOCER LO QUE SOMOS Y LO QUE HACEMOS.
NOSOTROS NUNCA SOMOS
CULPABLES DE NADA. LOS DEMÁS DE TODO.
Me fascina la capacidad de
ocultación, auto perdón y salvación que tenemos para con nosotros mismos. La
falta de visión global de lo que somos o lo que hacemos y el absoluto
ensimismamiento al mirarnos al ombligo y creer que allí comienza y termina el mundo
A lo largo de la vida hemos
aprendido dos hábitos muy difíciles de romper y que nos afectan absolutamente.
Se trata del hábito de NO CONFIAR en nosotros mismos y el de NO ESCUCHARNOS.
Comenzamos a dejar de creer
en nosotros con mucha facilidad cuando depositamos nuestra valía en la opinión
de los demás. Es curioso cómo, de forma consciente nadie estaría dispuesto a
apostar por los juicios de otro antes que por los propios.
Si nos imaginamos a nosotros
mismos cediendo el poder de la fuerza personal que sentimos cuando defendemos
nuestras opiniones y ejercemos nuestros valores no nos haríamos propietarios de
esa imagen y negaríamos, una y otra vez, estar adoptando ese papel.
Los procesos que nos llevan
a protagonizar este rol de marioneta son sutiles y muy tempranos. Uno se
acostumbra a dar por válido y superior todo lo que sus mayores de referencia
marcan como pauta de conducta y a base de intuir que ellos son el baluarte
seguro para conquistar el éxito en nuestra vida, olvidamos comenzar a vivirla
con los recursos propios.
Las personas que han
caminado por muchos lugares y se han visto urgidas a vivir situaciones muy
diversas, saben que en ellas han tenido que recurrir a sí mismos en muchas
ocasiones. Que han debido confiar en su intuición en otras más y, que, sobre
todo, no dudan de sí mismos ni de su capacidad de resolución cuando los
problemas les han sorprendido en solitario.
La dependencia excesiva
conduce a una irremediable falta de confianza en nosotros mismos y tiene un
coste muy elevado en el complejo proceso de vivir. El apego y la codependencia
nos hacen inválidos con muletas perpetuas que soltamos muy mal. Acaso, a lo
sumo, vamos cambiando de modelo de apoyos y pasamos de aquellos que de forma
incondicional y amorosa nos ofrecen los padres a los que vamos aceptando a lo
largo del camino, de parejas y amistades que aún con la mejor intención, no nos
permiten ser nosotros mismos.
No es fácil tomar decisiones
cuando uno depende tanto de todo porque siempre se sentirá culpable de dañar a
alguien con lo que inicia.
NACEMOS CON LA INMENSA
POTESTAD Y LA FORTALEZA INFINITA DE SABER GUIARNOS SI SOMOS CAPACES DE
ESCUCHARNOS. HEMOS DE DEJAR QUE ESA VOZ QUE NOS ACOMPAÑA DESDE QUE SOMOS
CONSCIENTES SEA CAPAZ DE DIRIGIRNOS SIN MIEDO.
SERÍA EXCELENTE QUE CADA DÍA
TOMÁSEMOS UNA DECISIÓN POR PEQUEÑA QUE FUESE Y LO PRACTICÁSEMOS A PARTIR DE
AHORA DICIÉNDONOS: “YO SOY UNA PERSONA SEGURA DE HACER LO MEJOR EN CADA
SITUACIÓN, POR ESO SÉ QUE PUEDO ENFRENTARME CON TODO AQUELLO QUE LLEGUE PARA
MÍ”.
ESTAR BIEN CON UNO MISMO ES
FUNDAMENTAL PARA NUESTRA SALUD FÍSICA, ENERGÉTICA, MENTAL Y ESPIRITUAL Y POR
SUPUESTO PARA PODER DISFRUTAR PLENAMENTE NUESTRA VIDA.
Entender que estar bien con
uno mismo es preferible a estar bien con todos es sinónimo de salud y
bienestar. Es como el aprendizaje que se adquiere después de un largo
viaje, ahí donde poco a poco se dejan determinadas situaciones atrás para
avanzar ligero, libre de cargas en la mochila y piedras en los zapatos. Es un
despertar que nos permite llevar la vida con más integridad.
A pesar de que la teoría, en
apariencia, sea fácil de entender y que dé incluso para escribir más de un
libro sobre crecimiento personal, cabe decir que en la práctica fallamos
muchos. Para entenderlo mejor daremos un pequeño ejemplo sobre el que
reflexionar. Imaginémonos a nosotros mismos mirando por la ventana algo que
ocurre cada mañana a la misma hora. Ahí está nuestro vecino, sacando cada día
su pequeño bonsái para que reciba de forma regular la luz del sol. Lo atiende
con esmero y obsesiva dedicación: lo poda, lo riega, lo nutre…, incluso
podríamos decir que le da cariño.
“CUANDO TE AMAS Y TE
RESPETAS A TI MISMO, LA DESAPROBACIÓN DE ALGUIEN NO ES NADA QUE HAYA QUE TEMER
O EVITAR” -Wayne Dyer-
Es algo que a nosotros
mismos nos llama mucho la atención por un hecho muy concreto.
Nuestro vecino nunca nos ha parecido un hombre especialmente feliz,
tiene un trabajo que no le agrada y es la clásica persona que intenta estar
bien con todo el mundo. Su abnegada necesidad por complacer ha hecho de él una
marioneta de la que tira casi cualquier persona: la familia, los jefes, los
amigos… De hecho, estiran tanto sus “hilos” que estos ya han empezado a ceder:
nuestro joven vecino ya ha sufrido su primer amago de infarto.
Cada día cuando lo vemos
salir con su bonito y cuidado bonsái nos preguntamos por qué no se atiende a sí
mismo con la misma dedicación y amor como lo hace con su pequeño árbol. Estar
bien con uno mismo es algo que sin duda debería aprender a practicar nuestro
vecino, podando quizá determinadas relaciones, nutriendo autoestimas y
buscando ese calor con el que recuperar dignidades, autoestimas y bienestares…
ESTAR BIEN CON UNO MISMO,
CUESTIÓN DE LÓGICA Y PURA NECESIDAD
Decía Epícteto que «al igual
que cuando caminamos intentamos no pisar un clavo o torcernos un
tobillo, en la vida deberíamos conducirnos con la misma atención»; es decir,
evitando que otros nos dañen, evitando dañar y salvaguardándonos sabiamente de
todo mal. Sin embargo, en ocasiones no lo hacemos: nos descuidamos con
nocturnidad y alevosía. Nos olvidamos de que, dejar de estar bien con uno
mismo, para priorizar a otros, no es sano.
Pasamos por alto, tal vez,
que intentar complacer a todos aplazando las propias necesidades no es lógico
ni recomendable. Asimismo, permitir que se nos vaya la vida sintiéndonos
mal con nosotros mismos por esto y aquello, percibiéndonos vacíos, indecisos
y frustrados nos obliga a pagar un precio alto.
Recordemos que lo que se
cuida prospera, y que aquello que se defiende y se nutre da sus frutos. Así,
algo en lo que deberíamos reflexionar también es que hay momentos donde sería
necesario dejar a un lado los aspectos emocionales para hacer uso de la
razón. SEPARAR LO QUE SENTIMOS Y RECORDAR LO QUE NECESITAMOS ES A MENUDO
PRIORITARIO.
Somos conscientes de que
la Inteligencia Emocional tiene mucho peso a día de hoy; sin
embargo, existen instantes muy concretos donde el pensamiento más lógico y
racional es el que mejor funciona. ¿La razón? Es este tipo de
enfoque mental es el que más nos insta a tomar decisiones firmes para
iniciar cambios en beneficio propio.
DECÍA ERICH FROMM QUE
LAS PERSONAS TENEMOS LA SUTIL CAPACIDAD DE VIVIR EN UNA CONTRADICCIÓN
CONSTANTE. Ello hace que en ocasiones nos digamos aquello de que si los demás
son felices yo soy feliz, de que si le digo a tal persona que me parece bien lo
que hace, aunque no sea así, lograré su aceptación y complacencia, y ello me
ofrecerá bienestar.
Semejantes dualidades son
destructivas, son situaciones de un elevado coste emocional donde debería
primar ante todo el sentido y la razón: si algo no me gusta, me alejo; si
no estoy de acuerdo, lo digo; si me hace daño, me defiendo; si no soy feliz,
actúo para serlo a mi manera.
El camino para estar bien
con uno mismo parte del sentido del equilibrio. No se trata ni mucho menos
de practicar la autocomplacencia y de priorizarnos casi en cualquier terreno,
momento o circunstancia. El bienestar más saludable deriva de esa sana
convivencia donde uno entiende que para «ser» también hay que «dejar ser».
Para lograrlo, podemos
reflexionar en las siguientes dimensiones. Cada una de ellas requiere de una
adecuada interiorización para poder integrarla en nuestras vidas, con valentía
y adecuada solvencia psicológica:
1.- Autoconfianza. Creer en
los propios recursos internos nos permitirá ser más competentes a la hora de
tomar decisiones, de avanzar sabiendo quién sí y quién no, qué necesitamos en
cada momento y cómo podemos lograr esos objetivos.
2.-. Aprendamos, por tanto,
a racionalizar nuestros pensamientos, a derribar miedos y a dejar de ser
nuestros propios enemigos.
3.- Seamos amigos de la
vida, seamos receptivos a las oportunidades, al optimismo, al sentido de la
libertad y no al de la complacencia y la dependencia ajena.
4.-
Descubramos el potencial que hay en nosotros. Cuando descubrimos nuestras
fortalezas, cuando sacamos partido de nuestras virtudes, capacidades
y talentos todo en nosotros se armoniza.
5.-
Enfoquémonos en todo lo positivo de la vida. Dejemos de dedicar tanta
atención a los detalles negativos que dan lugar a quejas y reproches.
6.- Busquemos tiempo para
nosotros. Aunque seamos personas sociales por naturaleza, necesitamos
desconectar de los demás. Hay que tener nuestro propio espacio para descansar y
cultivar el vínculo con nuestra identidad más profunda.
7.- Dejemos atrás nuestros
temores. Hay que atrevernos a salir para descubrir la variedad de
posibilidades que nos regala la vida. Hacerles frente a los temores nos hará
sentir libres y plenos.
PARA CONCLUIR, RECORDEMOS
QUE CUANDO ALGUIEN SE SIENTE BIEN CONSIGO MISMO, LO QUE ESTÁ POR LLEGAR LE
EMPIEZA A IMPORTAR MENOS.
EN SU INTERIOR HAY TANTA
ENERGÍA, CONFIANZA Y OPTIMISMO QUE NADA PODRÁ DETENER SUS PASOS. NO
DESPERDICIEMOS ESA VALÍA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO.
LO QUE TIENE VALOR, LO QUE
NOS LLENA, ES LO QUE HACEMOS CUANDO NADIE NOS VE. LA VIDA SOCIAL NOS CONFUNDE O
CONFUNDE LO QUE SOMOS ANTE NUESTROS OJOS. MUCHAS VECES SOMOS UNOS, EN COMPAÑÍA
Y OTROS EN SOLEDAD.
Coordinar ambas facetas de
nuestra personalidad es todo un arte, sobre todo en el momento actual por el
que atraviesa nuestra sociedad, donde se da demasiada importancia a las
relaciones sociales, al que dirán los demás, donde se da más importancia a la
imagen externa, que a nuestro sentir interno.
Las personas que viven por y
para la galería nunca se encuentran consigo mismos. Se pasean de la mano de su
otro yo y se acostumbran a creer que es lo auténtico. Pero todos tenemos otra
personalidad; una que nos reclama a solas la verdad de nuestros sentimientos y
la razón de nuestro ser, pensar y sentir.
Posiblemente y lo más
recomendable, es que uno no pueda ir por la calle a corazón abierto. La
experiencia nos dice que son muchos los que están deseando abrir una brecha en
él. Por eso, todos solemos guardar aquello en lo que nos encontramos más débiles,
lo que nos importa o lo que nos duele. Pero también es cierto que a mí, al
menos, me hace sentir mal la falta de trasparencia, la ausencia de claridad,
las verdades a medias y el complicar las cosas, con el único propósito de crear
confusión.
Cuando avanza la vida y
vamos adquiriendo experiencia y madurez emocional, nos vamos encontrando con
errores propios y ajenos, nos damos más cuenta cada vez más que la quietud, el silencio y la meditación,
es el único remedio cuando no encontramos salida.
Tiempo de estar a solas con
uno mismo, de sentarnos al calor del hogar o crear uno propio dentro si no lo
hay fuera. Tiempo de volver a los pilares de nuestra vida, de volver a la
fuente de energía de la que podemos nutrirnos siempre, de volver a nuestra
esencia.
HAY MOMENTOS EN LOS
QUE A BASE DE TOLERAR TANTO NOS ROMPEMOS POR DENTRO. NOS HACEMOS AÑICOS.
NOS DESHACEMOS COMO ESPUMA SOBRE EL AGUA. Y ENTONCES HAY QUE RECOGER VELAS
HASTA QUE LOS VIENTOS SEAN PROPICIOS DE NUEVO.
Ser consciente de uno mismo
es estar atento a todas aquellas cosas que no nos gustan, que nos imponen y
dejar de hacerlas si no nos aportan paz interior.
A veces elegimos cosas que
al hacerlas no nos hacen sentir bien y por haberlas escogido nos creamos la
obligación de hacerlas, por ese concepto mal aplicado de “quedar bien” sin ser
conscientes de que con quien debemos quedar bien es…..con nosotros mismos.
CUANDO NADIE NOS VE Y NOS
QUEDAMOS A SOLAS CON NOSOTROS MISMOS NO CABE LA MENTIRA, NI EL PERDÓN GRATUITO,
NI EL BUENO, SÍ PERO NO…
NOS QUEDAMOS FRENTE A UN
ESPEJO DONDE NOS REFLEJAMOS NOSOTROS MISMOS. CON LA CONCIENCIA HABLÁNDONOS
CLARO Y A SOLAS CON LA VERDAD, DE LO QUE SOMOS Y DE QUIENES SOMOS.
IMAGÍNATE QUE LA VIDA ES COMO UNA EMPRESA. SE TRATA DE CONTAR CON UNOS RECURSOS,
EN ESTE CASO CON NUESTRA PARTICULAR CAJA DE HERRAMIENTAS DONDE ESTÁN TODOS
NUESTROS DONES, TALENTOS Y VIRTUDES.
CON UN PROYECTO, QUE PUEDE CENTRARSE EN NUESTROS OBJETIVOS A CORTO O LARGO
PLAZO, UNA DEDICACIÓN, TIEMPO DE ENTREGA A CADA FASE DEL PROYECTO VITAL.
EL NECESARIO COMPROMISO CON NOSOTROS MISMOS Y LOS COMPROM ISOS CON TODOS
AQUELLOS/AS QUE ENCONTRAREMOS A LO LARGODE LA AVENTURA DE VIVIR Y DE
LLEVAR A LA PRÁCTICA LAS CLAVES DEL CAMINOQUE SERÁN LAS QUE SIEMPRE NOS RECUERDEN, LA INTENCIÓN INICIAL.
Al final, lo que todos deseamos es un saldo positivo del plan de vida
original, que en la aventura de la vida se resume en muy pocas palabras: ser
feliz.
Es decir que cuando hagamos el inventario final, el saldo de momentos
felices a lo largo de nuestra vida, sea mayor que el saldo de momentos no tan
felices.
Para ello, hay que entender el mensaje que traemos con nosotros cuando
llegamos a este mundo. Somos un abanico de experiencias esperando a desplegarse
para aprender las vivencias emocionales más increíbles.
Ser feliz no es sinónimo de tener mayor cantidad de objetos, ni mejores
condiciones materiales, ni siquiera posición social o poder vital.
Hay personas que teniéndolo todo se cambiarían por el que puede sonreír
abiertamente o el que tiene ilusión por los detalles más simples.
Al igual que venimos con la consigna en nuestra mente y nuestro corazón de
la necesidad de ser feliz, llegamos también sabiendo serlo con cualquier cosa.
Los niños ejercitan a las mil maravillas esta disponibilidad porque están
abiertos al mundo.
Nadie les es extraño, nada les parece poco, nada les sobra tampoco. Son
capaces de emocionarse con lo insignificante y hacen de ello una razón
inmediata para ser feliz al instante.
Eso es lo que necesitamos, razones simples que nos hagan ilusionarnos por
cada tramo del día. Con la edad nos vamos olvidando de lo necesario que es
dejar pasar los rayos del sol a través de nuestra ventana.
De permitir que se posen sobre la piel del alma y de conseguir que iluminen
nuestra sonrisa olvidada en los problemas que nos asolan a diario.
VOY A CONTAROS UN BREVE CUENTO QUE TIENE MUCHO QUE DECIR EN ESTE CANTO A LA
FELICIDAD:
... Maestro, ¿Qué debo hacer para no sentirme mal y
estar siempre feliz? Algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes.
Algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro
con aquellas que calumnian.
¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.
Y ¿Cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
Pon atención a esas flores -continuó el maestro, señalando unos lirios que
crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo, son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero
no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Es justo angustiarse con las propias culpas, pero no es sabio permitir que
los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no
tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarse...
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera y
perfuma la vida de los demás haciendo el bien.
Vive como las flores y siempre estarás feliz ayudando a los demás a estarlo
también
SER FELIZ SIEMPRE ES UNA DECISIÓN QUE NO PODEMOS DEJAR QUE DEPENDA DE LAS
CIRCUNSTANCIAS. NO DEBEMOS, TAMPOCO, ENTREGAR LA LLAVE DE ESA FELICIDAD A UN
CARCELERO QUE DESDE ESE MOMENTO SEA DUEÑO DE ELLA.
Hay que ejercitar todo un aprendizaje paulatino que nos enseñe a tomar
actitudes diferentes donde solemos poner acritud, malos gestos y peores
palabras.
Que, en definitiva, nos deje convencidos de que nada ni nadie puede cambiar
lo que decidamos en nuestro interior y que esa seguridad sea nuestra fuerza, el
motor de nuestro espíritu.
ME GUSTARÍA TERMINAR MI TIEMPO CON UN INVENTARIO POSITIVO CUYO CÓMPUTO
TEMPORAL SEA ALGO MÁS QUE UNOS DÍAS…
Y ESO SOLO DEPENDE DE MÍ DE SABER A LO LARGO DE MI VIDA CREAR LAS
CIRCUNSTANCIAS QUE HAGAN POSIBLE QUE MIS DESEOS DE TENER UN INVENTARIO POSITIVO
AL FINAL SE PUEDAN LOGRAR.