LO QUE EL SER HUMANO NECESITA NO
ES MEJORAR EL MUNDO QUE LO RODEA, SINO SU FORMA DE MIRARLO.
En
alguna época de nuestra vida hemos dicho frases tales como: “La vida es
injusta... Fui víctima de la codicia de mis propios amigos... Mis compañeros de
trabajo eran insoportables”. Actitudes que, de manera sutil, culpabilizan
al mundo de los propios infortunios, queriendo ignorar que todos los seres
humanos nos sentamos en la mesa de la existencia con unas cartas en la mano y
un conjunto de reglas.
CON
EL TIEMPO APRENDEMOS A CONSIDERAR QUE EL MUNDO ES COMO ES, Y CUALQUIER
JUICIO CONDENATORIO QUE NO ASUMA NUESTRA RESPONSABILIDAD E IGNORE LA PARCELA DE
MISTERIO DE LO GLOBAL, NO DEJA DE SEÑALAR UNA POSICIÓN INCOMPLETA Y
SUPERFICIAL.
Cuando
uno piensa que “los demás son injustos” no adelanta nada, ya que no sólo
refuerza la incompetencia de su programa mental, sino que también prolonga el
problema. Uno bien sabe que, SI NO LE GUSTA LO QUE RECIBE, CONVIENE QUE
PRESTE ATENCIÓN A LO QUE EMITE. En este sentido, alguien definió la locura
como el hecho de pretender que las cosas vayan de otro modo, sin que por lo
menos, uno mismo modifique su programa y actúe de otra forma.
El
mundo que se percibe “ahí fuera” se conforma en nuestra mente. Y como bien
sabemos, dicha realidad cambia dependiendo del estado de ánimo desde el que se
percibe. Las experiencias de dolor, frustración y desencanto, sólo son útiles
cuando están acompañadas de acción y ajustes de actitud, ya que lo que
funciona, no es el cambiar el mundo, sino modificar la relación que tenemos con
él. ALGO QUE SE LOGRA AJUSTANDO LA INTERPRETACIÓN Y EL POSICIONAMIENTO QUE
NUESTRA MENTE HACE DEL MISMO.
Nuestra
mente tiene la facultad de hacer crecer aquello en lo que enfoca la mirada. Si
uno enfoca su atención en las ventajas de lo acontecido, por doloroso que el
suceso haya sido, las ventajas aparecerán en nuestra mente en virtud de la Ley
del enfoque que todo lo aumenta. No pensemos que, de esta forma, uno se
engaña con una visión positivista prefabricada que en nada se acerca a la
“realidad”. LA LLAMADA REALIDAD SE CONFORMA EN EL INTERIOR DEL CEREBRO Y ES MÁS
MALEABLE Y SUBJETIVA DE LO QUE PARECE. Nuestra forma de mirar el mundo depende
del programa de interpretación que nuestra mente seleccione y cultive.
LOS
HECHOS SON NEUTROS. ES NUESTRA INTERPRETACIÓN DE LOS MISMOS LA QUE LOS
CONVIERTE EN BENDITOS O MALDITOS.
Si
uno se hace competente en la utilización de un buen programa de interpretación
y aprende a enfocar las ventajas integrales que trae lo que sucede,
experimentará no sólo una mayor concordia, sino también una sostenida
expansión de consciencia con todas las ventajas emocionales de alegría y poder
que ello conlleva.
Si
cambiamos la visión negativa del mundo, no sólo viviremos otras experiencias
derivadas de este nuevo programa, sino que además nos sorprenderá comprobar
como el mundo “de verdad” cambia. En realidad, el mejor favor que le podemos
hacer a este planeta y a las personas que nos rodean es “pensarlas bien”. Es
decir, pensarlas capaces de aprender y de transformarse.
LA
VISIÓN QUE EJERCEMOS DEL MUNDO TIENE UN PODER CREADOR, SIMILAR AL QUE
EXPERIMENTAMOS EN NUESTRA ACTIVIDAD ONÍRICA. SI CAMBIAMOS EL PENSAMIENTO,
TAMBIÉN CAMBIA EL ESCENARIO QUE UNO SUEÑA. ALGO PARECIDO SUCEDE EN EL ESTADO DE
VIGILIA DESPIERTA. EL MUNDO DEPENDE DE UNO MISMO, DE LO QUE SE OPTE INTERPRETAR
ENTRE LAS INFINITAS POSIBILIDADES Y FORMAS DE MIRARLO.
EN
REALIDAD, EL ARTE DE VIVIR ES EL ARTE DE ENFOCAR E INTERPRETAR.
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