LA TEMPLANZA ES UNA VIRTUD HUMANA FUNDAMENTAL. NOS PERMITE MANTENERNOS CALMADOS Y CENTRADOS EN LOS MOMENTOS O CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES, QUE LA VIDA NOS PRESENTA. ES PONER LOS PENSAMIENTOS, EMOCIONES Y CONDUCTAS A NUESTRO FAVOR EN CUALQUIER CIRCUNSTANCIA Y CONTEXTO. LO CUAL NOS PROPORCIONA UN GRAN BIENESTAR PSICOLÓGICO.
Hay virtudes y fortalezas
humanas que todos deberíamos desarrollar mucho más. LA TEMPLANZA, ENTENDIDA
COMO LA CAPACIDAD DE AUTOCONTROL Y AUTORREGULACIÓN DE UNO MISMO ante los
devenires de la vida, es un punto cardinal del bienestar. Es esa brújula
interna que nos guía para hallar la calma en mitad de la tormenta, ese
enclave psicológico que permite gestionar el estrés, el miedo o la angustia.
Decía Santo Tomás que la
templanza es una disposición de la mente que contiene los impulsos. Para Aristóteles,
gran analista del alma, era el componente que debía acompañar a la
inteligencia. Esta dimensión, a veces olvidada por el mundo de la psicología,
pero muy explorada por la filosofía, contienen valiosas herramientas humanas
que vale la pena promover.
En tiempos de cambios,
incertidumbres y presiones constantes, es bueno tener un amarre interior.
Mantenernos templados va más allá de ser moderados o de contener determinadas
reacciones. Es, por encima de todo, una perspectiva, un enfoque de bienestar
tan interesante como válido.
“NO HAY DIFERENCIA
ENTRE CONOCIMIENTO Y TEMPLANZA; PORQUE QUIEN SABE LO QUE ES BUENO Y LO ABRAZA,
QUIEN SABE LO QUE ES MALO Y LO EVITA, ES CULTO Y TEMPLADO” …..Sócrates
La templanza psicológica, es un campo de interés muy reciente en la psicología. Los primeros en hablar de esta dimensión fueron Martin Seligman y Christopher Peterson. Fue en su ya clásico Manual de Virtudes y Fortalezas del Carácter donde incluyeron, entre el conjunto de seis virtudes, a la templanza.
Con anterioridad, destaca
sobre todo el enfoque que había aportado Aristóteles, al vincular esta
dimensión con la prudencia, la justicia y el valor. Rasgos de carácter todos
ellos que conformaban la muestra ineludible de inteligencia en la persona.
Asimismo, cabe señalar que los filósofos medievales veían
en la templanza a LA MADRE DE TODAS LAS VIRTUDES.
La trascendencia de este
término es más importante de lo que pensamos. AL FIN Y AL CABO, LA PERSONA
TEMPLADA DEMUESTRA UN TALENTO INELUDIBLE PARA MANEJAR LA COMPLEJIDAD DE LA VIDA. Y
eso es algo a lo que todos nos gustaría aspirar. Es poder afrontar las cosas
desde el sosiego, pero manteniendo abierta la perspicacia. Es controlar el
impulso, pero sin perder la sensibilidad.
Sabiendo todo esto,
comprendemos por qué la psicología muestra ahora mismo un interés particular en
esta área. Desarrollarla puede ser clave para el bienestar cotidiano.
LA TEMPLANZA ES DE GRAN
UTILIDAD EN NUESTRAS RELACIONES CON LOS DEMÁS.
Hace solo unas semanas, la
revista Frontiers in Psychology publicaba una investigación realizada
por cinco universidades de gran prestigio internacional. ¿La finalidad?
Demostrar que, en la actualidad, el ser humano cuando desarrolla la templanza
obtiene un equilibrio psicológico con todo lo que le rodea.
Uno de sus beneficios es
poder habilitarnos en mejores competencias en las relaciones sociales y
afectivas. La templanza es una virtud humana que se constituye por una serie de
componentes muy concretos:
A.- La capacidad para
perdonar. La persona templada es aquella que sabe restar rencores mediante
el perdón para avanzar de manera serena, libre de odios, resquemores
y astillas internas.
B.- La humildad que reviste
la templanza. Así es, el enfoque humilde es aquel que no se vale de
artificios para relacionarse. Ser humilde aporta armonía a todo
vínculo.
Si la templanza es mediadora
en nuestras relaciones, se debe también al ejercicio de la paciencia. Esa
actitud para vivir en el aquí y ahora, orientando la mirada y el corazón hacia
lo que es relevante en cada circunstancia, es clave de bienestar.
Dominar el arte de la
paciencia nos permitiría, además, amortiguar el peso del estrés y la inquietud
de “lo quiero ya”, lo que nos permitirá fluir de manera más gratificante en
nuestras relaciones.
LA
MENTE TEMPLADA, APORTA EL ENFOQUE GUIADO POR EL AUTOCONTROL
¿Por qué es tan importante
el autocontrol para el bienestar psicológico? Por varias razones. La primera y
más evidente, para no arrepentirnos de cada cosa que hacemos. La segunda, para
vivir en armonía en nuestro entorno y en cada situación, adaptándonos mejor a
cada circunstancia.
Pensemos en ello. La
persona con una adecuada templanza es aquella que logra regular sus emociones e
impulsos para promover comportamientos más eficaces. Es poder disciplinar la
mente para conquistar con solvencia todo objetivo propuesto. ¿Quién no
desearía algo así?
Es bueno siempre, recordar
algo evidente. La vida tiene partes muy oscuras y no siempre podemos huir
de ellas. En ocasiones, estamos obligados a transitar por túneles oscuros,
por hondonadas y caminos tortuosos.
LA TEMPLANZA ES UNA GRAN
COMPAÑERA EN ESOS DÍAS DE PENUMBRA. ES LA MEJOR ALIADA DE LA INTELIGENCIA
PORQUE LE OTORGA SERENIDAD, PERSPECTIVA Y CALMA.
MESURA PARA DECIDIR MEJOR.
CLARIDAD PARA ATISBAR MEJOR LAS COSAS. LUZ PARA GUIARSE SIN PRISAS. AUTOCONTROL
PARA DOMINAR IMPULSOS, EMOCIONES Y FRUSTRACIONES.
EMPECEMOS HOY MISMO A
DESARROLLARLA, A HACER DE LA TEMPLANZA NUESTRA MEJOR VIRTUD.
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