¿TE HAS SACRIFICADO POR
ALGUIEN ALGUNA VEZ? SUELE DECIRSE QUE TODO SACRIFICIO POR AMOR NOS HACE DEJAR
ALGUNA COSA ATRÁS, CUANDO AMAR NUNCA DEBERÍA SER SINÓNIMO DE PÉRDIDA, SINO DE
GANANCIA… DEBIÉRAMOS REFLEXIONAR SOBRE
ELLO.
SACRIFICARSE POR LOS DEMÁS.
¿LO HAS HECHO ALGUNA VEZ? Solemos tener una visión
elevada de quienes son capaces de renunciar a lo que les es importante
por algo que en un momento dado tiene para ellos mayor valor. Dejar el trabajo
por los hijos, abandonar nuestro país y familia por una nueva pareja, dejar
nuestro estilo de vida por labores humanitarias… Podríamos dar múltiples
ejemplos sobre esta realidad.
Sin embargo, todos ellos
tienen un mismo componente: la pérdida. Supone ante todo la confrontación de
dos valores y la elección de uno de ellos, uno por el que apostamos con
mayor convicción porque pensamos que es más relevante, más decisivo o incluso
satisfactorio. Asimismo, hay un hecho interesante al respecto de este tema.
DESDE UN PUNTO DE VISTA
PSICOLÓGICO, SABEMOS QUE EL AUTOSACRIFICIO ES ALGO QUE SIEMPRE HA FORMADO PARTE
DEL SER HUMANO, pero no siempre revierte en bienestar o en satisfacción. Es
muy posible que en un momento dado le veamos un sentido y una finalidad. Sin
embargo, siempre llega un instante en el que la persona experimenta cierta
sensación de pérdida, carencia e incluso de arrepentimiento.
VEAMOS CON MAYOR
DETALLE ESTO QUE HEMOS EXPUESTO:
El acto de sacrificarse por
los demás siempre nos llama la atención. Y lo hace por un hecho muy concreto.
Solemos tener una visión algo pesimista del ser humano, lo concebimos casi como
alguien más tendente al egoísmo que al altruismo, al interés personal que
a la compasión. Sin embargo, la realidad es otra: SI
HEMOS SOBREVIVIDO COMO ESPECIE ES GRACIAS A NUESTRO SENTIDO DE GRUPO Y
COOPERACIÓN.
Así, estudios como
los realizados por la doctora Mary McGrath de la Universidad de Yale, por
ejemplo, nos indican que esa colaboración vivenciada en nuestro pasado
evolutivo hace que, en cierto modo, sigamos sintiendo que renunciar a algo por
alguien tiene sentido y utilidad. SACRIFICARSE
POR LOS DEMÁS ES ALGO QUE EN REALIDAD HEMOS HECHO SIEMPRE.
Lo hacen los padres por sus
hijos. Nos sacrificamos por el trabajo y también por las personas que queremos. Hay,
eso sí, quien evidencia cierto complejo de mártir y lo hace prácticamente
durante toda su vida. Otros en cambio jamás darán el paso hacia este acto de
cesión e incluso de renuncia.
El campo de la psicología
lleva décadas estudiando este hecho y hay un aspecto muy concreto en el que se
suele incidir. Debemos aprender a calibrar sobre qué dimensiones,
circunstancias y personas vamos a realizar ese sacrificio. No todas las
situaciones son propicias para dar este paso y no todos los que forman
parte de nuestra vida merecen que demos este salto por ellos.
RENUNCIAR SÍ, PERO SIEMPRE
QUE SEA NECESARIO Y NUESTRO SACRIFICIO TENGA UN SENTIDO.
UN SACRIFICIO NO DEBE CONVERTIRNOS
EN VÍCTIMAS NI DEJARNOS SUSPENDIDOS EN UNA BALANZA DESEQUILIBRADA. No
hay que sacrificar la vida por alguien sino renunciar a algo específico para
ganar algo más grande que nos ofrezca sentido. Podemos, por ejemplo, dejar
nuestra ciudad y hasta nuestro país por alguien a quien amamos porque
lo que se abre ante nosotros es una etapa más feliz.
SACRIFICARSE POR LOS DEMÁS
TIENE SENTIDO SI AL DEJAR ALGO POR ALGUIEN, NUESTRA REALIDAD MEJORA o
bien hallamos un mayor sentido a nuestra existencia. Esto último es relevante
porque a menudo puede darse el hecho de que ese sacrificio sea impuesto y no
elegido.
Como
curiosidad, estudios como los realizados en la Universidad de Ontario
(Canadá) nos hablan de un hecho destacable. Cultural y socialmente, en el
ámbito de las relaciones afectivas es la mujer la quien siempre se ha visto
obligada a realizar los mayores sacrificios (cuidado de los hijos, de
personas mayores y dependientes). De algún modo, el peso de los roles de género
se ha visto afectados por esta realidad.
EN NUMEROSAS OCASIONES
CUANDO NOS SACRIFICAMOS, NO ES SOLO POR TI, TAMBIÉN ES POR MÍ
Sacrificarse por los demás
es a veces una necesidad. Aquí entran sobre todo esas
personas con el síndrome del caballero blanco, hombres y mujeres que necesitan
salvar a los demás e incluso hacer grandes renuncias por el bien de otros.
Así, estudios como los realizados en el Instituto de Ciencias del
cerebro y la cognición de Cambridge nos hablan de una teoría interesante.
HAY FIGURAS QUE NECESITAN
VOLCARSE Y SACRIFICARSE POR OTROS LLEVADOS POR UN ALTRUISMO CASI DOLOROSO Y
HASTA EGOÍSTA, porque con ello a lo que aspiran es a
reducir su propia angustia. Si yo me siento insatisfecho o mal conmigo
mismo por algo concreto, puedo elegir renunciar a todo por alguien como
ejercicio catártico.
Existe, como vemos,
diferentes tipos de autosacrificio, pero en los extremos estarían aquellos
impuestos por la sociedad y los que uno mismo se impone a modo de penitencia.
POR LO TANTO. SACRIFICARSE
POR LOS DEMÁS, ES UN VIAJE DE ERRORES Y ACIERTOS
En el viaje de la vida hay
que apostar e incluso realizar grandes saltos con confianza sin saber qué va a
suceder. Todos nos hemos sacrificado por algo o alguien alguna vez y en
ocasiones hasta nos hemos estrellado. Hicimos ese salto sin paracaídas y al
final esa decisión arriesgada salió mal. Sin embargo, era lo que creíamos,
estábamos convencidos de ello y carecíamos de la experiencia que tenemos ahora.
Por tanto, no fue un error,
fue solo una etapa más de la vida de la cual, aprendimos. HACER
SACRIFICIOS ES ALGO COMÚN EN NUESTRO DÍA A DÍA Y DONDE MÁS SE HACEN ES EN EL
TERRITORIO DEL AMOR. Renunciamos a cosas por la pareja, los hijos, la
familia, por personas que nos son significativas. Y a veces, ese acto, nos
recompensa.
REFLEXIONEMOS HASTA TENER
UNA COMPLETA SEGURIDAD DE POR QUIÉN Y POR QUÉ REALIZAMOS ESTOS PEQUEÑOS O
GRANDES ACTOS DE RENUNCIA. AL FIN Y AL CABO, A LOS SERES HUMANOS NOS GUÍA
MÁS EL ALTRUISMO QUE EL EGOÍSMO Y ESTA ES UNA DIMENSIÓN QUE SIEMPRE NOS
PREOCUPARÁ Y A LA QUE SIEMPRE NOS ENFRENTAREMOS.
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