Dice la sabiduría milenaria:
“CUANDO LA SITUACIÓN ES BUENA DISFRÚTALA. CUANDO LA SITUACIÓN ES MALA,
TRANSFÓRMALA. CUANDO LA SITUACIÓN NO PUEDE SER TRANSFORMADA, TRANSFÓRMATE TU”.
En numerosas ocasiones, no
podemos cambiar los hechos ni la realidad que nos rodea. Pero lo que sí es
posible transformar son nuestros pensamientos para enfrentar la situación con
otra forma de pensar, con otras perspectivas y nuevos ánimos. Tus pensamientos son
los que hacen posible tu calidad de vida.
Nos lo dicen con frecuencia:
si quieres mejorar tu vida aprende a pensar de manera diferente. Suena bien, lo
tenemos claro, pero ¿cómo se hace eso? ¿Mediante qué tipo de alquimia mental
puedes cambiar tus pensamientos? La verdad es que no es tan fácil, el cerebro
no es como una habitación donde uno pueda, de un día para otro, quitar unos
muebles para poner otros.
Decía Einstein: “NO PODEMOS
SOLUCIONAR UN PROBLEMA, USANDO LA MISMA FORMA DE PENSAR QUE LO ORIGINO”.
Todo nuestro universo
psicológico es tremendamente resistente. Tampoco funciona de manera tan rápida
eso que tantas veces nos recomiendan de «transforma tus pensamientos negativos
en positivos».
LOS ESQUEMAS MENTALES SON
PROFUNDOS, RÍGIDOS Y MUY POCO DADOS A LA TRANSFORMACIÓN ESPONTÁNEA POR
MUCHO QUE UNO LO DESEE. Todo ello requiere de un profundo trabajo por nuestra
parte, de una delicada artesanía en la cual ir rompiendo patrones y
desactivando enfoques mentales.
Por otro lado, hay algo que
conviene entender primero: los pensamientos, por sí mismos, no tienen poder
sobre nosotros. En realidad, no son más que experiencias mentales fugaces que
van y vienen. Ahora bien, en ocasiones tendemos a reforzar unos por encima
de otros, damos relevancia a una serie de ideas que no siempre nos benefician.
Es así como surge la ansiedad y así como se van edificando las
depresiones.
PENSAR BIEN ES TENER UNA
VIDA PLENA. Aprender a hacerlo supone caminar
hacia un cambio notable en nuestra realidad inmediata, gracias al cual podremos
experimentar por fin eso que tanto hemos echado en falta: el bienestar.
LA PREGUNTA ES OBLIGADA: ¿CÓMO
APRENDER A CAMBIAR NUESTROS PENSAMIENTOS?
Fue Frederic
Charles Bartlett, profesor de psicología experimental de la
Universidad de Cambridge, quien sobre 1920 habló por primera vez sobre los
esquemas de la mente y sobre algo que sería decisivo en terapia: el
pensamiento y el recuerdo se pueden reconstruir. Él formaba parte de lo que más
tarde se definió como la «revolución cognitiva», un enfoque psicológico que
ponía la atención en los procesos mentales de la persona.
Después, llegarían técnicas
tan decisivas como la reestructuración cognitiva. Se trata de un proceso en el
cual deben identificarse pensamientos negativos e irracionales lo que se
llama “distorsiones cognitivas” para después, confrontarlos. Es un modo de
sustituir esas creencias que nos supeditan al sufrimiento por otras más
racionales, esas que nos permiten desarrollar todo nuestro potencial.
el camino de la
transformación no es sencillo. No puedes cambiar tus pensamientos de una semana
para otra. La mente humana es obstinada, no es fácil convencerla de que
interprete determinadas cosas de otro modo, que sea capaz de ver la cara
amable de la vida y no ese reverso en el que solo se contiene la preocupación y la negatividad.
Asimismo, tampoco podemos
dejar de lado un hecho: emoción y pensamientos siempre van de la mano, se retroalimentan.
Es muy complicado decirle a la mente «tómate las cosas de otro modo y
piensa en nuevas soluciones» cuando estamos atrapados por el miedo,
por la angustia o la tristeza, llegado este momento lo mejor es “Pararse”
La mente deja correr los
pensamientos de manera frenética. Es como un torrente de
agua que fluye a toda velocidad. No siempre somos conscientes de lo que ocurre
en nuestro interior. La estrategia que debes seguir para cambiar tus
pensamientos es detectar, en primer lugar, cuáles son precisamente los que
deben ser transformados.
Es decir, debes
convertirte en un buscador de las ideas negativas e irracionales que
contaminan el océano de tu universo psíquico. Para ello, lo mejor es
relajarnos, calmar la mente, coger lápiz y papel y describir esos
pensamientos que nos perturban.
UNA VEZ DETECTADOS ESOS
PENSAMIENTOS NEGATIVOS HAY QUE “SOMETERLOS A JUICIO”.
¿Qué significa esto? Que
tendremos un diálogo con nosotros mismos para pasar esas ideas por un filtro,
uno donde preguntarnos: “¿tiene lógica este pensamiento?”, “¿me sirve de
algo?”, “Si me genera sufrimiento, ¿por qué lo estoy reforzando?”, “¿Qué es lo
que debería hacer con él?”.
Una vez realizado el análisis
el último paso es el más decisivo y también emocionante. Es aquí donde se
eleva nuestro compromiso y responsabilidad con nosotros mismos. Al fin y al
cabo, el proceso para cambiar tus pensamientos requiere ponerte cara a cara
contigo mismo para descubrir que llevas mucho tiempo saboteándote.
ES TOMAR CONCIENCIA DE QUE
HAS ESTADO ALIMENTANDO ENFOQUES DESTINADOS A NO DEJARTE EVOLUCIONAR
CORRECTAMENTE Y A LIMITARTE UNA SERIE DE OPORTUNIDADES VITALES QUE TE
HUBIERAN PERMITIDO SER UN POCO MÁS FELIZ. NO OBSTANTE, SIEMPRE ESTÁS A TIEMPO.
LA ÚLTIMA ETAPA EN ESTA
TAREA IMPLICA REFORMULAR ESAS VIEJAS Y DAÑINAS IDEAS POR UNAS MÁS LIMPIAS,
OPTIMISTAS, REALISTAS Y ÚTILES. ES ELIMINAR LA NEGATIVIDAD PARA DEJAR PASO
A LA ESPERANZA. ES CAMBIAR EL ENFOQUE PARA DESCUBRIR DE PRONTO QUE CON ESA
VARIACIÓN EL MUNDO CAMBIA Y TAMBIÉN TÚ CAMBIAS.
NO DUDEMOS, POR TANTO, EN
APRENDER A PENSAR MEJOR PARA VIVIR COMO MERECEMOS.
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