miércoles, 15 de junio de 2011

¿ERES UN NÓMADA ESPIRITUAL?

¿Qué son los NÓMADAS ESPIRITUALES?

Algunas cuestiones que definen al “Nómada Espiritual”:

• ¿Actualmente no tienes trabajo, haces malabarismos con los trabajos, posiblemente no tienes hogar ni relaciones… para tu propio desconcierto porque eres increíblemente talentoso, estás capacitado y eres un ser amoroso? Incluso podrías tener una Licenciatura en Acupuntura, un Doctorado en Psicología, o una carrera de Técnico en Salud Mental y otras credenciales diversas después de tu nombre.

• Te sientes invisible – como que nadie te contratará, te amará o reconocerá. Y, en realidad, sin razón aparente (se siente como si tuvieras una señal en tu frente)
• ¿Eres incapaz de hacer algo como lo hiciste en el pasado para ganar tus medios de supervivencia o vivir como lo hacías?

• ¿Eres un sanador o trabajador en las artes de la sanación, corriendo por ahí para tratar de encontrar una manera de convertir esto a dinero en efectivo o medios de sustento?

• ¿Parece que viajas mucho, conduces o atraviesas distancias largas, o duermes en lugares diferentes por periodos cortos de tiempo, tal vez incluso en el sofá de tu ex? (o estás cambiando continuamente de casa?)

• ¿Te sientes confuso sobre tu propósito e identidad en el mundo?

• ¿Hay personas, tales como tu familia biológica o amigos, quienes están completamente impresionados o preocupados por tu vida, intentando ofrecerte su consejo sobre lo que está mal contigo?

Querido lector de este tú blog, bienvenido al “Nómada Espiritual CLUB”. Divertido, ¿no es así? ¡El resto de este artículo es especialmente para TI....

Voy a aprovechar la definición que Lisa Renee realiza en la cita de arriba sobre el “Nómada Espiritual” para realizar una reflexión sobre lo que muchos vivimos como una etapa de aparente confusión y miedo: una zona de nuestra vida que observamos como de pérdida de valores, a veces, o de movimientos más o menos espirituales varios.

Y es que “la vida”, a veces, no nos pone las cosas fáciles…
Imagino que le pasará a mucha gente, pero me sentí plenamente identificado cuando leí el texto de Lisa. Voy a intentar analizar uno a uno los puntos que me parecen más importantes:

El tema laboral

Efectivamente, cuando uno inicia el camino de elegir lo que realmente quiere hacer, y la labor está relacionada con el tema espiritual, normalmente se suele tener mucho más fácil”escapar” de lo que no se quiere, que lograr realmente “ganarse la vida” con el fruto de lo que uno siente que es su vocación.

No necesariamente uno se cree “increíblemente talentoso”, pero sí que se suelen tener unas habilidades que no son fáciles de compaginar con una vida… cómoda. Puede ser que uno crea que puede vivir igual dedicándose, digamos, a la sanación pránica, que utilizando su habilidad en vender armas a países subdesarrollados. No parece posible.

De la misma forma que uno puede ser dependiente en una tienda cualquiera, y desarrollar una vida espiritual plena, las personas que deciden seguir su vocación dentro del ámbito espiritual deberían entender que el camino, muchas veces, sólo lo conoce Dios… aunque eso sea difícil de aceptar al principio. Tal vez una etapa laboral difícil entra dentro de la evolución personal…

Sentirse invisible

Bueno, más bien creo que la idea es “sentirse sólo”. Durante mucho tiempo pensé que, efectivamente, uno de los mayores inconvenientes del camino espiritual es la soledad que parece intrínseca a él. Me ayudó mucho a ver otras formas de relacionarse con lo sagrado conocer un poco más a fondo el budismo.

El concepto de “sangha“, aplicado a la comunidad que comparte el credo budista, y su definición como uno de los “Tesoros” básicos para poder seguir el Camino, me ayudó a entender que es más fácil encontrar nuestra vía si tenemos cerca gente afín.

Los períodos de soledad suelen ir muy bien de vez en cuando a fin de centrar determinados conceptos, pero siempre es muy positiva la función de “espejo” que nos realizan el resto de miembros de la comunidad. Cómo diría Jack Kornfield, “después del éxtasis, viene la colada“, es decir, volver a nuestra vida habitual, con el tendero de la esquina, nuestra pareja y demás.

La verdad es que cada vez tengo más claro que nuestra vida interior se refleja en el mundo que nos ponemos delante para vivir. Es decir: si nos sentimos inquietos y nerviosos interiormente, será difícil que nuestra circunstancia exterior no lo sea, por no decir imposible.

En este caso, el no sentirse cómodo “en ningún sitio” parece una manifestación obvia del malestar interno. Mientras no armonicemos el interior y el exterior, nada podrá ser estable, seguramente. Y no me refiero a “no moverse del sitio”: uno puede estar estable el ojo del huracán… No hay que caer en el error de confundir movimiento físico con movimiento vital.

La confusión

… bueno, siempre he pensado que me daba mucho más miedo una persona ab-so-lu-ta-men-te segura de lo que piensa, siente y demás, que al contrario. Evidentemente, un estado perpetuo de indecisión es por definición peligroso: no obstante, la seguridad muchas veces es hija de la defensa del ego, cuando tememos tanto que se tambalee nuestra aparente seguridad.

En cierta forma, me parece mucho más honesta la inseguridad en términos espirituales: me permite estar abierto a otras formas de ver el mundo, otras formas de entender nuestra relación con lo divino. Desde luego, me estoy refiriendo a determinado momento de evolución: seguro que es posible llegar a que la confianza en una forma de pensar no excluya la de los demás por dogma. La mejor opción cara a la confusión es perderle el miedo, y observarla: averiguar los motivos que hay detrás. Si es una búsqueda sincera, puede ser una herramienta más cara a encontrar nuestro camino.

“Dios nos salve de los que nos quieren salvar…”

Últimamente he leído esta frase tan significativa a alguien de la solvencia de Ramiro Calle. Todos los que, llegado un momento, decidimos salirnos de los cauces convencionales de entender la vida pasamos por los momentos esos tan bonitos de “… pero, ¿de verdad crees eso?”, o “no sabía que eras tan frikie“, ( esta frase me la regaló un amigo cuando intenté explicarle que había llorado leyendo a Thich Nhat Hanh).

Aquí yo veo un peligro: he visto casos de personas que, ante la incomprensión, hacen todo lo que pueden por separarse de la sociedad en general y crean su propia realidad. Para mí, es importante la idea que resume tan bien el conocido dicho sufí… “hay que Estar en el mundo, pero sin Ser del mundo”. Pues eso.

No hay caminos universales para encontrar la Verdad. No encontrará la Luz igual un habitante en una selva africana, que un urbanita en el centro de Barcelona. No obstante, la semilla de la espiritualidad sí brilla en cada uno de nosotros: quizás en algunos más que en otros, por motivos que tal vez no conozcamos.

Precisamente en los seres que son más sensibles es más acuciante la necesidad de no perder el tiempo, de encontrar un camino de ida… y seguramente de vuelta.

“El camino es nuestra escuela y cada paso la lección a aprender”

No hay misión más noble: Que el ser útil a los demás……la clave:

El camino de la espiritualidad esta en caminar junto aquellos que más necesitan ayuda.

El camino de la espiritualidad esta en no juzgar a nadie y dar sin esperar nada a cambio.

En definitiva el camino de la espiritualidad …..es el camino de tu propio corazón.

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