ESTAR BIEN CON UNO MISMO ES
FUNDAMENTAL PARA NUESTRA SALUD FÍSICA, ENERGÉTICA, MENTAL Y ESPIRITUAL Y POR
SUPUESTO PARA PODER DISFRUTAR PLENAMENTE NUESTRA VIDA.
Entender que estar bien con
uno mismo es preferible a estar bien con todos es sinónimo de salud y
bienestar. Es como el aprendizaje que se adquiere después de un largo
viaje, ahí donde poco a poco se dejan determinadas situaciones atrás para
avanzar ligero, libre de cargas en la mochila y piedras en los zapatos. Es un
despertar que nos permite llevar la vida con más integridad.
A pesar de que la teoría, en
apariencia, sea fácil de entender y que dé incluso para escribir más de un
libro sobre crecimiento personal, cabe decir que en la práctica fallamos
muchos. Para entenderlo mejor daremos un pequeño ejemplo sobre el que
reflexionar. Imaginémonos a nosotros mismos mirando por la ventana algo que
ocurre cada mañana a la misma hora. Ahí está nuestro vecino, sacando cada día
su pequeño bonsái para que reciba de forma regular la luz del sol. Lo atiende
con esmero y obsesiva dedicación: lo poda, lo riega, lo nutre…, incluso
podríamos decir que le da cariño.
“CUANDO TE AMAS Y TE
RESPETAS A TI MISMO, LA DESAPROBACIÓN DE ALGUIEN NO ES NADA QUE HAYA QUE TEMER
O EVITAR” -Wayne Dyer-
Es algo que a nosotros
mismos nos llama mucho la atención por un hecho muy concreto.
Nuestro vecino nunca nos ha parecido un hombre especialmente feliz,
tiene un trabajo que no le agrada y es la clásica persona que intenta estar
bien con todo el mundo. Su abnegada necesidad por complacer ha hecho de él una
marioneta de la que tira casi cualquier persona: la familia, los jefes, los
amigos… De hecho, estiran tanto sus “hilos” que estos ya han empezado a ceder:
nuestro joven vecino ya ha sufrido su primer amago de infarto.
Cada día cuando lo vemos
salir con su bonito y cuidado bonsái nos preguntamos por qué no se atiende a sí
mismo con la misma dedicación y amor como lo hace con su pequeño árbol. Estar
bien con uno mismo es algo que sin duda debería aprender a practicar nuestro
vecino, podando quizá determinadas relaciones, nutriendo autoestimas y
buscando ese calor con el que recuperar dignidades, autoestimas y bienestares…
ESTAR BIEN CON UNO MISMO,
CUESTIÓN DE LÓGICA Y PURA NECESIDAD
Decía Epícteto que «al igual
que cuando caminamos intentamos no pisar un clavo o torcernos un
tobillo, en la vida deberíamos conducirnos con la misma atención»; es decir,
evitando que otros nos dañen, evitando dañar y salvaguardándonos sabiamente de
todo mal. Sin embargo, en ocasiones no lo hacemos: nos descuidamos con
nocturnidad y alevosía. Nos olvidamos de que, dejar de estar bien con uno
mismo, para priorizar a otros, no es sano.
Pasamos por alto, tal vez,
que intentar complacer a todos aplazando las propias necesidades no es lógico
ni recomendable. Asimismo, permitir que se nos vaya la vida sintiéndonos
mal con nosotros mismos por esto y aquello, percibiéndonos vacíos, indecisos
y frustrados nos obliga a pagar un precio alto.
Recordemos que lo que se
cuida prospera, y que aquello que se defiende y se nutre da sus frutos. Así,
algo en lo que deberíamos reflexionar también es que hay momentos donde sería
necesario dejar a un lado los aspectos emocionales para hacer uso de la
razón. SEPARAR LO QUE SENTIMOS Y RECORDAR LO QUE NECESITAMOS ES A MENUDO
PRIORITARIO.
Somos conscientes de que
la Inteligencia Emocional tiene mucho peso a día de hoy; sin
embargo, existen instantes muy concretos donde el pensamiento más lógico y
racional es el que mejor funciona. ¿La razón? Es este tipo de
enfoque mental es el que más nos insta a tomar decisiones firmes para
iniciar cambios en beneficio propio.
DECÍA ERICH FROMM QUE LAS PERSONAS TENEMOS LA SUTIL CAPACIDAD DE VIVIR EN UNA CONTRADICCIÓN CONSTANTE. Ello hace que en ocasiones nos digamos aquello de que si los demás son felices yo soy feliz, de que si le digo a tal persona que me parece bien lo que hace, aunque no sea así, lograré su aceptación y complacencia, y ello me ofrecerá bienestar.
Semejantes dualidades son
destructivas, son situaciones de un elevado coste emocional donde debería
primar ante todo el sentido y la razón: si algo no me gusta, me alejo; si
no estoy de acuerdo, lo digo; si me hace daño, me defiendo; si no soy feliz,
actúo para serlo a mi manera.
El camino para estar bien
con uno mismo parte del sentido del equilibrio. No se trata ni mucho menos
de practicar la autocomplacencia y de priorizarnos casi en cualquier terreno,
momento o circunstancia. El bienestar más saludable deriva de esa sana
convivencia donde uno entiende que para «ser» también hay que «dejar ser».
Para lograrlo, podemos
reflexionar en las siguientes dimensiones. Cada una de ellas requiere de una
adecuada interiorización para poder integrarla en nuestras vidas, con valentía
y adecuada solvencia psicológica:
1.- Autoconfianza. Creer en
los propios recursos internos nos permitirá ser más competentes a la hora de
tomar decisiones, de avanzar sabiendo quién sí y quién no, qué necesitamos en
cada momento y cómo podemos lograr esos objetivos.
2.-. Aprendamos, por tanto,
a racionalizar nuestros pensamientos, a derribar miedos y a dejar de ser
nuestros propios enemigos.
3.- Seamos amigos de la
vida, seamos receptivos a las oportunidades, al optimismo, al sentido de la
libertad y no al de la complacencia y la dependencia ajena.
4.-
Descubramos el potencial que hay en nosotros. Cuando descubrimos nuestras
fortalezas, cuando sacamos partido de nuestras virtudes, capacidades
y talentos todo en nosotros se armoniza.
5.-
Enfoquémonos en todo lo positivo de la vida. Dejemos de dedicar tanta
atención a los detalles negativos que dan lugar a quejas y reproches.
6.- Busquemos tiempo para
nosotros. Aunque seamos personas sociales por naturaleza, necesitamos
desconectar de los demás. Hay que tener nuestro propio espacio para descansar y
cultivar el vínculo con nuestra identidad más profunda.
7.- Dejemos atrás nuestros
temores. Hay que atrevernos a salir para descubrir la variedad de
posibilidades que nos regala la vida. Hacerles frente a los temores nos hará
sentir libres y plenos.
PARA CONCLUIR, RECORDEMOS
QUE CUANDO ALGUIEN SE SIENTE BIEN CONSIGO MISMO, LO QUE ESTÁ POR LLEGAR LE
EMPIEZA A IMPORTAR MENOS.
EN SU INTERIOR HAY TANTA
ENERGÍA, CONFIANZA Y OPTIMISMO QUE NADA PODRÁ DETENER SUS PASOS. NO
DESPERDICIEMOS ESA VALÍA QUE TODOS LLEVAMOS DENTRO.
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