ES MUY IMPORTANTE SABER QUE,
SI TE FALTAS EL RESPETO A TI MISMO, DEBES PONER LÍMITES Y PROTÉGETE
INMEDIATAMENTE Y PROTEGERTE DE TU PROPIA AGRESIÓN (DIRECTA O INDIRECTA).
No vinimos al mundo para
soportar las faltas de respeto de nadie, por veladas que sean. NO
PODEMOS CONTROLAR EL COMPORTAMIENTO DE TODOS, PERO PODEMOS APRENDER A
ESTABLECER LÍMITES Y CONSECUENCIAS SI SE SUPERAN.
Hemos llegado a normalizar
la falta de respeto como algo inherente a las relaciones de
poder. Como si fuera un aspecto tolerable en las relaciones entre personas
«DE DIFERENTES NIVELES JERÁRQUICOS».
Los límites nos protegen de
la falta de respeto. La línea que separa tolerancia e intolerancia es muy
confusa, como si la hubiésemos dibujado a lápiz y la hubiésemos cruzado con el
dedo, difuminando. Por otro lado, CADA UNO DE NOSOTROS TIENE LA
CAPACIDAD Y LA OBLIGACIÓN DE PONER LÍMITES. Lo cierto es que muchas
veces no sabemos si se han superado o no los límites del respeto en una
relación.
Los límites nos protegen de
la falta de respeto por eso es fundamental aclarar qué estamos dispuestos a
tolerar y qué no en una relación, ya sea entre amigos, conocidos, compañeros de
trabajo o en la familia. Hacemos un esfuerzo y tratamos de escuchar las
señales de nuestro cuerpo cuando alguien cruza la frontera.
Cuando nos faltan el
respeto, nuestro sabio cuerpo siempre nos advierte. Escucharlo y tomar
conciencia de él es nuestra nueva tarea.
Hay que poner límites frente
a cualquier tipo de maltrato. EN LAS RELACIONES HUMANAS, NADIE ES SUPERIOR A
LOS DEMÁS. Todos somos diferentes y tenemos diferentes roles, pero nadie
es «humanamente superior». Por lo tanto, si permitimos que alguien nos
lastime, no debemos pensar que la superioridad es una razón válida.
Lo que no existe no puede
ser una razón. Además, el hecho de que exista no implica necesariamente
que lo sea.
De lo contrario, todas las
personas «superiores» a nosotros tendrían derecho a herirnos y
dañarnos. SI NADIE ES SUPERIOR A LOS DEMÁS, QUIZÁS DEBERÍAMOS
PREGUNTARNOS CUÁNTO PODER LE ESTAMOS DANDO A ESA PERSONA O PERSONAS
QUE NOS LASTIMAN. Un poder que no tiene por qué existir.
En numerosas ocasiones
terminamos dándole a las personas el poder de lastimarnos y hacernos sentir
mal. ¿Cómo? Aceptando la falta de respeto de ellos como algo normal y
se lo otorgamos.
SI NO PONEMOS LÍMITES, LE
DAMOS PERMISO A LOS DEMÁS PARA QUE NOS LASTIMEN.
Hay muchas formas en las que
permitimos que otros «nos pisen», les enviamos señales invitándolos a
hacerlo. Tomemos un ejemplo: alguien nos hace sentir incómodos con un
comentario desagradable sobre nosotros. En lugar de hacérselo saber, nos
callamos y guardamos el rencor en un rincón de nuestra
memoria. Convertimos la falta de respeto de esa persona en veneno.
No merecemos que los demás
nos falten el respeto. Además, al aceptar este comportamiento, estamos enviando
un mensaje claro al otro: en el futuro es probable que permitamos lo
mismo. De alguna manera, es como si le dijéramos
indirectamente «puedes faltarme el respeto si quieres, te lo
concedo»
Más bien podríamos
preguntarnos: ¿Esto nos hace sentir bien con nosotros mismos? ¿Silenciar
el cuerpo y las palabras realmente nos ayuda a mejorar nuestras relaciones?
Muchas veces sonreímos o
«echamos un velo de misericordia» para evitar ser honestos y consecuentes con
nuestros límites y dejar que el otro los vea. No pasa nada si lo hacemos,
de hecho, a menudo es una cuestión de supervivencia.
Otro caso en el que nos
quedamos callados es porque nos sentimos culpables por ser
asertivos. Sabemos tan poco sobre este campo que a menudo nuestro
mensaje de censura hacia la actitud observada no es claro. No pasa nada,
lo importante es practicar.
No nos engañemos, no
merecemos que los demás nos falten al respeto. Incluso si a veces soportar una
falta de respeto es una cuestión de supervivencia, no significa que siempre lo
sea. Si alguien nos falta al respeto con frecuencia, entonces deberíamos
preguntarnos si lo estamos aceptando para sobrevivir o por qué no podemos
establecer límites y no nos valoramos lo suficiente.
NECESITAMOS RESPETARNOS A
NOSOTROS MISMOS. No merecemos que otras personas nos
falten al respeto, además sin motivo alguno. Entonces, pregúntense si
realmente vale la pena soportar el dolor y con una sonrisa cambiar de tema o
si, en cambio, es mejor señalar que han cruzado la línea
Sin duda es un gran desafío
y requiere cierto esfuerzo, sobre todo cuando no estás acostumbrado a
afirmarte. Sin embargo, debe hacerse. NECESITAMOS
RESPETARNOS A NOSOTROS MISMOS EN LUGAR DE PERMITIR QUE OTROS NOS FALTEN AL
RESPETO SOLO PORQUE QUEREMOS SU APROBACIÓN.
UNA VEZ MÁS SE TRATA DE AMOR
PROPIO. UN DESAFÍO PARA ENCONTRAR LA FELICIDAD EN UNA SOCIEDAD DE FALSAS
APARIENCIAS. ENTONCES, COMO LA VIDA NO ESPERA Y SOBRE TODO ES TU VIDA
…………. ELIGE RESPETARTE CUANDO LOS DEMÁS NO LO HACEN.
REFLEXIÓN FINAL
**LA VIDA NO ESTARÁ VACÍA SI LA
LLENAMOS CON PROYECTOS Y ACCIONES QUE RESPONDAN A NUESTRAS VERDADERAS
INCLINACIONES ESPIRITUALES**
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