UNA DE LAS HERRAMIENTAS MÁS VALIOSAS E IMPORTANTES PARA CAMINAR POR LA VIDA QUE FACILITA LA COMPRESIÓN, TANTO DE UNO MISMO COMO DE LOS DEMÁS, ES LA PACIENCIA.
A veces, esta palabra nos acerca a una posición nada fácil que exige mucho control de la rabia, el enojo y la ira, gran sabiduría para ejercer el silencio y buena actitud para la espera que no siempre se logra.
SIN EMBARGO, LA PACIENCIA ES LA HERRAMIENTA DE LA VICTORIA. NO TODOS LOS OJOS LLORAN AL MISMO TIEMPO, NI LAS CAÍDAS SE PRODUCEN TODAS A LA VEZ, NI TAMPOCO LA GLORIA SE REPARTE SIEMPRE DE IGUAL MODO.
Solamente hay que saber permanecer en una quietud activa, alerta y expectante a lo sucede a nuestro alrededor. Silenciar la voz que nos fuerza en nuestro interior a empuñar la espada para arremeter con más fuerza que nuestro contrincante. Decidir un nuevo comienzo e iniciar el camino del triunfo ante la debilidad del que alza la voz para sentir que tiene mayores dosis de razón.
A las personas pacientes, en muchas ocasiones, se las ha considerado débiles. Personas faltas de resolución. Individuos al límite de la capacidad básica de razonamiento. Y todo por no presentarse en la contienda. Por saber esperar el momento en el que la vida, nos de la señal para alcanzar los logros que nos hemos propuesto, demostrar al intransigente que su actitud ante la adversidad no es la correcta, mientras nuestra paciencia resiste y vence.
SER PACIENTE ES TENER ESPERANZA. SI UNO ESPERA ES PORQUE TIENE CONFIANZA EN UNO MISMO Y CREE DECIDIDAMENTE EN UNA JUSTICIA NATURAL QUE SIEMPRE SE CUMPLE. SABEMOS QUE LA VIDA TIENE SUS PROPIAS REGLAS QUE NADA TIENEN QUE VER CON LAS QUE IMAGINAMOS QUE LA GOBIERNAN.
Normas inexorables que a pesar de todo y por encima de ello, se consuman sin remedio. Por eso, solamente hace falta saber esperar. Todo se arregla. De una forma u otra, lo que ahora ante nuestros ojos parece que no tiene remedio…un día lo tendrá.
Estoy convencido de que las decisiones más importantes no las tomamos nosotros. Muchas veces, en muchísimas ocasiones, es la propia vida la que se encarga de ponernos las situaciones necesarias para aclarar nuestra mente y nuestro corazón.
Si todo sucede como debe y nuestro plan a lo largo de nuestra existencia tiene sus fechas de caducidad, tanto para lo bueno como para lo malo, ¿acaso cabe desesperarnos por acelerar los tiempos? ¿Es que debemos exasperarnos por no ver satisfecho nuestro deseo en el instante que lo ansiamos?
COMO DECÍAN LOS SABIOS DEMOS TIEMPO AL TIEMPO, DEJEMOS QUE DISCURRAN LOS DÍAS EN LA CERTEZA DE QUE TODO SE RECOLOCARÁ EN EL LUGAR QUE DEBE, CON O SIN NUESTRO PERMISO.
ACOSTÉMONOS CON LA TRANQUILIDAD DE QUE TODO ESTÁ BIEN. AMANEZCAMOS CON LA ESPERANZA DE QUE ESO QUE TANTO ANHELAMOS… LLEGARÁ, ESO SÍ ……….. SIN OLVIDARNOS DE TRABAJAR TODOS LOS DÍAS PARA QUE SE DÉ.
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