viernes, 7 de enero de 2011

LA HUMANIDAD SOLO UNA

Es prácticamente, general la sensación de que vivimos en una situación de “crisis” generalizada, que afecta a todas nuestras manifestaciones, tanto a nivel individual, como colectivo, propiciada por una escala de valores donde el ser humano pone lo material y lo individual por delante de los valores éticos y morales y el bien de toda la humanidad en favor de una parte muy pequeña de esa humanidad.

Mientras no se realice en nuestro “Espíritu” el acontecimiento mas prodigioso jamás conseguido en nuestra historia como humanidad, que no es otro que la toma de conciencia, el acceso a una conciencia global donde seamos conscientes que en este maravilloso planeta llamado tierra, solamente existe una raza y esa raza es la raza del “Ser Humano” que la vida es una y el destino de todos los seres humanos es el mismo, crear una sociedad armónica donde todos seamos iguales, con las mismas oportunidades y los mismos derechos, la sensación de incertidumbre en nuestro futuro tanto individual como colectivo, a causa de esa “crisis” cada vez será mayor.

Quizás sea el momento, de meditar y reflexionar sobre todas las evidencias que por determinados caminos nos conducen a una conclusión final, que no es otra que la unidad, es decir que la humanidad es “UNA”.

Mirando la Historia de la humanidad, nos damos cuenta que a través de todas las épocas, los grandes intuitivos han dado testimonio, en repetidas oportunidades, de la unidad que subyace en la diversidad de formas existentes.

Hoy en día, los descubrimientos científicos nos demuestran como la unidad abarca a toda forma de vida. A través de la investigación de la interacción de las diferentes formas de vida, la ciencia ha determinado que hay una cadena de vida que va desde el más diminuto protozoario hasta el ser humano. La cadena de la vida está compuesta de interdependencias e interrelaciones, lo que se denomina ecosistemas; en la actualidad por todos es sabido que la satisfacción de las necesidades egoístas del ser humano puede interferir y destruir el delicado equilibrio de la naturaleza.

Hoy, las naciones persisten en la creencia de que sus intereses nacionales son distintos de la humanidad una y que la satisfacción de esos intereses nacionales es más importante que cualquier injusticia que pueda resultar de dicha acción nacionalista en perjuicio de la humanidad. Ciertamente, se piensa que la gente de una nación es diferente al resto de la humanidad y que la unidad individual es más importante que el todo.

El estudio profundo de la genética ha demostrado científicamente que no existen diferencias genéticas entre los diferentes pueblos de nuestro maravilloso planeta, sino una sola humanidad. La genética nos dice que los diferentes aspectos de esa única raza el ser humano no se debe a diferencias genéticas. Todas las razas y los pueblos comparten una base genética común y lo que determina las diferencias en la apariencia física es simplemente la mayor frecuencia de concurrencia de ciertos genes, pero esos genes son compartidos por toda la humanidad. La misma selección natural del entorno causa la mayor frecuencia o aparición de genes, del mismo modo en que el entorno crea diferentes culturas.

La física nuclear ha reducido todas las formas de vida a una esencia que lo ínter penetra todo el universo “LA ENERGIA”. Además, recientes estudios en el campo de la psicología han dado a conocer que durante una percepción elevada de la realidad en lo que se llama “estados modificados de conciencia", este mundo, no otro, es visto como una intrínseca unidad. No obstante, los seres humanos siguen resaltando sus diferencias más que sus semejanzas. Siguen poniendo en primer lugar sus deseos egoístas individuales al bien de una totalidad mayor. Tal egoísmo, ya sea nacional, racial, político, económico, religioso o individual, se basa en la "Gran mentira de la separatividad". La separatividad está determinada por la creencia de que el ser humano es por naturaleza un ser aislado, independiente de la totalidad mayor, por lo tanto, no tiene ninguna responsabilidad para esta totalidad.

Los filósofos de todos los tiempos nos dijeron que éramos uno, que cada ser humano es una parte de esa unidad mayor que trasciende nuestras necesidades y características individuales. Nos dijeron que toda forma de vida existente, está sostenido en la más intrincada red de interdependencia.
Los filósofos actuales, nos dicen que la agresión y la violencia actual están, destruyendo las delicadas interrelaciones de la existencia, llevándonos a un camino de destrucción. Estas evidencias por ellos obtenidas están basadas en el estudio de la conducta del ser humano y de las sociedades creadas por él.

Tanto la ignorancia como el conocimiento han ayudado a dividir al ser humano contra el ser humano y a las naciones contra las naciones; por una parte al ser humano le cuesta comprender, la vasta diversidad de apariencias, costumbres, culturas y civilizaciones, que existen a su alrededor, luego es casi inevitable que donde no existe una profunda comprensión, tal diversidad conducirá a la separatividad, para que la humanidad pueda superar este momento actual de separatividad, es necesario que su conciencia se expanda de lo nacional a lo universal, integrar dentro de si el concepto de “Humanidad Una”. La humanidad se enfrenta hoy a problemas globales, crisis que una sola nación no puede resolver. Además, el poder otorgado ahora al ser humano, a través de la ciencia y de la tecnología, aumentan los peligros inherentes al egoísmo y a la separatividad hasta el punto que la humanidad en estos momentos corre el riesgo de ser destruida por su propia falta de comprensión.

Debe tomarse conciencia de que la totalidad de la familia humana es una unidad de mayor importancia espiritual que cualquiera de sus partes. Por eso debemos aprender a pensar en términos de la “Humanidad Una”. Trascendiendo la múltiple diversidad. Aunque también debemos considerar lo positivo que se desprende de la diversidad, que es el aporte original y único que cada parte puede ofrecer para el mayor bien de la totalidad.

La separatividad y el egoísmo son los dos grandes impedimentos para el desarrollo del nuevo orden universal y debe ser trasmutados
El individuo puede contribuir a la emergencia de la unidad mundial observando su propia vida y considerar si actúa de un modo separatista. Promoviendo su propio reconocimiento de la unidad y practicando los valores de la cooperación, el compartir, la responsabilidad y el servicio al bien común, logrará que su separatividad sea trasmutada en inclusividad.

Cada día, en las noticias que vemos, hay una "serie" de imágenes que demuestra cómo el egoísmo y la separatividad van impidiendo el proceso de unidad de toda la humanidad, desde la comunidad local hasta la internacional. Pueden ser los intereses egoístas de dos naciones los cuales pueden en el despertar de sus conflictos, desestabilizar a toda la humanidad. Puede ser el conflicto entre el trabajador y el capitalista, los cuales en la búsqueda de satisfacción de sus propias ambiciones financieras, destruyan la estabilidad de la propia comunidad en que ellos viven.

La unidad, la paz y la seguridad vendrán a través del reconocimiento de los errores que nos ha llevado a la presente situación mundial, que no son otros que la separatividad y el egoísmo, para corregir los errores, es esencial que la humanidad reconozca su unidad e interdependencia. Los seres humanos, que en su día a día manifiesten esa unidad entre todos los seres humanos, serán los que con su ejemplo, posibilitaran que cada vez seamos más, los que al despertarnos cada mañana sintamos dentro de nosotros despertar al resto de nuestros compañeros en esta maravillosa aventura que es “VIVIR”


Trata de amar y no odiar;

Trata de servir y no exigir servicio;

Trata de curar y no herir.

Trata de dar ejemplo y no criticar

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