EL DESARROLLO TRANSPERSONAL
FACILITA LA CAPACIDAD DE ACEPTACIÓN DE LO QUE SUCEDE Y ESTIMULA A COOPERAR
CON LO INEVITABLE; DE HECHO, LA CAPACIDAD DE ACEPTAR, QUE NO DE RESIGNARSE,
ES UNO DE LOS DONES MÁS PRECIADOS DE LA VIDA.
Bien sabemos que los duelos
por cualquier tipo de pérdida suponen uno de los pilares sobre los que se
asienta la cara oscura de la existencia. En este sentido, esta modalidad de
desarrollo propicia la relativización del yo y el
reconocimiento de una Realidad Mayor.
El Desarrollo Transpersonal contribuye
con el despliegue de la confianza primordial, un sentir que se basa
en la certeza de que todo tiene un sentido y que la Vida no
nos ha puesto en el terreno de juego para ensañarse con quienes la transitamos.
Por otra parte, el hecho de
ser encontrados por el sentido último que a todo impregna, genera una meta
motivación de vida que, además de dotarnos de fuerza interior,
facilita de manera inusitada la superación de los muchos obstáculos nacidos de
la visión dualista que las gafas del ego propician.
El espíritu de
servicio nace de pronto de forma paralela al despliegue de esta
inteligencia. Servir al alivio y a la evolución de los seres se convierte en
aquello por lo que vivir, sabiendo que una gran parte de las semillas que
plantemos serán, tras nuestra muerte, árboles frondosos que ofrecerán cobijo y
sombra a quienes nos sucedan.
EN REALIDAD, EL DESARROLLO TRANSPERSONAL
ES EL CULTIVO DE LA INTELIGENCIA DEL CORAZÓN.
HOY YA CONOCEMOS QUE ESTE
ÓRGANO NO SOLO ES LA CONSABIDA BOMBA DE SANGRE DE NUESTRO ORGANISMO, SINO QUE,
A OTRO NIVEL, ES UN CEREBRO CON NEURONAS QUE ACTÚA CON INDEPENDENCIA DEL
NEOCÓRTEX.
Su inteligencia es propia de
la dimensión más profunda y sagrada, algo que milenariamente se ha señalado
como sabiduría. La coherencia y la sintonía en resonancia con el
propio organismo y, a su vez, con otros organismos cercanos, convierten al área
cardíaca en un territorio de honda esencialidad.
Si a esto unimos la
capacidad de autoobservación, la atención despierta en los actos de la vida
cotidiana, la conjunción con los valores del corazón y la inclusión compasiva que
el despliegue de este desarrollo transpersonal conlleva, podríamos concluir que
la evolución de la especie humana, que tan contradictoria se presenta en
ocasiones, tiene una salida inspiradora.
EL HECHO DE CAPACITARNOS EN
CONSCIENCIA NOS HABILITA PARA INTEGRAR LA GESTIÓN DE NUESTRO MUNDO TECNOLÓGICO
Y EL BRILLANTE DESPLIEGUE DE LA CIENCIA, CON LA VOZ PROFUNDA DEL CORAZÓN; ESTO
SUPONE EL FACTOR DETERMINANTE PARA EXPRESAR LOS POTENCIALES DE AMOR Y LUZ QUE
“TRAEMOS DE FÁBRICA”.
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