MUCHAS
VECES GUARDAMOS EN NUESTROS CORAZONES LA ESPERANZA DE QUE UNA SITUACIÓN VAYA A
FINALMENTE TOMAR EL RUMBO QUE NOSOTROS QUISIÉSEMOS, PERO SIN EMBARGO,
SABEMOS DE ANTEMANO QUE LAS PROBABILIDADES ESTÁN EN CONTRA Y SENCILLAMENTE
AQUELLO QUE ESPERAMOS NO OCURRIRÁ.
LA VIDA ES TAN SENCILLA O
TAN COMPLEJA COMO NOS LO PROPONGAMOS,
aún las situaciones de mayor demanda emocional pueden simplificarse a través de
una buena actitud.
ESTAMOS AQUÍ PARA SER
FELICES,
para aprender, para crecer, pero podemos fácilmente entorpecer con nuestras
decisiones los caminos más iluminados que nos permiten estar en armonía con
nuestro bienestar.
La
paciencia definitivamente es una excelente calidad humana, quien goza de buen
uso de ella, es capaz de transitar sin mayor agonía todas las vivencias a las
que se ve expuesto. La paciencia debemos cultivarla, porque nos da paz mientras
las cosas que queremos que ocurran, finalmente se manifiestan.
Sin
embargo, cuando esperamos algo que tenemos la impresión de que no llegará, e
incluso la seguridad de que no va a llegar, estamos desperdiciando tiempo y
energías valiosas y probablemente estemos dejando pasar oportunidades que
pudiesen resultar para nosotros fructíferas y gratificantes, ya que estamos tan
extrañamente enfocados en que algo llegue que no somos capaces de apreciar las
infinitas posibilidades que se abren ante nosotros.
Utilizar
la intuición es realmente útil cuando debemos tomar decisiones que impliquen esperar
pacientemente o dejar ir. Cuando nuestra intuición se inclina por dejar ir,
debemos soltar las amarras que nos atan a una situación, debemos evaluar la
situación, aprender lo necesario y liberarnos de la posibilidad de esperar.
POR QUÉ QUEDARNOS ESPERANDO
ALGO QUE NO LLEGARÁ
El
ser humano tiende a cerrar los ojos ante lo que le resulta doloroso, puede ser
que a corto plazo se logre un ahorro en el malestar generado, pero a la larga,
resultará más doloroso haber cerrado los ojos ante una realidad. La vida se disfruta mejor desde la valentía,
la entereza de reconocer cuándo algo ha llegado a su fin, cuándo no hay vuelta
a atrás, cuando debemos subir anclas y zarpar y cuando algo no llegará.
Las
razones para aferrarnos a una fantasía responden a muchos factores: amor por
alguien más, escaso amor propio, problemas de merecimiento, miedo, costumbre,
disociación con la realidad, esperanzas ciegas, etc.… esto dependerá de la
persona y de la situación, pero se mantiene el factor común en todo esto: LAS FANTASÍAS PUEDEN HACERSE REALIDAD, ES
CIERTO, PERO SI DAMOS POR HECHO QUE NO SERÁ ASÍ, ES JUSTAMENTE PORQUE UNA PARTE
DE NOSOTROS MANEJA ESA VERDAD.
Hacernos
conscientes de la realidad, internalizarla y ponerla bajo el foco de la
iluminación, nos ayudará a liberarnos de las cadenas autoimpuestas que nos
colocan en la penosa y frustrante situación de esperar aquello que no
vendrá.
SOMOS LIBRES DE TOMAR EL
RUMBO DE NUESTRAS VIDAS Y
ES NUESTRA RESPONSABILIDAD ALINEARNOS CON NUESTRO BIENESTAR Y DENTRO DE ÉL SE
ENCUENTRA ESE NIVEL DE CONSCIENCIA QUE NOS PERMITE DECIDIR Y PONER LAS COSAS EN
ORDEN Y ARMONÍA EN NUESTRA MENTE Y NUESTRO CORAZÓN.
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