CUANDO NOS REFERIMOS A
MAESTROS, NUESTRA MENTE RÁPIDAMENTE TRAE A SU MEMORIA A PERSONAS SINGULARES,
CON CAPACIDAD DE ENSEÑAR ALGUNA DESTREZA O CONOCIMIENTO QUE OTROS DESCONOCEN.
EN REALIDAD, MAESTRO NO SÓLO
ES EL QUE ENSEÑA, SINO QUIÉN PROVOCA EN NOSOTROS LA REACCIÓN SUFICIENTE Y
NECESARIA PARA QUE ACCEDAMOS A NUESTRAS HABILIDADES MÁS ESCONDIDAS Y SITUEMOS
NUESTRA RAZÓN O CREATIVIDAD AL MÁXIMO DE SUS POSIBILIDADES.
Maestro, es quien te enseña
de ti para ti. Quién abre caminos de razonamiento múltiples, quién rentabiliza
los recursos que ve en nosotros y sobre todo, quien nos hace sentir lo mejor
nuestro.
Anteriormente, la vieja
concepción del “enseñante” se circunscribía, sobre todo, a los conocimientos.
Ellos nos ponían en contacto con la información y en base a su correcta e
idéntica repetición, nos calificaban. O sea, se premiaba que imitásemos lo que
decía, a lo que obligaba o a lo que imponía. Hoy ya no cabe considerarlos así.
Todos tenemos acceso a la
información en este mundo desarrollado. Todos conocemos cómo llegar a los
contenidos. Todos sabemos copiar.
PERO NO SE TRATA DE SER UNA
COPIA. SE TRATA DE SER UN “ORIGINAL”. ÚNICO E IRREPETIBLE. DIFERENTE E
INCOMPARABLE.
Tampoco se trata de repetir
lo que nos muestran. Se trata de hacer saltar el resorte, en quienes nos
escuchan, para que conecten con su propia curiosidad y a partir de ella, la
versión más creadora que todos llevamos dentro.
Si el canal que se utilizaba
antaño para aprender, era el auditivo y visual, tal vez ahora tengamos que
apelar al cenestésico. A las sensaciones, al agrado de sentirse bien cuando se
aprende descubriendo, al poder de los sentidos apartados, en otros tiempos, del
conocimiento; el olfativo, el gustativo o el táctil.
Saber que los caminos no son
únicos cuando se resuelve un problema, que las soluciones dependen de la
flexibilidad y la cooperación, que la luz llega cuando el espacio es amplio y
no se ciñe a un estrecho sendero.
EN REALIDAD, LOS MEJORES
MAESTROS SON TODOS LOS QUE NOS PONEN FRENTE AL DOLOR, A NUESTROS FANTASMAS O
NUESTRO MALESTAR.
PORQUE HABRÁN CONSEGUIDO QUE
CAMINEMOS HACIA DENTRO BUSCANDO SOLUCIONES Y DESCUBRAMOS QUE EL MUNDO NO SE
TERMINA EN ESA AFLICCIÓN.
PERO, SOBRE TODO, SABER QUE
LA VIDA SIEMPRE NOS ESTÁ ESPERANDO PARA COMENZAR DE NUEVO.
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