SE HACE
EL AMOR HABLANDO. PERO NO HABLANDO SOLO CON PALABRAS, HABLANDO CON
NUESTRO CUERPO Y CON NUESTRA ALMA, NUESTRA ACTITUD, NUESTRO SENTIMIENTO,
NUESTRA TERNURA, NUESTRAS MIRADAS… PORQUE NO PODEMOS
REDUCIR UNA EXPRESIÓN TAN INTENSA A UN SOLO ACTO SEXUAL.
Hacer el amor es hacer poesía, con nuestro cuerpo y con
nuestra mente, con todo nuestro ser. Porque el amor se hace con cuerpos y almas entrelazados, unidos en LA
máxima expresión del amor.
NO SE PUEDE REDUCIR EL AMOR A UN “SIMPLE” ACTO
CARNAL, PUES ES CON LA MIRADA, CON EL SER, CON UN “TODO TÚ Y TODO YO” COMO
SE TRANSMITE LA FUSIÓN, EL MISTERIO Y LA PREMURA DEL DESEO.
El
erotismo detrás de las miradas, es el preludio de un desnudo emocional. No
te desnudas completamente hasta que el erotismo de las miradas
supera la barrera carnal. Nos seducimos a través de numerosos actos,
conectamos a través de las emociones, nos envolvemos a partir de las etiquetas
que el buen hacer del amor nos instiga a crear.
Las palabras, edificantes en su máxima expresión, nos
acercan al desnudo emocional, ese que se atisba en el horizonte pero que pocas
parejas llegan a alcanzar.
Es difícil de recrear este concepto en una sociedad que
ha recibido una educación sexual represiva. Nos han enseñado que debemos llegar
a hacer el amor como un mero contacto sexual. GRAN EQUIVOCACIÓN PORQUE, EL CONTACTO SEXUAL ES SOLO UNA PARTE DE HACER
EL AMOR Y NO LA MÁS IMPORTANTE.
Habitualmente nos damos cuenta de esto cuando algo falla,
cuando nos saltamos ese paso y algo va mal, cuando no dialogamos con el cuerpo
ni con las miradas o los sentimientos. Entonces, vemos nuestras necesidades
emocionales, y lo comunicamos polarizado.
Nos
hacemos creer que el error está en nuestro cuerpo cuando no hemos dejado que
nuestra alma se conecte. Nos olvidamos de que los preliminares no son cosa
de 30 minutos, sino de muchas horas. Y, sin duda, de algo mucho más íntimo que
el tiempo, algo que nos pertenece por entero y que debemos compartir.
No obstante, teorizar el amor supone elegir un
determinado tipo de amor. Siendo conscientes de la inclinación que subyace a
esta idea, es necesario afirmar que en cada apreciación corresponde al lector
identificarse (o no), con este punto de vista.
HACER
EL AMOR NO ES LO MISMO QUE TENER SEXO. Rotundamente, no. Al menos no desde la idea del
amor que compartimos culturalmente. Tener sexo puede entenderse como amar la
piel del otro, pero no su interior o, al menos, no un interior que vaya
más allá del contacto que se representa en esencia.
“EL AMOR ES QUIEN ABORDA EN EL ENCUENTRO AL SER COMO
TAL”. EL MUNDO SERÍA TOTALMENTE DISTINTO SI ANTES DE
DESNUDAR CUERPOS, DESNUDÁRAMOS ALMAS, EMPEZANDO POR LA NUESTRA.
No cabe
duda que El desnudo emocional, el mejor preliminar. Porque el encuentro más
íntimo entre dos personas no es el sexual, es el desnudo emocional. Y ese
intercambio que se produce cuando se vence el miedo y nos damos a conocer al
otro tal y como somos en cada una de nuestras facetas.
NO ES FÁCIL DE LOGRAR. DE HECHO, UN DESNUDO EMOCIONAL NO
ES ALGO QUE SE CONSIGA A LA LIGERA NI CON CUALQUIERA. HACE FALTA TIEMPO, FUERZA
Y GANAS DE ESCUCHAR, SENTIR Y ABRAZAR EMOCIONES.
Escucharnos,
conectar y conocer nuestra herencia emocional, es decir,
escanear nuestro cuerpo emocional es imprescindible para destapar
nuestros miedos, nuestros conflictos, nuestras inseguridades, nuestros
logros, nuestros aprendizajes, etc.
PORQUE EL AMOR SE HACE DE VERDAD CUANDO CONOCEMOS NUESTRA
FILOSOFÍA EMOCIONAL, CUANDO EXPLORAMOS NUESTRAS VULNERABILIDADES, CUANDO NOS
HACEMOS CONSCIENTES DE LO QUE NOS DUELE Y LO QUE NOS DA FELICIDAD.
Y ES QUE ES IMPRESCINDIBLE CONTEMPLAR LA IMAGEN DE
NUESTRO ESPEJO EMOCIONAL PARA PROYECTARNOS EN LAS PRENDAS QUE NOS VISTEN, SEAN
ESTAS MIRADAS, PALABRAS, CARICIAS O AFECTOS. ES ASÍ COMO SE HACE EL AMOR.
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