lunes, 11 de febrero de 2019

LA INCÓGNITA DE LA VIDA (ACTOR O PERSONAJE)


ANTES DE VENIR AL MUNDO TÚ YA EXISTÍAS. QUE NO TE IMPORTE LO QUE HAYAS APRENDIDO EN LA ESCUELA O EN LOS LIBROS. ESCÚCHAME BIEN… TÚ YA EXISTÍAS. Y ERAS ALGO MÁS QUE UN PENSAMIENTO EN LA MENTE DE TUS PADRES. YA ERAS TÚ. ANTES DE QUE TUS PADRES TE CONCIBIERAN, ANTES DE QUE TU CUERPO SE EMPEZARA A FORMAR… TÚ YA ERAS.

Pero al nacer empezaste un entrenamiento. Te entrenaron para ser otro ser humano similar a los que ya vivían en la Tierra. Te programaron para que pensaras y actuaras como todos los demás.

Por eso perdiste muchas cosas de tus recuerdos. Por eso dormiste todo aquello que no necesitabas en esta vida.

Mandaste al archivo de lo no usas, al desván del olvido, todos los recuerdos que tenían que ver con tu existencia espiritual. Poco a poco te fuiste identificando con el personaje que tus padres crearon para ti.

En la gran trama de la vida, tú llegaste para ser un personaje dentro del libreto de tus padres. Tú llegaste como parte de la obra de teatro que tus padres estaban escribiendo para ellos y tomaste el lugar de un personaje que ellos te asignaron.

O tal vez, tus padres no te recibieron y se marcharon pronto y creciste bajo el cuidado de alguien más. No importa, tú llegaste y empezaste a actuar. Para eso te entrenaron. Y eso lo aprendiste muy bien. TAN BIEN, QUE TE OLVIDASTE QUE TÚ ERAS UN ACTOR, NO UN PERSONAJE.

Un actor puede tomar varios papeles en su vida. Puede decidir si le gusta tal o cual personaje, puede escoger en qué obra actuar.


Pero un personaje está encadenado de por vida a la obra para la cual fue creado.

En el mundo hay muchas obras presentándose. De hecho, la vida es un gran teatro, con múltiples escenarios. Cada ser humano está siguiendo su propia obra. Pero no tiene opciones… porque se cree personaje. No se da cuenta que es un actor. Y esto es un lastre, un freno en su evolución.

Hace mucho, mucho tiempo. Cuando tú eras pequeño o pequeña, alguien te escogió un nombre. Te lo pusieron como etiqueta. Nadie te preguntó si te gustaba, sólo te lo escogieron. Y desde ese entonces, alguien más empezó a delinear tu futuro, decidieron qué serías de grande, cómo sería tu personaje.

Y así te educaron… sembrando semillas de ese futuro que ellos decidieron para ti. Y nunca te preguntaron. Y aunque lo hubieran hecho… no hubieras podido contestar nada.

POR ESO AHORA VIVES UNA VIDA EN LA QUE MUCHAS VECES TE SIENTES AJENO, SIENTES QUE NO ES LA TUYA Y DESEAS UN CAMBIO. UNA LIBERTAD QUE NO HAS DISFRUTADO.

Por eso a partir de ahora, no olvides que Tú eres un actor o actriz. Y Tienes la libertad de cambiar al personaje. Tienes la libertad de cambiar la trama de tu obra de teatro. E incluso tienes la libertad de cambiar la obra.

Esta reflexión te ayudará a hacerlo si esa es tu voluntad, si decides seguir interpretando el papel que ya has tomado, está bien. Esa es tu libertad pero entiende que eres un actor no un personaje.

INTERPRETA EL PAPEL QUE DESEES, PERO HAZLO CON LA LIBERTAD DEL ACTOR QUE BUSCA DESEMPEÑAR EL MEJOR PAPEL DE SU VIDA. 

ACTÚA COMO SI FUERAS A GANAR EL PREMIO A LA MEJOR OBRA… Y NUNCA… NUNCA… PERMITAS QUE EL ROL QUE HAS ESCOGIDO ESCLAVICE TU CAMINAR POR LA VIDA.

ES EL ACTOR EL QUE ESCOGE AL PERSONAJE, NO AL REVÉS.


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