DICE EL REFRANERO CASTELLANO “MÁS VALE ESTAR SOLO QUE MAL ACOMPAÑADO”.
Cuanta sabiduría encierran estas palabras y que poco caso se las hace, todos periódicamente deberíamos reflexionar y revisar si las personas de las que nos rodeamos son las adecuadas.
¿Cuantas veces, cada uno por diferentes motivos mantenemos en nuestras relaciones familiares, sociales y sentimentales, personas que son toxicas para nosotros?
No hay que tener miedo a la soledad, la soledad nos enseña a relacionarnos correctamente con nosotros mismos, es difícil que podamos estar bien con alguien si antes no hemos aprendido a estar bien con nosotros mismos.
LO CIERTO ES QUE “NADIE VIVE MÁS SOLO, QUE AQUEL QUE VIVE ALEJADO DE SÍ MISMO”.
Pero también bien es cierto que como seres humanos que somos, no podemos evitar, sentir ese miedo de no tener nadie con quien compartir nuestra vida.
Por eso es común ver cómo la presión de la sociedad, los amigos o la familia conllevan al afán por conseguir una compañía sentimental para ‘remediar’, dicen algunos, la soledad (como si eso fuera una enfermedad). Sin embargo, pocos se detienen a pensar en cuáles son las razones por las que es mejor mantenerse en soledad, disfrutarla y esperar a que la persona ideal llegue a sus vidas que precipitarse y “echar mano” de lo primero que aparezca solo por huirle al terrorífico título de “solterón o solterona”.
LA SOLEDAD ES TAMBIÉN UNA ELECCIÓN DE VIDA Y NO UN ESTADO QUE NECESITA CAMBIARSE (O REMEDIARSE)
Quiero compartir con ustedes un extracto que he sacado de la Web de W. Riso, que es uno de los mejores terapeutas en la actualidad sobre la pareja.
“…No tengo miedo a estar solo/a ni a la abstinencia sexual, lo que en verdad me asusta es la dependencia emocional. No temo a expresar mis sentimientos libremente, pero me da pánico llegar a sentir, algún día, la necesidad imperiosa de amor transformada en adicción.
No, no me asusta carecer de alguien a quien amar, me aterra la idea de vivir con una persona que invada mi mente, mi corazón y los corroa; me asusta pensar que pueda organizar mi diario vivir alrededor de los gustos, preferencias e inquietudes de una pareja.
No le tengo miedo a salir a divertirme solo/a, tomarme una copa mientras puedo ser juzgado/a por el mundo, lo que me provoca escalofríos es el hecho de pensar que alguien me obligue a estar a su lado y prolongue el tiempo para forzar mi compañía. No le temo a permanecer en soledad ni a pasar ‘San Valentín’, el ‘Día de los Enamorados’ o cualquiera de esas fechas diseñadas para parejas con mi libro favorito como única compañía, me horroriza llegar al extremo de sentirme vigilado/a constantemente como si mi madurez y confiabilidad merecieran ser pisoteadas.
No tengo miedo a vivir nuevas experiencias, a conocer nuevos lugares, a probar platos desconocidos o a caminar solo/a por donde nunca lo he hecho antes, me da pavor tener que dejar de ver a mis amigos y amigas de toda la vida o cohibirme de hacer lo que yo quiero con quien quiero, solo porque un hombre o una mujer decidió, sin consultarme, que yo sería “sólo para él/ella”, como si yo fuera un objeto que puede retener.
No me asusta ni la masturbación ni las noches vacías, a lo que sí temo es a tener que vivir pendiente de un hombre o una mujer y sus caprichos. Me aterran los celos desmesurados, las infidelidades, las traiciones y la indiferencia mientras el corazón se derrite en deseos de ternura…..”
EN REALIDAD, MIS MÁS GRANDES TEMORES YACEN EN LA IDEA DE PERDER EL CONTROL SOBRE MÍ: MIS COMPORTAMIENTOS, MIS CONDUCTAS, MIS REACCIONES Y TODA MI VIDA.
ESTE ES UN ELOGIO A LA SOLEDAD PORQUE LA CONSIDERO UN TESORO; NO LE TEMO, NO MUERDE, A VECES ACARICIA, INCLUSO HACE COSQUILLAS.
ES VERDAD, A VECES NOS SOBRESALTA, PERO ENSEÑA. QUÉDATE CON ELLA UNOS DÍAS. PRUÉBALA, A VER A QUÉ TE SABE.”
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