MUCHAS VECES LAS COSAS NO SUCEDEN PORQUE NO NOS CREEMOS MERECEDORES DE ELLAS…Y SIN EMBRAGO, LO SOMOS. NO TODOS EN LA MISMA MEDIDA, PERO TAMPOCO HAY PARÁMETRO QUE MIDA LA REALIDAD DE LO QUE CADA CUAL SE MERECE, MÁS QUE EL HACER Y LA MOTIVACIÓN INDIVIDUAL.
Cada uno se merece lo que le es propio. Aquello que por propio dolor, esfuerzo, trabajo personal y vital se haya labrado. Porque los premios, los regalos…los milagros…también se trabajan.
Nos han enseñado que la vida es sufrimiento y que lo que realmente tenemos que hacer para soportarla es aprender a sufrir. Y así, con este pensamiento paralizante y limitador comenzamos la carrera de descenso por nuestra autoestima.
que la tolerancia y la paciencia deben convertirse en resignación y que la bondad debe quedar ligada a la actitud que nos permita soportar a los que dejamos que manejen nuestra vida, confundimos sensibilidad con debilidad y dejamos en los demás la lucha por un mundo mejor.
CREEMOS QUE LOS PREMIOS NO EXISTEN O SI EXISTEN SON PARA OTROS, NOS DECIMOS QUE LA VIDA ES INJUSTA, NOS LLENAMOS DE RESENTIMIENTO Y NOS VAMOS AISLANDO DE NOSOTROS MISMOS POCO A POCO.
Nuestro comportamiento se convierte en un boomerang cuando se trata de expandir cualidades que nos mejoran o lo hacen con otros. La compasión, el amor, la bondad o esa particular forma de sentir en los fracasos y de valorar las oportunidades van sumando puntos para nuestro crecimiento interior.
Todo tiene un coste, todo pasa factura. Principios y consecuencias se ligan por la Ley de Causa y efecto tejiendo un entramado complejo de caminos por donde dirigirnos que ponen a prueba la pericia de nuestro corazón y su capacidad de adaptación a cada momento que nos toca vivir.
SIN EMBARGO, TODO TAMPOCO LO HACEMOS MAL. HAY MUCHOS SUFRIMIENTOS INJUSTIFICADOS, MUCHO DOLOR GRATUITO QUE NO HEMOS PROVOCADO Y SÍ SUFRIDO. MUCHO AMOR DERRAMADO SOBRE QUIEN NO LO MERECE Y MUCHA TERNURA VERTIDA A FONDO PERDIDO.
Todo se recoge en el gran libro del universo. Algún día, en algún momento, en un simple instante no esperado…la recompensa llega y no lo hace sola, siempre le acompaña unas inmensas ganas de hacernos inmensamente felices.
Todos tenemos un sexto sentido. Un rincón donde solo está lo mejor nuestro. Una melodía, un aroma, un color o un sabor que solamente ellos pueden arrancarnos una sonrisa.
TODOS VAMOS APRENDIENDO A SER MAESTROS. A CADA INSTANTE, CON CADA PASO, A CADA MOMENTO. PORQUE NOS ENSEÑAMOS A NOSOTROS MISMOS CADA VEZ QUE NOS FALLAMOS Y PORQUE SI TE FALLAN LOS DEMÁS TE ENSEÑAN NO SOLO DE TI, SINO DE ELLOS.
NO OLVIDES QUA VIDA NOS AYUDA SIEMPRE. EN OCASIONES, CUANDO CREEMOS QUE NO PODEMOS MÁS Y QUE LAS COSAS SE PONEN DEL REVÉS, NOS RECOMPENSA Y HACE QUE LO QUE NECESITAMOS VUELVA A NOSOTROS.
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