EL RECONOCIMIENTO DE NUESTRA PERSONALIDAD ES LA CLAVE, QUE NOS POSIBILITA LA REALIZACIÓN DE LOS CAMBIOS NECESARIOS QUE DEBEMOS HACER EN NUESTRA VIDA, PARA UNA EVOLUCIÓN CONSCIENTE COMO SERES HUMANOS Y PARA PODER SER NOSOTROS MISMOS EN EL CAMINO QUE DEBEMOS RECORRER.
LA EVALUACIÓN DIARIA DE NUESTRO SENTIR Y ACTUAR, MEDIANTE EL USO DE NUESTRA FACULTAD RACIONAL, ES UN ASPECTO FUNDAMENTAL EN LA BÚSQUEDA DE LA FELICIDAD, DEL EQUILIBRIO Y DEL DESARROLLO DE UNA CONCIENCIA SUPERIOR.
Esta evaluación, lejos de ser improvisada o simplemente impulsada por circunstancias aleatorias de la vida, puede organizarse correctamente a través de un método muy sencillo y que, acompañado por un deseo de superación sincero de nuestra parte, traerá consecuencias inimaginables.
El análisis de nuestra personalidad o estado de reconocimiento activo, implica un compromiso personal, una clara toma de conciencia de la responsabilidad que como seres racionales tenemos, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos.
La finalidad no es otra que la de ser capaces de cambiar o mejorar actitudes marcadas claramente por el personalismo, es decir, por un modo de actuar que implica solamente intereses egoístas motivados por sentimientos equivocados de orgullo o amor propio, que muchas veces disfrazan nuestros anhelos egocéntricos en supuestas virtudes.
En primer lugar, podemos realizar un diagnóstico identificando el problema a trabajar. Podemos analizar nuestras reacciones impulsivas, modos de expresión usados cotidianamente sin control, y encontrarnos con conductas tales como el ensimismamiento (nuestras emociones no se manifiestan y la comunicación con los demás está cortada o limitada a pocas palabras).
Muchas veces esta conducta está motivada por enojos o caprichos hacia circunstancias adversas que no nos satisfacen ("quisiera que las cosas fueran distintas"), derivando también en desvalorización hacia nuestros afectos cercanos o a las pruebas que la vida nos depara para el impulso de nuestro progreso espiritual.
El ensimismamiento puede mostrarnos como una persona "ida", dispersa, muchas veces deprimida y con falta de alegría; otras, como seres violentos, irascibles ante la menor contradicción; y también como individuos caracterizados por la ausencia de ganas de hacer o cambiar, abandonando cualquier intento antes de llevarlo a la práctica.
Como parte de este diagnóstico inicial, reconociendo alguno de estos estados negativos, podemos intentar la etapa de la aceptación íntima de sus consecuencias en las conductas cotidianas, es decir, analizar de qué manera nos afectan estas emociones íntimas que comenzamos a analizar.
Allí podemos encontrar un estado bastante común como es el de la frialdad emocional, consecuencia directa de lo enunciado anteriormente, caracterizada por falta de iniciativa, ausencia de comunicación, desinterés por los otros, desgano. El excesivo personalismo, enfría nuestros sentimientos, provocando distanciamientos con nuestros seres queridos, conflictos internos e interpersonales, posteriormente, remordimientos y complejos de culpa.
TODO ESTE CUADRO, QUE PARTE DE UN SENCILLO ESTADO DE CONDUCTA MUY DIFUNDIDO (ENOJOS, CAPRICHOS, AMOR PROPIO HERIDO, ENSIMISMAMIENTO), TERMINA REDONDEANDO UN ESQUEMA QUE SE AUTOALIMENTA, DONDE NOS VEMOS ATRAPADOS, SIN TENER LOS ELEMENTOS PARA COMPRENDERLO Y MODIFICARLO.
Cosas que no nos gustan, propias o de los demás, desvalorización de distintas circunstancias, generando falta de agradecimiento, baja autoestima, frialdad, depresión, son estas conductas que podemos cambiar en la medida que reconozcamos su origen: nuestro propio orgullo y nuestro personalismo, fuente muchas veces de excesivas demandas y que terminan presionando en nuestro interior y en los demás, creando "visiones pesimistas de la realidad" y la falsa ilusión de que "es tarde para cambiar" o que no vale la pena intentarlo.
Es importante por todo ello, reconocer la importancia que tiene el análisis de la propia personalidad con todo lo que ello implica:
debilidades para superar y virtudes donde apoyarse para el cambio.
DE NOSOTROS DEPENDE LOGRAR ESTA INTROSPECCIÓN QUE REQUIERE DE MÉTODO, TIEMPO, SINCERIDAD CON UNO MISMO Y HUMILDAD.
Todos podemos iniciarnos en este reconocimiento activo de nuestra manera de pensar, sentir y actuar, porque todos podemos construir nuestro propio destino y ser hacedores entonces, de nuestra vida y de cómo decidimos vivirla.
LAS VIVENCIAS EN EL CAMPO DE LAS RELACIONES HUMANAS NOS ENSEÑAN CONSTANTEMENTE NUEVAS LECCIONES Y TAL VEZ SEA EL ÁREA DE EXPERIENCIAS MÁS SIGNIFICATIVA PARA LA EVOLUCIÓN MORAL DEL INDIVIDUO.
Internarnos en un reconocimiento activo de nuestra manera de pensar, sentir y actuar no debería significar un objetivo intrascendente, abstracto o sin resultados prácticos en nuestro desenvolvimiento cotidiano.
Por el contrario, la reflexión y el cambio pueden aportar significativamente una mejor calidad de vida desde el punto de vista de nuestro bienestar interior, en el ámbito de nuestras relaciones afectivas o cotidianas.
Mucho depende de nosotros y de la manera en que enfrentemos el problema.
El cambio es posible. Primero mediante un correcto diagnóstico, analizando con sinceridad nuestro modo de ver y sentir las cosas, para luego establecer el plan de acción.
Es importante como parte de ese sinceramiento íntimo la aceptación de las circunstancias, es decir, ser capaces de superar mentalmente el rechazo al cambio. Cuando algo nos afecta surgen las preguntas clásicas: ¿por qué a mí?, ¿justo ahora? Siempre vamos a encontrar resistencias internas y es este el momento de poner a prueba nuestra decisión y nuestra voluntad, de reconocernos tal cual somos, sin buscar culpables ni atenuantes.
ENCONTRAREMOS LAS ENERGÍAS NECESARIAS, A TRAVÉS DE LA REFLEXIÓN DIARIA, TOMANDO ESOS PEQUEÑOS HECHOS COTIDIANOS COMO FUENTE DE SABIDURÍA INTERIOR. ESOS PEQUEÑOS HECHOS EN LOS CUALES PONEMOS AL DESCUBIERTO NUESTRO VERDADERO CARÁCTER Y QUE POSIBLEMENTE YA COMIENZA A SER UNA CARGA PARA NOSOTROS POR LOS CONFLICTOS QUE PROVOCA CON QUIENES NOS RELACIONAMOS.
En el momento del análisis, la inspiración en las leyes universales constituye una postura de humildad, quitándonos el personalismo excesivo y llevándonos al campo emocional, verdadero motor de las transformaciones íntimas.
Otro paso importante en nuestra determinación de cambio es la comunicación con las personas más cercanas afectivamente o con quienes podemos manifestarnos más cómodamente reconociendo con sinceridad nuestras limitaciones y errores.
La reflexión íntima puede ser llevada a la práctica, posteriormente con quienes están afectados directamente por nuestra forma de ser, buscando comprensión y apoyo hacia este intento de cambio.
Seguramente, si nuestra postura es la correcta, encontraremos mucha receptividad en nuestros nuevos planteamientos y comenzaremos una nueva etapa de diálogo, marcada por las circunstancias previas, ya analizadas y reconocidas.
Es quizás, la parte más dura, enfrentarnos a los demás sin el caparazón de nuestro carácter, poniendo al descubierto nuestras limitaciones. Pero sin lugar a dudas, será el nacimiento de una nueva relación, descargando tensiones personales e interpersonales que alimentaban posturas antagónicas. Decir las cosas correctamente, partiendo de uno mismo, sin reproches, con sinceridad, deja la sensación en el otro de una puerta abierta, de una invitación a realizar las cosas de otro modo.
TANTO EN NUESTRO ANÁLISIS COMO EN LA COMUNICACIÓN ES NECESARIO EVITAR EMITIR JUICIOS SOBRE NADA NI NADIE.
Todos estamos sujetos a luchas, anhelos y presiones que condicionan el desarrollo de nuestra vida en determinados momentos. Por lo tanto, es importante comprender a nuestros semejantes dentro de su contexto, tan sólo buscando el acercamiento afectivo, sin exigencias, evitando la contundencia de juicios o conceptos definitivos o apresurados sobre situaciones o personas.
Si somos muy proclives a enojarnos y perder el control es importante estar preparados mentalmente para reprimir reacciones espontáneas de "amor propio herido". Si aún así necesitamos expresar nuestro enojo interno por algo que consideramos justo, debemos elaborarlo y sacarlo afuera apropiadamente, moderando la expresión y evitando quedar esclavos de nuestras palabras ofensivas.
EN LA MEDIDA EN QUE SEAMOS CAPACES DE LIMITAR NUESTRAS REACCIONES NATURALES O ACOSTUMBRADAS, CONOCIENDO MÁS A FONDO NUESTRO MAPA ESPIRITUAL, SIN SER PARTÍCIPES DE JUICIOS MAL INTENCIONADOS, EMPEZAREMOS A TRANSITAR UN NUEVO CAMINO, DE MAYOR BIENESTAR INTERIOR Y CON UNA VIDA LLENA DE RELACIONES MÁS INTENSAS, SINCERAS Y DE MAYORES ESTÍMULOS. Y ESTAREMOS CONTRIBUYENDO, NO LO DUDEN A CONSTRUIR ESE MUNDO POR TODOS DESEADO, MÁS JUSTO Y MÁS FELIZ.
DISFRUTEN DEL VIDEO Y COMO SIEMPRE SAQUEN SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
DISFRUTEN DEL VIDEO Y COMO SIEMPRE SAQUEN SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
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