Ser libre es tener capacidad de tomar decisiones. La libertad es buena, pero es cruel. Te permite tomar decisiones, pero cada decisión acarrea una consecuencia.
Si has decidido bien, las consecuencias serán positivas; si has decidido mal, las consecuencias serán, con toda seguridad, dolorosas (más dolorosas, cuando más profundo haya sido el error).
Ahora bien. ¿Qué ocurre cuando la decisión la toma otro, incluso contra tu voluntad, y las consecuencias las pagas tú?
Desgraciadamente, hay gente tomando decisiones cuyas consecuencias estas pagando tú. ¿No te gustaría decidir a ti y cargar con las consecuencias (positivas o negativas), que tus decisiones se merezcan?
Estamos atravesando un momento difícil. Muchas decisiones de otros han convertido nuestro país en un erial. Los empresarios no pueden mantener los puestos de trabajo de sus empleados y los empleados, como tales, no tienen cabida en el mercado laboral.
¿Qué hacemos? ¿Nos sentamos y esperamos a que alguien venga a darnos un trabajo? O, por el contrario, ¿miramos al frente y nos ponemos en marcha?
LAS DOS SOCIEDADES DONDE VIVIMOS UNA FALSA REALIDAD.
En estos últimos años se ha instituido una divergencia creciente POR UN LADO:
El orden definido por la ley los valores humanistas vendidos al público
Y POR OTRO LADO:
El orden aplicado en la realidad los valores dictados por las necesidades del poder y del provecho económico.
El primer orden, el oficialmente proclamado, se aplica al "mundo de abajo": el público, los ciudadanos ordinarios.
El segundo orden, el que realmente rige la sociedad, se aplica al "mundo de arriba": los poseedores del poder económico y las organizaciones.
LEYES CONCEBIDAS PARA NO SER APLICADAS
Una aplicación típica de este principio es de aprobar una ley que responde a las expectativas de los ciudadanos y que se orienta en sentido del interés general: protección de las libertades y de los derechos individuales, protección ecológica, protección del consumidor, legislación del trabajo y derechos de los asalariados, etc.
Pero en la práctica, los medios financieros y humanos asignados para la aplicación de la ley son intencional y ampliamente insuficientes.
Por ejemplo en Francia, el legislador ha creado la Comisión Informática y de las Libertades (CNIL) para proteger las libertades individuales contra los archivos o bases de datos informáticos abusivos.
Pero al mismo tiempo, el presupuesto asignado a la CNIL solo le permite pagar una veintena de inspectores (de los cuales solo 2 son informáticos!) para vigilar el conjunto de las administraciones públicas y empresas francesas. En 22 años et sobre 33.000 denuncias, la CNIL solo ha editado 47 advertencias y ha sometido solo 16 asuntos ante la administración de justicia.
Mismo en los casos de persecución judicial, la sanción aplicada se limita a una mínima multa comparada al poder y al provecho o ventaja logrado gracias a los ficheros o bases de datos informáticos ilícitos.
A la inversa, un ciudadano ordinario que juega al pirata informático en contra de intereses de una empresa multinacional puede estar seguro de ser condenado a la cárcel y a una fuerte multa.
LAS DOS VARAS DE MEDIR
Es hoy en día, una evidencia para todo el mundo que existe dos pesos y dos medidas, según que uno sea rico y poderoso, o que se sea ciudadano ordinario. Un ejemplo reciente es la condena a prisión de José Bové por haber arrancado plantas transgénicas, mientras que políticos y jefes de empresa benefician de impunidad por graves asuntos de corrupción, malversación y desvió ilegal de fondos públicos, o incluso por crímenes contra el medio-ambiente.
La regla general es que para los dirigentes y las organizaciones del poder económico, se deja la libertad total para que se enriquezcan explotando y destruyendo las vidas mediante la miseria o la contaminación. Se les da también la libertad de destruir la naturaleza, los bosques, los paisajes, la biodiversidad, condenando y comprometiendo al mismo tiempo nuestro futuro y el de las futuras generaciones, cometiendo de esa forma un verdadero crimen para la humanidad y contra el mundo en su conjunto.
Para los otros, para el pequeño contribuyente sospechado de haber defraudado al fisco por una suma menor, para el infractor del código de transito o de cualquier otras numerosas reglamentaciones que se aplica al ciudadano ordinario, se prevé sanciones rigurosas y agentes administrativos eficaces y en gran numero.
A unos, se les consiente siempre más "dereglementaciones" y "liberalismo". Para otros, se prevé una reglamentación siempre más abundante y obligatoria.
Así el ciudadano ordinario debe respetar ciertas reglas relativas a su coche, debe someterse a un control técnico para tener un vehículo seguro y no contaminante. Debe seleccionar hasta su basura.
Al mismo tiempo, las normas de contaminación industrial son laxistas, flexibles, los transportistas terrestres conducen mas allá de las horas reglamentarias camiones contaminantes y peligrosos, y los armadores hacen circular basuras flotantes sobre los océanos.
El ciudadano debe respetar escrupulosamente normas para obtener el permiso de construir su casa, mientras que el industrial puede volver feo el medioambiente con sus fábricas o sus supermercados construidos al menor costo y sin ninguna inquietud estética o de integración con relación al medioambiente.
El ciudadano ordinario no debe provocar sonidos nefastos, mientras que las empresas que realizan trabajos públicos pueden contaminar libremente la vida de las personas con el ruido de sus maquinas.
Así mismo, la venta de droga por los pequeños traficantes es severamente reprimido, pero las industrias agro-alimentarias y farmacéuticas tienen toda la libertad de contaminar poblaciones enteras con:
- los tranquilizantes y somníferos cuyo efecto cautivo es similar a las drogas duras
- los medicamentos con efectos secundarios reconocidos
- los pesticidas propagados en el medioambiente y en el agua
- los productos químicos cancerígenos presentes en la alimentación
- la carne saturada con hormonas, antibióticos, y ansiolíticos
- los OGM cuya inocuidad está lejos de ser probada
DOS MORALIDADES DISTINTAS
El ciudadano ordinario está invitado a respetar la fauna y la flora cuando se halla en una reserva natural. Sin embargo, al mismo tiempo, descargas industriales ilegales son toleradas, y reservas naturales magnificas son destruidas por la explotación forestal, o para proyectos inmobiliarios o industriales.
El ciudadano ordinario es sensibilizado hacia la tolerancia, al respeto de otros. Pero para los dirigentes económicos, la vida humana es avaluada en dólares, y su valor estimado como negativa cuando se trata de personas "a cargo de la sociedad".
EL MUNDO DE LOS QUE MANDAN Y EL DE LOS MANDADOS
Para resumir, existen 2 órdenes, 2 sistemas de valores. Uno oficial, destinado al buen pueblo. El otro, oficioso, destinado a los miembros de las clases dirigentes.
Para los unos, se les inculca el respeto de la naturaleza, el respeto hacia el prójimo, la tolerancia, la gentileza y la generosidad.
Para los otros, queda claro que la gentileza es sinónima de estupidez, y la generosidad es una prueba de ingenuidad. En cuanto al respeto de la naturaleza y de los individuos, estos solo deben ser tomados en cuenta en los raros casos en los cuales no entran en contradicción con el máximo provecho o lucro.
LA REALIDAD ES QUE EN NUESTRAS MANOS ESTA CAMBIAR TODO AQUELLO QUE CREAMOS PODEMOS CAMBIAR A MEJOR.
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