ESPAÑA LABORATORIO DE PRUEBAS
Como guinda a la tarta de las "revueltas populares" de la CIA en Medio Oriente y África, ahora llega la "revolución de los chip-alienados" de Internet y los teléfonos móviles, que se contagia por toda España y amenaza con expandirse como un virus por toda Europa.
Y ya se proyecta como una amenaza cierta de contagio por las aéreas subdesarrolladas y emergentes de Asia, África y América Latina. ¿Adónde apunta este nuevo fenómeno?
Lo que los medios y analistas del sistema llaman "primavera española" no es nada más que un juego deportivo de alienados jóvenes de las "redes sociales" (a los que se suma la izquierda sin brújula asimilada al sistema) que promueven "protestas populares" desde la Internet casi como un divertimento con catarsis colectiva.
Desde su instrumentación casi orgánica en Medio Oriente y en África con las "revueltas populares" promovidas por la CIA y los servicios aliados, Internet y los móviles fueron la clave de estas movilizaciones cuyos contenidos y objetivos solo los conocen sus instigadores ocultos.
O sea los beneficiarios encubiertos (servicios de inteligencia y grupos del poder) que los inducen a través de operaciones de acción psicológica principalmente en las "redes sociales". Y que luego se convierten en masivos a través de la difusión a escala global (en vivo y en directo) por las grandes cadenas mediáticas internacionales.
Estos movimientos se definen como "apolíticos". Y en general sus estructuras funcionales no varían en su implementación, salvo sus objetivos que se amoldan de acuerdo a las necesidades locales del país y la sociedad en que se los aplica.
Así lo que en Egipto y en Medio Oriente se conoció y aplicó como "revueltas populares", y en Libia como la "revolución libia", en España se presenta como la "primavera española" o "protesta de los indignados".
Así como en Libia se lo aplicó para crear las condiciones de una intervención militar internacional orientada a derrocar a Kadafi y a poner el petróleo libio en manos del consorcio imperial USA-UE, y en Siria se la aplica para desestabilizar al gobierno aliado de Irán, en España su utilización reconoce difusos objetivos políticos electorales donde el gobierno de Zapatero aparece como el principal perjudicado, y el Partido Popular surge como el principal beneficiario en las urnas.
La estructura movilizadora masiva de las protestas nace de un triple eje convergente e interactivo: Internet (redes sociales), teléfonos celulares (mensajitos de texto) y cadenas mediáticas masivas que los reproducen y los difunden por todo el planeta.
Las "rebeliones" juveniles nacidas de la Internet no plantean ninguna revolución ni cambio de sistema, sino una "profundización de la democracia". No plantean un cambio del sistema y del Estado capitalista, sino que plantean una "depuración democrática" en el cual los partidos políticos abran mayores canales de "participación.
En tiempo y espacio, las "protestas populares" o la "primavera española" son una continuidad "informatizada" superadora de las "revoluciones de color" en los espacios post-soviéticos, o de la "rebeliones budistas" en el sudeste asiático o en el Tibet, destinadas a desestabilizar y/o promover golpes de Estado institucionales contra gobiernos pro-rusos o pro-chinos.
Es decir que forman parte del tablero geopolítico de la "guerra fría" inter-capitalista por los mercados y los recursos estratégicos que tiene como protagonistas principales al eje USA-UE, por un lado, y al eje Rusia-China-Irán por el otro.
La creciente movilización y protesta en curso de los "indignados" en España, prueba que estas fórmulas pueden ser exportadas y aplicadas con distintas recetas en cualquier parte del planeta capitalista globalizado.
Y no solamente amenazan con propagarse como un virus por toda Europa, sino que ya constituyen una amenaza potencial y pueden extenderse por las periferias emergentes y subdesarrolladas de Asia, África y América Latina.
A nivel de herramienta movilizadora actúan con parecidas estrategias y tácticas de acción. Lo que varía son los objetivos y las respuestas de los gobiernos. No es lo mismo la respuesta militar duramente represiva en Libia o en Siria, o el "dejar hacer" que por ahora realiza el gobierno español de Zapatero.
Obviamente que estos movimientos trabajan y se potencian sobre una realidad y una demanda social básica: El desempleo y los ajustes sociales. Fenómenos que sus líderes organizadores achacan, no a la explotación económica del sistema capitalista, sino a la acción inmoral de los "políticos corruptos".
Sobre este eje irradiante y reduccioncita, los organizadores de las protestas de los "indignados" sacan de escena la responsabilidad del poder económico determinante del accionar de los políticos en la gerenciación del Estado capitalista.
Históricamente, estas herramientas de movilización y protestas masivas como la que está funcionando en España, atacan al "empleado" (los políticos) y preservan los intereses del "patrón" (El Estado y el sistema capitalista), sirviendo funcionalmente como instrumentos de "golpes democráticos-institucionales" por medio de los cuales los grupos del poder local definen su interna electoral y su guerra por el control del gobierno y del mercado interno.
En realidad, la llamada "protesta de los indignados" en España, es una actualización aggiornada y en otra etapa (con un salto cualitativo informático) del "Cacerolazo" que derrocó institucionalmente a Fernando de la Rúa en Argentina, y de la "rebelión de los jóvenes" que derrocó de la misma manera a Lucio Gutiérrez en Ecuador.
Ni siquiera puede compararse con el "mayo francés generacional" de la Guerra Fría, sino que repite metodologías operativas orientadas a resolver (regular) luchas internas por el poder entre los grupos económicos que controlan y financian la operatividad del sistema político corrompido.
Claramente (y repitiendo el concepto) la protesta de los "indignados" en España no apunta al sistema capitalista (bancos y empresas controladoras del mercado) sino al stablishment político gerencial del Estado capitalista (la corporación política).
De esta manera (y como ya sucedió con él "que se vayan todos" en América Latina) se busca sustituir piezas operativas desgastadas (los políticos) por otras piezas renovadas y legitimadas como expresión representativa de la "revolución democrática" emergente de las "protestas populares".
Y a la vez sirven como válvula de escape social a las tensiones generadas por la desocupación y los ajustes salvajes de los gobiernos capitalistas.
De esta manera, se cambia el títere pero no el titiritero. Y el sistema continúa bajo la falsa apariencia de una "purificación democrática", mientras siguen funcionando los mismos "programas" trasnacionales económicos, políticos y sociales nivelados tanto para los países centrales, periféricos o subdesarrollados.
Continúa el mismo sistema de explotación capitalista que genera a diario hambruna mundial, masacres militares por la conquista de mercados, ajustes salvajes y desempleo para regular y mantener en pie la rentabilidad capitalista y la concentración de riqueza en pocas manos.
El movimiento de los "indignados" naciente en España no propone cambiar la realidad estructural concreta de la explotación capitalista (El Estado capitalista y su contenido programático), sino cambiar las formas de la convivencia política y depurar las prácticas corruptas de los políticos (sólo la cara gerencial del Estado capitalista).
En resumen, ni "revolución socialista", ni "revolución de color, ni "revolución árabe": "revolución democrática" implementada por los "chip-alienados" de Internet y de los teléfonos móviles que confunden las formas con el contenido.
Sólo un cambio de maquillaje para que el sistema continúe (sin enemigos reales) desarrollando a nivel local e internacional sus negocios y sus guerras inter-capitalistas por la conquista de mercados y de recursos estratégicos.
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