La historia del desarrollo cultural de la humanidad hace referencia a la presencia de seres avanzados (SAs) como portadores del conocimiento.
Los principios científicos básicos, e incluso campos enteros de conocimiento, vinieron al parecer de fuentes exteriores a la consciencia humana. La gente de la mayoría de las sociedades primitivas, a través de las civilizaciones históricas, hasta la era moderna mantiene ideas, invenciones, disciplinas intelectuales, e instrucciones prácticas para vivir venidas de seres avanzados (SAs).
Los principios científicos básicos, e incluso campos enteros de conocimiento, vinieron al parecer de fuentes exteriores a la consciencia humana. La gente de la mayoría de las sociedades primitivas, a través de las civilizaciones históricas, hasta la era moderna mantiene ideas, invenciones, disciplinas intelectuales, e instrucciones prácticas para vivir venidas de seres avanzados (SAs).
La información dada implicó siempre una comprensión más alta. ¿Qué nos dice esta historia sobre nuestro lugar en el Universo y nuestra relación con otros seres conscientes?
Entretejiendo juntos los pedazos fragmentados de la historia humana se retrata un cuadro extraordinario de otros seres y otros reinos, entre los cuales los seres humanos son advenedizos recién llegados, más bien los aprendices que los maestros. Las ideas más avanzadas de las generaciones futuras parecen haber venido de SAs, ya sea con sede en la Tierra o no terrestre, de esta dimensión o de otra. Según el difunto teniente Coronel Corso y otros, la práctica continua de transferencia de información ha contribuido a los adelantos científicos actuales.
A pesar de las demandas de algunos, los seres humanos no han probado nada definitivo sobre los orígenes de las especies ni cómo se desarrollaron las primeras civilizaciones; incluso no sabemos cuál es la civilización más temprana. Cualquiera que sea la que escojamos como punto de partida, sus tradiciones señalan a gente anterior y a su recepción de conocimiento de los SAs. Un shaman inca en Perú me dijo que las ruinas megalíticas, llamadas incaicas, en los Andes fueron construidas por los antiguos que precedieron al pueblo Inca. Además, a esos antiguos les fueron enseñadas las técnicas por los " Apus " (seres de luz).
Volviendo a temas más familiares para los americanos, el Antiguo Testamento judío está repleto con historias de SAs que comunican conocimientos superiores a los primeros líderes: Noé se enteró del inminente diluvio por uno de los dioses que fue comprensivo con el apuro humano (Zecharia Sitchin identifica a ese dios como Enki de los Anunnaki, que colonizó la Tierra desde Nibiru). Los zoroástricos, los aztecas, los indios, los druidas, los escandinavos, y otros tienen historias similares de un SA (ser avanzado) que vino al rescate de sus propios antepasados semejantes a Noé. El dios Yahvé le dio las tablas grabadas a Moisés y le dictó las instrucciones cívicas y religiosas para los israelitas. Enoch caminó con los dioses, y quizás fue él mismo un semidiós. Ezequiel recibió de los dioses los planos para el templo en Jerusalén, caminó con ellos, e incluso se marchó de la Tierra con ellos en un " carro ardiente".
En otras tradiciones encontramos relatos similares. En la antigua India (véase el Ramayana hindú) los Nagas, conocidos como los " educadores del mundo ", enseñaron navegación, principios militares, y arquitectura. En el otro lado del globo, el Manaboshu de los Chippewa (un personaje como Noé en el diluvio del fin-de-la-última-época-glaciar) recibió instrucciones de un SA sobre cómo hacer un buen arco y flecha y trabajar con cobre. Los antiguos frisones de Europa del Norte tenían un SA llamado Minno como adivino y filósofo. Su Madre-Tierra Frya también les dio las " leyes que darían lugar a una buena sociedad". En el antiguo México, Zanna, que condujo a los antepasados de los aztecas desde el Este a Yucatán, era considerado el " autor de la civilización " y de la fuente de su alfabeto.
La gente de quien los mayas dicen descender, según el Popol Vuh, recibió "conocimientos fabulosos " de un SA. El Dios Serpiente, otra vez Enki según Sitchin, les dio a Eva y Adán el conocimiento del Árbol de la Vida. Prometeo les dio el " fuego " a los griegos prehistóricos, después de hurtarlo del cielo inaccesible a los seres humanos. Una " araña del agua " que nadó a la isla ardiente que ningún ser humano podía alcanzar les obsequió el " don del fuego " a los primeros cherokees.
¿Por qué es que ni uno de estos relatos menciona algún conocimiento de crucial importancia como resultante del esfuerzo humano sin ayuda? ¿Por qué no dicen " el humano fulano-de-tal hizo esto o lo descubrió"?
Entretejiendo juntos los pedazos fragmentados de la historia humana se retrata un cuadro extraordinario de otros seres y otros reinos, entre los cuales los seres humanos son advenedizos recién llegados, más bien los aprendices que los maestros. Las ideas más avanzadas de las generaciones futuras parecen haber venido de SAs, ya sea con sede en la Tierra o no terrestre, de esta dimensión o de otra. Según el difunto teniente Coronel Corso y otros, la práctica continua de transferencia de información ha contribuido a los adelantos científicos actuales.
A pesar de las demandas de algunos, los seres humanos no han probado nada definitivo sobre los orígenes de las especies ni cómo se desarrollaron las primeras civilizaciones; incluso no sabemos cuál es la civilización más temprana. Cualquiera que sea la que escojamos como punto de partida, sus tradiciones señalan a gente anterior y a su recepción de conocimiento de los SAs. Un shaman inca en Perú me dijo que las ruinas megalíticas, llamadas incaicas, en los Andes fueron construidas por los antiguos que precedieron al pueblo Inca. Además, a esos antiguos les fueron enseñadas las técnicas por los " Apus " (seres de luz).
Volviendo a temas más familiares para los americanos, el Antiguo Testamento judío está repleto con historias de SAs que comunican conocimientos superiores a los primeros líderes: Noé se enteró del inminente diluvio por uno de los dioses que fue comprensivo con el apuro humano (Zecharia Sitchin identifica a ese dios como Enki de los Anunnaki, que colonizó la Tierra desde Nibiru). Los zoroástricos, los aztecas, los indios, los druidas, los escandinavos, y otros tienen historias similares de un SA (ser avanzado) que vino al rescate de sus propios antepasados semejantes a Noé. El dios Yahvé le dio las tablas grabadas a Moisés y le dictó las instrucciones cívicas y religiosas para los israelitas. Enoch caminó con los dioses, y quizás fue él mismo un semidiós. Ezequiel recibió de los dioses los planos para el templo en Jerusalén, caminó con ellos, e incluso se marchó de la Tierra con ellos en un " carro ardiente".
En otras tradiciones encontramos relatos similares. En la antigua India (véase el Ramayana hindú) los Nagas, conocidos como los " educadores del mundo ", enseñaron navegación, principios militares, y arquitectura. En el otro lado del globo, el Manaboshu de los Chippewa (un personaje como Noé en el diluvio del fin-de-la-última-época-glaciar) recibió instrucciones de un SA sobre cómo hacer un buen arco y flecha y trabajar con cobre. Los antiguos frisones de Europa del Norte tenían un SA llamado Minno como adivino y filósofo. Su Madre-Tierra Frya también les dio las " leyes que darían lugar a una buena sociedad". En el antiguo México, Zanna, que condujo a los antepasados de los aztecas desde el Este a Yucatán, era considerado el " autor de la civilización " y de la fuente de su alfabeto.
La gente de quien los mayas dicen descender, según el Popol Vuh, recibió "conocimientos fabulosos " de un SA. El Dios Serpiente, otra vez Enki según Sitchin, les dio a Eva y Adán el conocimiento del Árbol de la Vida. Prometeo les dio el " fuego " a los griegos prehistóricos, después de hurtarlo del cielo inaccesible a los seres humanos. Una " araña del agua " que nadó a la isla ardiente que ningún ser humano podía alcanzar les obsequió el " don del fuego " a los primeros cherokees.
¿Por qué es que ni uno de estos relatos menciona algún conocimiento de crucial importancia como resultante del esfuerzo humano sin ayuda? ¿Por qué no dicen " el humano fulano-de-tal hizo esto o lo descubrió"?
Los SAs reciben el crédito por los momentos fundamentales de todas estas sociedades; no hay registro de seres humanos que hayan dicho que ya algo sabían. Tal historia universal, dado lo que sabemos del ego humano, da credibilidad al mensaje subyacente: Las sociedades humanas fueron " puenteadas " en varios puntos dentro de nuestra memoria colectiva.
Muchos relatos griegos fueron adaptaciones del conocimiento legado por los egipcios. Por ejemplo, Solón habla de la diosa que dio a los proto- griegos la cosmología, la adivinación, la medicina, y la ley en la era antediluviana. Sin embargo, sus mentores egipcios dijeron que el SA Thoth les dio este conocimiento a sus antepasados. Thoth fue reconocido por la invención de la escritura, la aritmética, la arquitectura, la agrimensura, la astronomía, la medicina, y la cirugía.
Según el "Libro de los Muertos" egipcio, él poseía todo el conocimiento de los secretos en 36.535 rollos en una cámara acorazada en el cielo.
Muchos de los susodichos SAs vinieron de los cielos según se informa, mientras que otros supuestamente llegaron de una tierra mítica del Este o el Oeste, dependiendo de qué lado del Atlántico estaba situada la civilización. Éstos, por supuesto, señalaban hacia el legendario continente de Atlántida. (La nueva investigación relaciona mucha evidencia sobre todos los continentes de esa ante-diluviana realidad.)
Sin embargo, cuando la búsqueda del origen del conocimiento científico nos hace retroceder hasta la Atlántida, encontramos que los atlantes, según se dice, lo habrían recibido de un consejero celestial: Poseidón, el dios que gobernó el mar en la Tierra y vino de las Pléyades.
Algunas de estas transfusiones de conocimiento sólo se pueden deducir, como en el caso del código de la Biblia descubierto por los matemáticos israelitas. En conocimiento de que la versión original en hebreo del Antiguo Testamento tenía códigos de secuencia numérica (no muy diferentes a aquellos utilizados por la NSA, DOD, CIA y otros en los códigos secretos de computadoras), concluyeron que ahí debían de haber estado SAs con proféticos conocimientos y capacidades en informática que iban más allá de los hebreos de la época.
Dado el cúmulo de evidencia en contrario, sólo representada selectivamente aquí, es de una ignorante arrogancia pretender que los seres humanos del siglo XXI personifican la más altamente desarrollada consciencia en la Tierra. No podemos incluso estar seguros de que nuestras tecnologías superan a otras que nos han precedido.
Los SAs implicados en nuestro desarrollo parecen ser generalmente benévolos o benéficos, pero hay también indicios de que ellos obtuvieron beneficio de las transacciones. Si bien hay poco que cuestionar sobre la intervención, por parte de estos Maestros en la evolución del ser humano.
Es necesario un estudio, investigación y examen adicional para un mayor provecho y comprensión de las preguntas que todos nos hemos planteado alguna vez en la vida de: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y ¿Hacia dónde vamos?
Muchos relatos griegos fueron adaptaciones del conocimiento legado por los egipcios. Por ejemplo, Solón habla de la diosa que dio a los proto- griegos la cosmología, la adivinación, la medicina, y la ley en la era antediluviana. Sin embargo, sus mentores egipcios dijeron que el SA Thoth les dio este conocimiento a sus antepasados. Thoth fue reconocido por la invención de la escritura, la aritmética, la arquitectura, la agrimensura, la astronomía, la medicina, y la cirugía.
Según el "Libro de los Muertos" egipcio, él poseía todo el conocimiento de los secretos en 36.535 rollos en una cámara acorazada en el cielo.
Muchos de los susodichos SAs vinieron de los cielos según se informa, mientras que otros supuestamente llegaron de una tierra mítica del Este o el Oeste, dependiendo de qué lado del Atlántico estaba situada la civilización. Éstos, por supuesto, señalaban hacia el legendario continente de Atlántida. (La nueva investigación relaciona mucha evidencia sobre todos los continentes de esa ante-diluviana realidad.)
Sin embargo, cuando la búsqueda del origen del conocimiento científico nos hace retroceder hasta la Atlántida, encontramos que los atlantes, según se dice, lo habrían recibido de un consejero celestial: Poseidón, el dios que gobernó el mar en la Tierra y vino de las Pléyades.
Algunas de estas transfusiones de conocimiento sólo se pueden deducir, como en el caso del código de la Biblia descubierto por los matemáticos israelitas. En conocimiento de que la versión original en hebreo del Antiguo Testamento tenía códigos de secuencia numérica (no muy diferentes a aquellos utilizados por la NSA, DOD, CIA y otros en los códigos secretos de computadoras), concluyeron que ahí debían de haber estado SAs con proféticos conocimientos y capacidades en informática que iban más allá de los hebreos de la época.
Dado el cúmulo de evidencia en contrario, sólo representada selectivamente aquí, es de una ignorante arrogancia pretender que los seres humanos del siglo XXI personifican la más altamente desarrollada consciencia en la Tierra. No podemos incluso estar seguros de que nuestras tecnologías superan a otras que nos han precedido.
Los SAs implicados en nuestro desarrollo parecen ser generalmente benévolos o benéficos, pero hay también indicios de que ellos obtuvieron beneficio de las transacciones. Si bien hay poco que cuestionar sobre la intervención, por parte de estos Maestros en la evolución del ser humano.
Es necesario un estudio, investigación y examen adicional para un mayor provecho y comprensión de las preguntas que todos nos hemos planteado alguna vez en la vida de: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Y ¿Hacia dónde vamos?
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