viernes, 21 de octubre de 2016

PARA VENCER LOS MIEDOS….NADA MEJOR QUE CONOCIMIENTO

EN LA VIDA NO HAY COSAS QUE TEMER. SÓLO HAY COSAS QUE COMPRENDER. UNA DE LAS DEFINICIONES DE MIEDO MÁS EXTENDIDA ES: “EL MIEDO ES DESCONOCIMIENTO”. TEMEMOS TODO AQUELLO QUE DESCONOCEMOS, LO QUE DA LUGAR A ESA FRASE TAN COLOQUIAL DEL “MIEDO A LO DESCONOCIDO”.

Todo ser humano cuando atraviesa una tormenta emocional, le deja lleno de dudas y miedos y se pregunta. ¿Cuál es la naturaleza del miedo?, ¿qué es eso tan poderoso que puede desencadenar la más terrible angustia en nuestra existencia?” Las investigaciones de la mente nos indican que el miedo está basado en la memoria de dolor. Se trata de un estado mental que se conforma en base a un registro de dolor que nuestra memoria posee archivado y que es “proyectado” al futuro que nos amenaza con su posible repetición. 

“LOS DOS GRANDES FRENOS DEL SER HUMANO SON LOS MIEDOS Y LAS CREENCIAS”.

Además del miedo personal, existe un miedo global al mundo. Se trata de un sentimiento que nace al permitir discursos amenazadores acerca de lo inseguro que es este planeta como plataforma del vivir. Frases y decretos tales como: las cosas van de mal en peor... otro muerto, otra guerra, otra empresa que cierra, la bolsa se viene abajo... logran crear en la corriente mental una carga contracciones tóxicas que, tarde o temprano, somatizan en el cuerpo, a la vez que nos vuelven conformistas y cómodos.

En realidad, desde una visión transpersonal, los hechos son neutros, la clave está en las interpretaciones que nuestra mente realiza acerca de los mismos. Lo que es bueno para unos, es una maldición para otros. Y al revés, cuando un suceso perjudica a unos, existen otros que sacan provecho del mismo. Cuando un acontecimiento hiere en una de las partes de nuestro yo, el mismo hecho puede, a su vez, estar sanando a otras.

La vida es un equilibrio complejo entre el derecho y el revés. Cara y cruz de la moneda tejen la trama que nuestra mente interpreta. Se trata de comprender que cuando lleguen las pesadillas, se puede dar la vuelta al calcetín y elegir la interpretación más óptima. Sin embargo, sabemos que hasta el acontecimiento que parece más triste, trae sinuosamente aparejado cambios que conllevan crecimiento y apertura.

El hecho de aceptar “lo que hay”, produce una gran paz en el alma. Desde que somos bebés, sabemos que el dolor forma parte del juego del crecer. Sin embargo, esto no determina que permitamos la elaboración de discurso negativos de nuestra mente. Cuando se sienta miedo, obsérvense las memorias que maneja nuestra mente y, en seguida, procedamos a construir una opción más sana. Se trata de momentos en los que lo nuevo quiere florecer.

El miedo debemos sustituirlo por precaución ya que esta, nos protege de lo que puede suceder y nos conduce a la acción neutralizadora de aquello que sentimos como amenaza. Por el contrario, el miedo patológico que parece carecer de solución, nos paraliza y bloquea, generando pensamientos obsesivos que no resuelven y nada aportan.

ABRAMOS LA VENTANA AL MUNDO Y RENUNCIEMOS A LA FELICIDAD. PARA SER FELIZ, TAL VEZ, HAYA QUE LIBERARSE DE LA OBSESIÓN DE SER FELIZ, DE ESA BÚSQUEDA DESESPERADA DE LA FELICIDAD. LO ÚNICO QUE TENEMOS ES EL AHORA. LO IMPORTANTE ES OBSERVAR NUESTRA PROPIA MENTE Y SUS LABERINTOS. Y MÁS TARDE, AGRADECER TODO LO QUE TENEMOS Y TODO LO QUE SOMOS. CON LA SEGURIDAD QUE EL TRABAJO Y EL ESFUERZO EN NUESTRO DÍA A DÍA, ES LO QUE NOS PERMITIRÁ SONREÍR CADA MAÑANA AL DESPERTAR.


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