1.- DONDE VAMOS
André Luiz, esa entidad
inspiradora de una serie de valiosos libros que nos ilustran sobre numerosos
aspectos de la realidad espiritual, declara que a este plano inferior lo
denominan en el Más Allá El Umbral. Dice, además, que existe un subnivel
aún más terrible, donde moran aquellos que fundamentaron toda su existencia
exclusivamente en sí mismos, al que conocen como Las Cavernas. Y todas
las fuentes coinciden en una cosa: lo que lleva a los seres a estos planos
inferiores es, sobre todo, el apego a las cosas del mundo, los sentimientos
crueles y destructivos y el egoísmo exacerbado.
Por otra parte, en los planos
espirituales muy evolucionados las condiciones, situaciones y actividades de
sus moradores, aún siendo en parte análogas a las que conocemos, son de una
naturaleza, profundidad y amplitud tales, que nuestro lenguaje no tiene
palabras apropiadas para expresarlas. Parece ser que una de sus ocupaciones
fundamentales consiste en ayudar a los seres que se encuentran en etapas
inferiores en la escala de la evolución.
Otra circunstancia
mayoritariamente aceptada y reafirmada por fuentes del más dispar origen, es
que por traspasar la frontera de la muerte nadie se vuelve omnisciente. Cada
cual lleva consigo su propio sello; es decir, aquello que es íntimamente: sus
conocimientos y su ignorancia, sus tendencias y sus instintos; en suma, su
grado de conciencia. Tras desencarnar nadie se vuelve mejor o peor de lo que
fue en la vida física, con el importante factor a tener en cuenta que en dichos
planos no podemos ocultar lo que somos, no valen las apariencias, ahí cada cual
revela de diversos modos lo que lleva en su interior y verdaderamente es.
Al morir no cambia nuestra
apariencia externa, mantenemos esencialmente la forma y aspecto que teníamos en
la última vida física - incluyendo la diferenciación sexual con que nos
manifestamos en la última vida - y, en principio, el de la edad, aunque con
algunas salvedades y diferencias de detalles, como veremos.
En los seres más evolucionados,
después de un tiempo de reposo y adaptación - en estos casos normalmente
breve- se van manifestando en la forma
externa las cualidades morales adquiridas: en la expresión, en la mirada, en
cierta suavización de los rasgos, y sobre todo, en la luminosidad y color de su
cuerpo espiritual.
Además ocurre un proceso
curioso, si desencarnó a una edad avanzada rejuvenece paulatinamente en su
aspecto exterior, adquiriendo la apariencia de la edad con la que interiormente
cada ser se siente más identificado psicológicamente.
OTRA
LLAMATIVA CIRCUNSTANCIA, SORPRENDENTE PARA QUIEN NO HAYA TENIDO HASTA AHORA
NOTICIA DE ELLO, ES QUE LOS SERES QUE DESENCARNAN SIENDO NIÑOS, SI NO
REENCARNAN PRONTO CONTINÚAN SU DESARROLLO NORMAL EN EL MÁS ALLÁ HASTA ALCANZAR LA
ETAPA DE SU PLENITUD FÍSICA Y PSICOLÓGICA
2.- QUIEN NOS RECIBE
Familiares, amigos, guías especializados en atender a los
recién desencarnados, mentores y nuestro guía espiritual, que nos acompañan
hasta una vez hecho el transito.
Luego seremos llevados en función de cómo nos
encontremos a las distintas dependencias
que en el mundo espiritual, existen para
cada caso.
Y tras un tiempo variable, la entidad desencarnada
se ve impelida a ingresar en un plano concordante con su situación espiritual,
que equivale a un particular estado de conciencia. El cuerpo espiritual de cada
ser tiene, por decirlo así, una determinada "densidad" o
"vibración", lo cual hace que por "gravitación" recale
ineludiblemente en el plano que se corresponde con su estado evolutivo.
PODEMOS PREPARAR NUESTRA MUERTE
La actitud, el estado de
conciencia con el que lleguemos a la muerte, son determinantes para pasar,
mejor o peor, esa frontera. La mayor parte de los sufrimientos que pueden y
suelen darse en los moribundos obedecen a las tergiversadas ideas y miedos
provocados por una falsa educación espiritual y no al proceso desencarnatorio
en sí mismo. Las entidades espirituales nos dicen que es mucho más duro y
problemático para ellas el nacimiento que la muerte.
La Dr. E. Kübler-Ross lo resume así: "La
muerte puede ser dolorosa; morir, propiamente, no lo es".
LA TOMA DE CONCIENCIA POR UN NÚMERO CRECIENTE DE
PERSONAS SOBRE LO QUE ES Y ENTRAÑA EN VERDAD EL PROCESO LLAMADO MUERTE, SOBRE
LA REALIDAD DEL PLANO ESPIRITUAL Y LAS DIFERENTES SITUACIONES QUE EN ÉL SE DAN
EN FUNCIÓN DE LO QUE SOMOS Y HACEMOS CON NUESTRAS VIDAS, ES UNA DE LAS CLAVES
QUE ESTÁN FAVORECIENDO, QUE EL SER HUMANO CADA VEZ MÁS CONSCIENTE, TENGA UNA
PARTICIPACIÓN CADA VEZ MAYOR EN SU PREPARACIÓN, PARA EL MOMENTO DE SU DESENCARNACIÓN.
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