ES PARTICULARMENTE ÚTIL PARA
AQUELLAS PERSONAS QUE ESTÁN DEPRIMIDAS O TIENEN SENTIMIENTOS AUTODESTRUCTIVOS,
AQUELLAS QUE SIENTEN QUE “LA VIDA LAS TRATA MAL”.
Cultivar la gratitud hace
que la vida florezca, es un sentimiento de ser bendecido, es como una
apreciación más precisa de la naturaleza de la interdependencia de la vida.
También provoca sentimientos de generosidad que nos acercan a la alegría. La
gratitud puede ablandar el corazón de piedra, reservado y herido; aquel que se
construyó blindado y que es incapaz de perdonar. Además, crea tanta claridad
mental que es perfecta para el desarrollo espiritual.
Si la gratitud sienta tan
bien ¿por qué no la practicamos a menudo? Es porque nuestra mente se ha quedado
atascada en el modo de resolución de problemas ordinarios, y no se da cuenta de
lo que no funciona realmente; está tratando de resolver lo que no funciona, y
olvida lo que funciona. Esto puede parecer positivo y lo es… hasta cierto
punto, porque siempre habrá cosas “no deseables” en nuestra vida.
En consecuencia, si
reducimos nuestra experiencia a los eventos angustiosos y focalizamos la mente
en lo estresante, estaremos respondiendo de manera negativa a nuestra
existencia. ¿Eso es lo que queremos de la vida? ¿De verdad queremos retrasar el
sentido de estar vivo mientras esperamos que el futuro sea perfecto? ¿Y si el
futuro nunca llega?
Cuando nos esforzamos en
practicar la gratitud, nos damos cuenta de lo difícil que resulta. Porque no
nos hemos educado en ello. La gratitud no está presente, y surge el miedo, la
confusión, la ira. Pongamos un ejemplo: imagínate por un momento que has tenido
un accidente de tráfico, sin importancia. El coche ha resultado gravemente
dañado, pero todos estáis bien. Si te enojas con la situación y con las pérdidas
materiales del coche, pierdes la oportunidad de enfocar hacia el
agradecimiento: “Estoy agradecido porque estoy vivo, estoy agradecido porque
todos están bien, estoy agradecido porque no ha habido mayores daños…”.
Enfócate en lo positivo y verás cómo la creación y el aprendizaje son
asombrosos.
Reflexiona un momento sobre
esto: tú, con todos tus defectos, has sido elegido por la vida para vivir
conscientemente, saber qué eres y qué no eres, y hacer de ella un milagro en
cada instante.
Este regalo de la vida
consciente es la gracia, incluso cuando tu vida está llena de dificultades y no
puedes sentir ni por un momento la bondad de estar presente.
La gratitud por la gracia de
la realización consciente se convierte en la práctica de la gratitud desinteresada,
en la que tus preocupaciones poco a poco dejan de ser “solo tú” y se trasladan
a todos los seres vivos.
Cuando este estado de gracia
desinteresado comienza a florecer, tu mente se vuelve más amplia, más tranquila
y tu corazón recibe la primera oleada de la liberación tan buscada- “libre del
miedo y del deseo”-. Esa es la gracia.
¿De qué estas agradecido?
Haz una lista. Incluye lo más básico de lo que disfrutas (como el agua, el
cielo, la tierra, una ducha caliente, un café por la mañana…).
LA PRÓXIMA VEZ QUE ESTÉS EN
UNA SITUACIÓN DIFÍCIL, HAZ EL ESFUERZO DE PRACTICAR LA GRATITUD. HAZ UNA PAUSA
PARA APRECIAR ESE MOMENTO, ESE SENTIDO DE BIENESTAR Y OBSERVA: ¿DÓNDE TE LLEVA
LA GRATITUD?
TÓMATE UNOS MOMENTOS AL
FINAL DEL DÍA Y OBSERVA MENTALMENTE LAS MUCHAS PERSONAS DE MANERA INVISIBLE QUE
TE HAN SERVIDO Y SIDO GENEROSAS CONTIGO: TE HAN DADO MEDICINA, VIVIENDA,
COMIDA, EDUCACIÓN, AFECTO… Y POR SUPUESTO NO TE OLVIDES DE DARLES LAS GRACIAS.
DICE EL REFRANERO CASTELLANO
MUY SABIAMENTE: “DE BIEN NACIDO, ES SER AGRADECIDO”.
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