TODOS HEMOS DICHO Y ESCUCHADO, EN ALGUNA OCASIÓN, QUE HASTA EL ALMA SE CANSA CUANDO TODO PARECE IR MAL. ME HE QUEDADO MEDITANDO SI EN REALIDAD EL ALMA PUEDE CANSARSE Y ALGO ME DICE QUE NO.
Por encima y debajo de los
problemas, más allá de las contrariedades y antes de ellas; ahora, antes y
siempre, estará el alma quieta en su sabiduría, impasible e incorruptible en su
permanencia, pero sobre todo invulnerable ante cualquier acontecimiento
contingente.
El alma es precisamente lo
que nos impulsa a seguir, lo que de alguna forma nos llama desde dentro y nos
lleva más allá, reconfortándose y regenerándose perpetuamente sin atender a las
vicisitudes que la rodean. Por eso, es fácil entender que nada puede afectarla.
Sin embargo, a veces las
desgracias se suceden y acumulan; Como dice esa frase de sabiduría popular “Las
desgracias nunca vienen solas” y casi nunca nos dejan en nuestro punto de
equilibrio. Nos descolocan, nos sacuden, nos gritan y nos desbordan.
Y ahí, en ese mar de
amarguras nos encontramos nosotros, con nuestra confianza a flor de piel, con
la voluntad intentando empujarnos continuamente y con esa especie de impotencia
contenida que desea explotar mandado, fuera de órbita, a todo lo que nos rodea
o descoloca.
Pero sabemos que la vida es
cíclica, que tras la tormenta siempre llega la calma, que después de mucho
trasnochar tendremos que dormir, que tras la siembra se cosecha y que nunca
nada queda en el mismo punto por y para siempre.
TODO PASA. ABSOLUTAMENTE
TODO. POR SUERTE, ALGUNAS VECES…Y POR DESGRACIA, OTRAS.
Incluso para bien la
mayoría. Porque siempre he pensado que hay algo bueno en lo malo, aunque de
momento ni sepamos qué; porque en realidad nada es tan negro ni tan blanco, ni
tan frío ni tan caliente, ni tan opaco ni luminoso. Todo tiene sus matices, sus
tonalidades y sus grados.
PERO, SOBRE TODO, TODO CAMBIA…ANTES
O DESPUÉS. LA CLAVE ESTÁ EN TENER EL TEMPLE SUFICIENTE PARA RESISTIR EL CAMBIO
Y ADAPTARSE A ÉL.
SEGURO QUE TÚ QUE LEES ESTO
AHORA ESTÁS LEJOS DE TODO ELLO, LA CLAVE ESTA EN CREER SOLAMENTE EN TI. EL
RESTO VENDRÁ SOLO.
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