lunes, 9 de marzo de 2020

LA ANSIEDAD Y TRANSITAR EL VACÍO

¿TE AGOBIAS CUANDO ESTÁS EN SOLEDAD Y NO SABES QUÉ HACER? 

BIENVENIDO, LA EXPERIENCIA DE “ATRAVESAR EL VACÍO” LLEGA A TU VIDA.

Dadas las circunstancias ambientales de saturación sensorial que nos toca vivir en este siglo, daría la impresión de que para quien vive atrapado por la ansiedad, la vivencia del “VACÍO” puede ser su gran asignatura.

Al parecer en nuestro plan de estudios de la carrera Vida, llega un momento en que lo que precisamente toca, es algo parecido a la Nada, una nada inundada de vacío fértil, un vacío rebosante en el que nada hay que hacer, nada hay que resolver o cambiar, ni nada hay a que rendir culto ni rechazar. UN VACÍO QUE IRRADIA CONSCIENCIA Y LIBERTAD.

Para nuestra mente turística, la asignatura “VACÍO” y su asociación a “nada”, es toda una amenaza. Sin embargo, para quien anhela ir más allá del impacto adictivo, el vacío sacará sus demonios y centrifugará sus más íntimas rabietas. Eso si un vacío consciente, un silencio inundado de totalidad que abraza a quien se adentra y observa.

Tal vez una de las próximas aventuras humanas será la de aprender a “hacer sin hacer”, es decir, un hacer sin identificaciones con esto o aquello y los consiguientes apegos y rechazos que tales identificaciones conllevan. Tal vez durante la mencionada travesía se trata tan solo de “estar ahí”, en el ojo del huracán, tomando consciencia y manteniendo la plena presencia del ahora. Un proceso de liberación y entrada en la calma que la Inteligencia de Vida se ocupa de desencadenar en todo buscador.

La metafórica travesía diseñada entre paisajes en los que el cielo se toca con la tierra, se parece a la mirada del peregrino que no ve adorno alguno sobre el que elucubrar preguntas ni fabricar respuestas. Una travesía que conforme avanza sobre un caminar consciente, desprende la ansiedad que aprieta, al tiempo que suelta las mochilas de las memorias, un desprendimiento que anuncia los primeros destellos de una paz, tan inusual como neutra.

La revolución tecnológica que tantos años nos ha costado conquistar y que nos permitió salir de aquella “nada preconsciente”, clama ser atravesada por la visión penetrante de una renovada energía. Y si bien en aquel “camino de ida” tratamos de utilizar paquetes crecientes de información, por el contrario, en el actual camino de vuelta, nuestro destino es la “vacío”.

Pero en esta ocasión, nada nos recuerda al pasado vacío carencial, sino al vacío radiante de nuestra consciente eternidad, una eternidad que cuando nos encuentra, conjuga y trasciende todo nuestro ser interior. 

Mientras sentimos que la travesía avanza, se hace más evidente el gran mensaje del alma: No encontraremos la paz hasta que nuestro corazón, vacío de deseos y ligero como una pluma, haga su latir sin pedir nada. Pareciera que hay que pasar por el olvido de los deseos, deseos que esclavizan a este ser humano que, tras saturarse de los sentidos, puede un día ser encontrado por la energía del despertar.

Y una vez atravesado ese olvido que a cada ser humano en su momento llega, el peregrino se sentirá fluyendo en la inspiración que, en muchos momentos del día, le permitirá detenerse, contemplar y vivir la presencia. Comprenderá entonces que Lo Nuevo no aparece encadenando pensamientos ingeniosos, sino más bien brotando de un silencioso vacío que, en sí mismo, parece convocar al maravilloso ser que todos llevamos dentro.

Y así como el juego de los amantes pasa del susurro al silencio, y del silencio a los besos y a las danzas, de la misma forma en la travesía, se pasa del juego de los pensamientos a las intuiciones, intuiciones inspiradas por esa energía Cósmica que riega todo rincón de cálida esperanza.

RECONOZCAMOS QUE LA ENFERMEDAD CENTRAL DE NUESTRA CIVILIZACIÓN ES LA ANSIEDAD, UN SEMICONSCIENTE SENTIMIENTO DE AMENAZANTE SOLEDAD QUE CONTRAE Y GENERA DESCONFIANZA. 

¿El antídoto? Cuando te llegue el momento de experimentar la travesía del “vacío”, y te atrevas a dormir bajo las estrellas, abre bien tu pecho al Gran Silencio que, desde tiempo atrás, te espera.

Y, cuando más tarde llegue el día en que vuelvas a tu vida cotidiana, observarás que hay más espacio entre tus palabras, observarás que tus escuchas son más profundas, y que guardaste la televisión en un armario de estanterías bien altas. Observarás asimismo que miras el cielo más a menudo y que caminas, paso a paso, con plena consciencia. 

TAL VEZ CUANDO ESO SUCEDA Y LA PAZ TE ESTÁ ENCONTRANDO, MIRARÁS A LA ANSIEDAD COMO UN RECUERDO DE OTRAS ETAPAS. ESE DÍA, LA HUMANIDAD QUE EN TI HABITA, ESTARÁ MÁS CERCA DE LA UTOPÍA POR LA QUE LUCHA.

EL GRAN SILENCIO TE BUSCA… ÁBRETE A SU MISTERIO Y DÉJATE ENCONTRAR POR TODO LO QUE TU VIDA NECESITA Y LA PROPIA VIDA TE PONE DELANTE DE TI………………...


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