domingo, 17 de diciembre de 2023

AL FINAL DEL CAMINO

 





CIERTO DÍA, ME DI CUENTA QUE EL MUNDO ERA DEMASIADO COMPLEJO PARA SER COMPRENDIDO.

INTENTABA BUSCAR LAS RESPUESTAS EN PERSONAS Y LUGARES.

FUE CUANDO PERCIBÍ QUE ERA NECESARIO COMPRENDERME A MÍ, ANTES DE COMPRENDER AL      MUNDO.


Intenté entrar en mi mente, y comprendí que ella siempre había estado abierta, esperando que la      explorara.

Comencé andando en medio de los sentimientos: Descubrí los misterios del amor, vi la belleza de la amistad, sentí la  fuerza de la esperanza y lloré con la tristeza del       odio.

Así estaba, fascinado con el mundo de los sentimientos, cuando en un determinado momento me        caí.

En esta caída fui arrastrado a un lugar frío y triste.
Comencé a andar por los laberintos más   oscuros.

No conseguía ver nada, mis manos no conseguían tocar nada... El miedo crecía más y       más.

Percibí que había entrado en el mundo de las dudas y de la incertidumbre.

Era imposible   decidir. Era inútil intentar volver y arriesgado seguir. Me quedé parado, sintiendo que el miedo me dominaba.

Cuando el miedo, las dudas y la incertidumbre ya eran más grandes que yo, fui envuelto súbitamente por una enorme certeza: "Lo que quería era salir lo más rápido posible de aquella situación y de aquel lugar".

Y, de pronto, como si fuera magia, salí de aquel lugar horrible.

Me di cuenta que para vencer las dudas, la incertidumbre y el miedo, necesitaba solamente tener un objetivo y avanzar.
Donde estaba ya no era aquel mundo triste y gris, al contrario, era iluminado y         alegre. 
Vi. un lago y caminé hacia        él.

En sus aguas cristalinas, vi reflejarse el siguiente mensaje: "Continúa caminando y descubrirás las respuestas para todas tus    preguntas".


Allí me di cuenta de que estaba en el mundo de la sabiduría.

Obedecí y seguí        caminando. Conocí diversos mundos, cada uno con sus encantos y        misterios.

Al final de mi caminata, cuando todos los mundos ya se habían presentado, asumí que solamente conociendo mi mente, podría comprender al mundo y así descubrir el verdadero sentido de la vida, y lo   principal: Llegar al corazón de los demás a través de mi propio corazón.

¿Cómo comprender a los demás si no nos conocemos en  profundidad?
¿Cómo descubrir el verdadero sentido de la vida si muchas veces la vivimos sin         sentido?
¿Cómo llegar al corazón si no sabemos apreciar en nosotros muchas veces sus         latidos?

Los caminos más importantes son los que van hacia nuestro interior.
En esos caminos vamos y venimos a diario, algunas veces nos encontramos...otras tratamos de no vernos porque nos asalta la duda, el temor, la     incertidumbre...

Caminamos y    caminamos.

Pocas veces nos detenemos a mejorar esas rutas tan importantes que atraviesan de punta a punta nuestra         mente.
Cuando nos asalta el miedo, o tememos fracasar nos sentamos al borde del camino y nos quedamos    quietos...
Parece que las fuerzas nos abandonan, que no podemos   seguir y sin embargo el seguir caminando aún con el paso tembloroso, mirando hacia adelante, hacia la meta nos permitiría llegar a nuestro destino.

La sabiduría no se obtiene en el andar por caminos   llanos.

 

Al   contrario, podemos considerarnos sabios si ante los obstáculos no interrumpimos nuestra marcha y seguimos caminando aún sintiendo que el terreno no está         firme.

Cuando las dudas, el miedo, o la oscuridad nos cieguen pisemos con todas nuestras fuerzas y sigamos avanzando porque sólo si no nos detenemos podremos encontrar las respuestas a todos los interrogantes y de esta forma descubriremos día a día el verdadero sentido de la vida.




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