PARA SALIR DE LAS MALAS
RACHAS LO MÁS IMPORTANTE ES EXAMINAR LA SITUACIÓN Y REAJUSTAR LAS EXPECTATIVAS
HACIA EL FUTURO INMEDIATO. ES NECESARIO RENUNCIAR A LA IDEA DE QUE DEBEMOS
VOLVER A ESTAR TAN BIEN COMO ANTES A CORTO PLAZO.
LO QUE LLAMAMOS “MALAS
RACHAS” SUELE COMENZAR CON UNA PÉRDIDA O UN PROBLEMA PARTICULARMENTE DIFÍCIL DE
RESOLVER.
Después, a raíz de ese
suceso, o de forma paralela, confluyen otras situaciones problemáticas y es
entonces cuando comenzamos a sentir que estamos en una etapa en la que “todo
nos sale mal”.
PODRÍAMOS DECIR QUE, EN
GENERAL, DEFINIMOS LAS MALAS RACHAS COMO AQUELLOS MOMENTOS EN LOS CUALES
COINCIDEN VARIOS FACTORES O VIVENCIAS NEGATIVAS AL MISMO TIEMPO.
Lo usual es que las causas
de esto se le endilguen a un factor de “mala fortuna” o “mala suerte”. También
es habitual que se busque un culpable o que se pretenda interpretar todo como
un castigo o como el efecto de la “mala energía” de algo o alguien.
SI NO QUIERES VER TUS DESEOS
FRUSTRADOS NO DESEES JAMÁS SINO AQUELLO QUE SÓLO DE TI DEPENDE. -Epicteto
de Frigia-
Para que hablemos de malas
rachas, la situación ha de permanecer así por un lapso relativamente
largo. Esto, por supuesto, mina nuestra vitalidad y muchas veces nos
sumerge en un estado de pesimismo que nos hace ver como si el mundo
se hubiese vuelto gris. También nos inunda de temores y hace que revivan
inseguridades que dábamos por superadas. ¿Se puede salir de ese foso oscuro?
Claro que sí. Y estas son algunas claves para lograrlo.
PARA
SALIR DE LAS MALAS RACHAS, IDENTIFICA EL PROBLEMA CENTRAL
Aunque las malas rachas se
caractericen porque todo parece ir mal, lo cierto es que siempre hay un factor
o un foco central. Lo más habitual es que coincida con el elemento que le
dio origen a esos malos tiempos. Esto usualmente tiene que ver con la pérdida
de un trabajo, la muerte de alguien amado, una ruptura amorosa, un accidente o
enfermedad, o algún evento que propició una fuerte herida al amor propio.
Para salir de las malas
rachas es importante identificar cuál es ese elemento que tiene mayor
peso que los demás. Por lo general, ese factor es precisamente el más difícil
de resolver. Sin embargo, precisarlo nos ayuda a organizar las ideas y a
diseñar posibles soluciones o, en todo caso, a enmarcar los hechos.
EXAMINA
TU CONTEXTO MENTAL
Es muy importante que examines
todo el contexto mental que rodea a ese problema central. Dicho contexto
se refiere a las ideas que están asociadas a esa dificultad.
Si te dieron calabazas, es posible que vincules ese hecho con ideas como “fue
mi culpa”, o “nunca volveré a ser tan feliz” y otras por el estilo. Si el
problema central es el desempleo, puede ser que construyas una red de
pensamiento en la que aparecen ideas imprecisas que te hacen sentir incapaz,
incompetente o poco valioso.
Lo usual es que ese contexto
mental se torne seriamente pesimista durante las malas rachas. Además, para
salir de allí no basta con que te des tres palmaditas en la espalda y sacudas
la cabeza para que se vayan esas ideas. Lo importante es que te hagas
consciente de que ahí están esas afirmaciones negativas y que, si quieres
salir de esta etapa negativa, debes transformar esas ideas. No por las
opuestas, sino por otras más realistas.
ACTÚA,
NO TE QUEDES QUIETO
Uno de los efectos de las
malas rachas es el de conducirnos paulatinamente a cierta parálisis.
Inicialmente reaccionamos con dinamismo frente a las dificultades, pero con el
paso del tiempo se va apoderando de nosotros la inacción. Es posible incluso
que lleguemos a ubicarnos en una posición en la que simplemente esperamos que
“algo pase” para sacarnos de allí.
Si nos dejamos invadir por
esa pasividad pesimista, cada vez será más difícil superar la situación. Se
apoderará de nosotros una inercia pesimista, que casi siempre nos conduce a más
problemas y a más errores. Aunque no tengamos la sartén por el mango,
debemos actuar. Reajustar nuestras expectativas y nuestros planes y
echar a andar. Muchos tienen la fantasía de que resolver el problema es volver
al estado anterior y no es así.
Si perdimos un gran trabajo,
no esperemos a conseguir un nuevo trabajo tan maravilloso como el anterior para
movernos. Si perdimos un gran amor, no imaginemos que debe llegar otro gran
amor a reemplazarlo.
NADA SERÁ COMO ANTES Y LO
MÁS PROBABLE ES QUE TENGAMOS QUE COMENZAR DE NUEVO, EN UNAS CONDICIONES MUY
DIFERENTES. LA IDEA DE RESTITUIR EL ESTADO ANTERIOR NOS QUITA FUERZAS Y ES
INÚTIL. DE LAS MALAS RACHAS SE SALE CON HUMILDAD Y CON ACTITUD, NO
TIENE MÁS MISTERIO
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