En el rico universo interior del ser humano se confunden los sentimientos, las emociones y las pasiones, dando origen a actitudes, o pensamientos diferentes, según sea la naturaleza de cada uno de ellos. Es importante poder diferenciar estos estados y ver de qué manera se construyen y se expresan.
La emoción es entendida como un estado afectivo que transforma de un modo momentáneo pero brusco, el equilibrio de la estructura psicofísica del individuo, en forma placentera o no. La vida cotidiana nos sorprende a cada instante con todas las emociones posibles y a veces, muchas de ellas se condensan en un escaso período de tiempo (por ejemplo cuando se ve algún programa televisivo de información).
Es posible que las emociones se acompañen de modificaciones en el organismo (transpiración, lagrimeo, enrojecimiento de la piel, etc.) y se visualicen en actitudes como la vergüenza, la ira, la alegría. Es más pasajera y rápida que el sentimiento, al cual se le describe como menos brusco pero más duradero.
Sentimientos de odio, rencor, disconformidad pero también de bondad, altruismo y abnegación, constituyen las dos facetas de la personalidad, facetas que se entrecruzan y se tiñen de grises.
PORQUE EN LA PERSONALIDAD NADA ES ABSOLUTO: VIVIMOS FLUCTUANDO ENTRE LO QUE SOMOS, LO QUE QUEREMOS SER Y LO QUE VAMOS CONSTRUYENDO CADA DÍA.
En el medio de tantas emociones y sentimientos, muchas veces las pasiones se agitan. Pasiones entendidas como fuerzas del alma que hacen vibrar al ser y lo promueven con energía a cualquiera de las formas en que desee manifestarse.
Es propia de los espíritus luchadores con fuertes convicciones en sus metas y con ideas precisas de lo que se desea, más allá del valor moral de las metas. Pasiones por las cosas simples de la vida; pasiones orientadas al error, pasiones encaminadas al bien por los demás.
Por ello, la pasión puede darse en los grandes desbordes de la conducta (ira, rabia, odios) o en las más nobles expresiones del amor.
LA PASIÓN NO CONSTITUYE EN SÍ MISMA UN SENTIMIENTO, ES UNA FUERZA GENERADORA QUE AL INVOLUCRARSE CON LA PERSONALIDAD DEL SER HUMANO, TOMA SU CAUCE DE ACCIÓN, CONFORMEN SEAN LOS SENTIMIENTOS Y PENSAMIENTOS QUE LA ALIMENTEN.
Daniel Goleman en su libro "LA INTELIGENCIA EMOCIONAL" invita a "La revisión de la conciencia de los propios sentimientos en el momento que se experimenta”.
En efecto, mantener bajo control nuestra emociones perturbadoras es la clave para el bienestar emocional; los extremos-emociones que crecen con demasiada intensidad o durante demasiado tiempo socavan nuestra estabilidad". De esto deducimos la necesidad de lograr la estabilidad emocional que propicia la reflexión, porque así estaremos aprendiendo a autorregular de alguna manera, nuestro mundo interior, a controlarnos, y ser conductores de nuestro propio ser y no a constituirnos en simples esclavos o marionetas de nuestros impulsos.
DESCUBRIR CUÁLES SON NUESTRAS EMOCIONES Y CUÁL ES LA NATURALEZA DE NUESTRAS PASIONES, PUEDE SERVIR DE GUÍA PARA SABER CÓMO SOMOS Y QUÉ PODEMOS CAMBIAR -SI REALMENTE QUEREMOS CAMBIAR-.
El mayor desafío del ser humano reside tal vez, en poder cambiar pasiones orientadas al error por pasiones que se proyectan en el bien, en complementar las pasiones que sólo nos satisfacen en forma individual con otras que podamos compartir. En estas ampliaciones y proyecciones, que llevan mucho tiempo para el espíritu que comprende el proceso de evolución, el ser se fortifica y se ennoblece, porque ESTARÁ PROPICIANDO LA GESTACIÓN DE SENTIMIENTOS MÁS PUROS Y TRASCENDENTES COMO EL DEL AMOR.
ESTE SURGE ENTONCES COMO UN VALOR SUPERIOR: FUERZA Y META DE LA EVOLUCIÓN QUE SE EDIFICA LENTAMENTE, EXPERIENCIA TRAS EXPERIENCIA, EXISTENCIA TRAS EXISTENCIA.
El amor comienza construyéndose sobre pasiones generadoras y templadoras del carácter y paulatinamente, va promoviendo vivencias más plenas de espiritualidad y constituyéndose por su propia naturaleza, en el motivo de la vida.
TAL FUE EL EJEMPLO QUE LEGARON TANTOS CONDUCTORES Y SABIOS DE LA HUMANIDAD QUE SE APASIONARON POR LA VERDAD, LA JUSTICIA, LA LIBERTAD Y EL AMOR.
SE CONSTITUYERON EN REFERENTES CLAROS DE LO QUE PUEDE HACER EL ESPÍRITU CUANDO RECONOCE SU META, SU CAMINO DE BIEN, AQUEL QUE ES ILUMINADO POR LA PASIÓN DEL AMOR.
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