Empezare citando un verso del Bhagavad Gita que contiene, en muy pocas palabras, un resumen conciso de los requisitos y metas de todo proceso de auto-realización espiritual:
“SÉ INTRÉPIDO Y PURO; NUNCA VACILES EN TU DETERMINACIÓN HACIA LA VIDA ESPIRITUAL. DA LIBREMENTE. DOMÍNATE A TI MISMO, SÉ SINCERO, VERDADERO, AMOROSO Y LLENO DEL DESEO DE SERVIR. CUMPLE LA VERDAD DE LAS ESCRITURAS; APRENDE A SER DESAPEGADO Y A SER FELIZ EN LA RENUNCIA. NO CAIGAS EN LA IRRITACIÓN NI HAGAS DAÑO A NINGUNA CRIATURA VIVIENTE, SÉ COMPASIVO Y AMABLE; MUESTRA BUENA VOLUNTAD A TODOS. CULTIVA VIGOR, PACIENCIA, VOLUNTAD, PUREZA; EVITA LA MALICIA Y EL ORGULLO. ENTONCES, ALCANZARÁS TU DESTINO DIVINO”.
Si buscamos la definición de la palabra espiritual en el diccionario, nos encontramos con “perteneciente o relativo al espíritu”. Y, ampliando la búsqueda a espiritualismo, tenemos lo siguiente: “Sistema filosófico que defiende la esencia espiritual y la inmortalidad del alma”.
El término espiritual no debe confundirse con la palabra “religioso”, pero tampoco deberíamos emplearlo para describir exclusivamente al buscador de verdades elevadas.
Es, más bien, una palabra cuyo sentido debe adaptarse al grado de evolución de cada persona, porque aunque todos somos iguales (en esencia), la experiencia de cada alma depende de la cantidad de veces que ha encarnado, produciéndose infinitas gradaciones en nuestra escala evolutiva, de manera que para algunos de nosotros, en una etapa específica de nuestra evolución, es tan espiritual el hecho de poder adquirir una vivienda, o conseguir un trabajo estable, como para otras personas –que llevan más tiempo caminando por el sendero de la búsqueda espiritual– el pasar una determinada iniciación.
La diferencia estriba en que estas últimas personas, al asumir conscientemente su desarrollo, tienen un grado de responsabilidad respecto a sus actos mucho mayor que las anteriores.
LA EVOLUCIÓN NATURAL DE LA RAZA HUMANA VA DIRIGIDA A UNA ESPIRITUALIZACIÓN PROGRESIVA Y –AUNQUE DECIDIÉSEMOS NO ACELERAR NUESTRO PROCESO, ACABARÍAMOS LLEGANDO SIEMPRE AL MISMO DESTINO, SI BIEN EL LAPSO DE TIEMPO SERÍA INMENSAMENTE MAYOR.
Pero el hecho es que, a partir de un momento dado, después de atravesar un prolongado período de desilusión e insatisfacción con los objetivos y valores habituales a nuestro entorno material, el individuo intuye que existen otras realidades, otros caminos, que evocan una auténtica resonancia en su interior. Y a partir de entonces, se abre ante él la posibilidad de asumir la responsabilidad de su proceso evolutivo, participando conscientemente en él e intensificándolo, de manera que el tiempo invertido en recorrerlo sea decisivamente menor que abandonándolo a su desarrollo natural. Y ES AQUÍ, EN ESTE PUNTO, DONDE SE INICIA LA AUTO-REALIZACIÓN ESPIRITUAL CONSCIENTE DE UNA PERSONA.
El punto evolutivo al que acabo de referirme, ese momento en alguna vida en que el individuo deja de identificarse con los valores materiales por los que nos regimos habitualmente, y se enfrenta a la búsqueda de un desarrollo espiritual desconocido, pero que intuye como lo único verdaderamente esencial para él, está descrito en las antiguas enseñanzas como un punto crítico en la evolución del ser humano: es el momento en que lo que se conoce como el “sendero descendente” toca fondo, y ante el individuo se abre, por primera vez, el “sendero de retorno”, EL CAMINO DE REGRESO AL HOGAR.
Cuando decidimos emprender conscientemente este sendero de retorno, estamos dando nuestros primeros pasos en un proceso de autorrealización espiritual. Y estamos empleando una expresión sumamente precisa, porque a lo largo de todo este proceso que se extiende ante nosotros, no se produce un solo milímetro de avance que no haya sido emprendido y resuelto por nosotros mismos.
Tal como dice una conocida expresión, “EL DISCÍPULO ES AUTODIDACTA”.
ES UNA REFERENCIA MÁS A QUE, EN ESTE SENDERO DE RETORNO, NO VALEN MÁS CONOCIMIENTOS NI APRENDIZAJES QUE LOS QUE UNO MISMO EXPERIMENTA, ACEPTANDO LA RESPONSABILIDAD DE SU PROPIO PROGRESO.
En ese sentido, conviene tener presente que las distintas escuelas de pensamiento en las que nos apoyamos inicialmente, nos facilitan unas pautas que nos ayudan a prepararnos en nuestro caminar. Pero la responsabilidad es nuestra, y estamos solos desde el primer paso que damos. Y ESTA SOLEDAD ES UNA DE LAS CARACTERÍSTICAS INHERENTES AL SENDERO DE RETORNO.
Así, habiendo llegado al punto crítico en que decidimos “volver”, ¿Cuál debería ser la piedra angular de nuestra autorrealización espiritual? Prácticamente todas las corrientes de pensamiento coinciden EN BASAR EL PROGRESO ESPIRITUAL DEL ESTUDIANTE EN LA PRÁCTICA CONSTANTE DE TRES DISCIPLINAS FUNDAMENTALES: EL ESTUDIO, LA MEDITACIÓN Y EL SERVICIO.
No hace falta decir mucho sobre el estudio. La lectura diaria de textos y enseñanzas espirituales así como el estudio de los antiguos símbolos, amplía nuestra perspectiva y prepara nuestro equipo mental para futuras expansiones de consciencia.
El ejercicio diario de la meditación es esencial para poder cooperar conscientemente en nuestro desarrollo espiritual. ¿Qué entendemos por meditación?
La meditación puede definirse como la ciencia de unión entre el alma y la personalidad, y su objetivo es permitir al hombre ser, en la manifestación externa, lo que es en su realidad interna, y hacer que se identifique con su aspecto alma y no simplemente con sus características materiales. Esta ciencia de unión, que nos permite llegar a una experiencia directa de Dios como Causa Eterna y origen de todo cuanto es, implica disciplinar la vida y produce, finalmente, la iluminación. La clave del éxito en la meditación radica en una práctica constante y correcta.
EN CUANTO AL SERVICIO, PODRÍAMOS DEFINIRLO COMO UN INSTINTO DEL ALMA, Y EL PRIMER EFECTO REAL QUE SE EVIDENCIA EN EL PLANO FÍSICO DE QUE EL ALMA ESTÁ EMPEZANDO A EXPRESARSE EN NOSOTROS.
Servir empieza, simplemente, con el cumplimiento perfecto de todas nuestras obligaciones y con el hecho de asumir nuestras responsabilidades familiares y de todo cuanto constituye nuestro entorno inmediato.
Servir no es fácil. Implica un sacrificio de tiempo, de interés y de nuestras ideas personales. Exige un trabajo duro, porque requiere que realicemos un esfuerzo deliberado, con una sabiduría consciente y con capacidad de trabajar con desapego. El tipo de servicio al que podemos dedicarnos surge exclusivamente como resultado de nuestro trabajo de meditación –es el alma la que debe indicarnos nuestro campo de servicio. Pero conviene tener presente que nuestro trabajo abarcará incluso los momentos de relajación, y por ello es fundamental desarrollar una aguda discriminación respecto a qué es esencial y qué no.
Cuando logramos instaurarnos en este ritmo de estudio, meditación y servicio, y además vivimos una vida que constituye un ejemplo para los demás, olvidándonos de los resultados y aprendiendo a trabajar con desapego, empezamos a avanzar, aunque casi imperceptiblemente. En los primeros estadíos, si nuestro trabajo y dedicación son reales, serán las personas que nos rodean quienes notarán los cambios –el estudiante suele estar demasiado frustrado luchando por disciplinar su vida como parar percibir nada de ello!
La persistencia en esta triple actividad de estudio, meditación y servicio que acabo de comentar, nos conduce, eventualmente, de una expansión de consciencia a otra. Estas expansiones, son puntos de logro y, a la vez, de inicio. Implican que la persona ha conseguido un dominio total sobre un área determinada de su trabajo, por lo que puede enfrentarse a un nuevo ciclo de experiencia, que le requerirá el desarrollo de una actividad de servicio mucho más amplia, y una mayor responsabilidad.
UNA DE LAS COSAS MÁS NOTABLES QUE SUCEDEN A LO LARGO DEL CAMINO ES QUE, A MEDIDA QUE SU CONSCIENCIA SE EXPANDE, EL INDIVIDUO EMPIEZA A PERCIBIR QUE NO ESTÁ SÓLO, SINO QUE FORMA PARTE DE UN GRUPO DE ALMAS QUE LE APOYA Y SUSTENTA, Y EN EL QUE DEBE APRENDER A FUNCIONAR COMO FRACCIÓN INTEGRANTE DE UNA TOTALIDAD MAYOR.
Paso a paso, vida a vida y de expansión en expansión, el ser humano avanza como un peregrino por este sendero de retorno, cada vez más depurado y luminoso, cada vez más una expresión viva del espíritu, viviendo como un punto de tensión espiritual que reparte horizontalmente, en amoroso servicio a la humanidad, toda energía superior que ha contactado verticalmente por medio de su vida como alma. Cada paso dado ensancha nuestra perspectiva y aumenta nuestra responsabilidad. Cada objetivo logrado nos abre las puertas al siguiente.
EL SENDERO QUE SE HA ABIERTO ANTE NOSOTROS CONTINÚA MÁS ALLÁ DE LO QUE NADIE PUEDE IMAGINAR.
EL VIAJE ES DURO DESDE EL PUNTO DE VISTA MATERIAL, PERO YA NO QUEDA NADA ATRÁS QUE PUEDA ATAR AL PEREGRINO.
Y ANTE ÉL SÓLO SE ABRE EL CAMINO QUE VA HACIENDO, PASO A PASO.
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