¿EL CAMINO DEL SILENCIO INTERIOR
Estoy en medio de la naturaleza compartiendo con la madre tierra y observo, cómo una pareja de gorriones busca pequeñas ramas para hacer un nidito en un hueco de un árbol.
Y VIENEN A MI MENTE LAS PALABRAS DE JESÚS: ““MIREN LAS AVES DEL CIELO, QUE NO SIEMBRAN, NI SIEGAN, NI RECOGEN EN GRANEROS Y SU PADRE CELESTIAL LAS ALIMENTA. ¿NO VALEN USTEDES MUCHO MÁS QUE ELLAS?”.
Este pensamiento surgió, no sólo a causa de la falta de confianza en la CREACIÓN que mostramos continuamente, al no ser capaces de entender y sentir que la creación es perfecta y que si nosotros hacemos nuestra parte….Dios, la espiritualidad o cada ser humano sienta según su creencia, sino que además surgió con más profundidad, en la desconfianza con que en el momento actual encaramos nuestra existencia.
Estos días, el tema fue recurrente con algunas personas que me llaman para intentar encontrar respuestas a una parte de su vida.
Apareció de distintas formas: como una idealización de la vida de otros, que suponen tienen más ventajas, posibilidades o beneficios que les permiten un plácido y feliz transcurrir; como una idealización personal de lo que debieron ser y no pudieron o no les fue permitido; como un consecuente vacío generalizado en que nada tiene sentido; como una desenfrenada búsqueda de objetivos que den significado o satisfacción.
A la corta o a la larga, ninguna de estas acciones logrará lo propuesto porque están basadas en un “modelo” impuesto, externo y superficial. “Si soy de tal forma o tengo tal cosa o estoy con tal persona… entonces… seré feliz o me sentiré completo o la vida será maravillosa o Dios me sonreirá o (complételo usted según su sentir)”.
LO QUE FUNCIONA EN EL FONDO DE ESTA AFIRMACIÓN ES LA SENSACIÓN DE QUE SIEMPRE ALGO NOS FALTA, DE QUE SOMOS CARENTES, DE QUE ESTAMOS INCOMPLETOS, DE QUE NO VINIMOS CON LO NECESARIO PARA SENTIRNOS PLENOS.
El deseo de solucionarlo es tan fuerte que nos obsesiona y nos ciega para ver la realidad. Esas sensaciones y deseos provienen del Ego, el cual está estructurado para perseguir esas zanahorias continuamente; para colmo, lo hace con las mismas herramientas inservibles, que incrementa en cada nuevo desafío: el círculo vicioso está asegurado.
¿CÓMO SALIR? EN PRINCIPIO, PONIENDO AL EGO EN SU LUGAR. COMO BIEN ILUSTRABA GURDIEFF, SOMOS UNA CASA DIRIGIDA POR LOS SIRVIENTES, EN LUGAR DE POR EL AMO.
Cada uno de ellos (los distintos aspectos de Ego) toma alternativamente el mando, autodenominándose Yo, y procura que los demás realicen lo que desea. Es bastante fácil notar que, cuando se nos ocurre hacer algo (mejor dicho, cuando uno de nuestros aspectos quiere algo), inmediatamente aparecen las voces de los demás, que lo llenan de miedo o lo desaniman recordándole que no sirve para nada o lo enojan por los inconvenientes que se le cruzarán en el camino o muchas cosas más.
EL PROBLEMA ES QUE NOS IDENTIFICAMOS CON ESTOS SIRVIENTES, NOS APEGAMOS A ESTOS YOES Y LOS DEFENDEMOS CON UÑAS Y DIENTES DEL MUNDO Y SUS PELIGROS. CUANDO ENCONTRAMOS ESPEJOS AFUERA, EN LUGAR DE USARLOS PARA RECONOCER A ESOS YOES Y SACARLOS DE LOS JUEGOS REPETITIVOS Y DEL FALSO PODER QUE REPRESENTAN, LOS REFORZAMOS CON JUSTIFICACIONES Y EXCUSAS.
El Ego es un aliado útil, un mayordomo muy talentoso que alinea el cuerpo y la mente, un instrumento que nos orienta en los mundos externos e internos y que debe ser sanado y entrenado, pero que es menester mantener a raya porque tiende a creerse el Amo, esto es, El Ser.
Cuando ponemos al Ego en su lugar, podemos comprender que nada nos falta, que hemos venido con todo lo necesario para jugar en la Creación.
ANTES DE ENTRAR A ESTA ENCARNACIÓN, NOS PROPUSIMOS DETERMINADOS DESAFÍOS, DETERMINADAS LECCIONES: CADA “PROBLEMA” VIENE CON SU SOLUCIÓN, CON LOS RECURSOS, PERSONAS Y SITUACIONES QUE SE DESPLEGARÁN EN EL MOMENTO EN QUE LOS PRECISEMOS.
TAMBIÉN, LLEGAMOS A ESTA ENCARNACIÓN CON LOS TALENTOS QUE NECESITARÍAMOS PARA PODER SUPERAR LA LECCIÓN O LECCIONES QUE VINIMOS COMO DIGO A INTEGRAR EN NUESTRO CONOCIMIENTO, COMO CAMINO DE NUESTRA EVOLUCIÓN.
Cuando tomas a los demás de modelos o te denigras creyendo que no tienes algo o no eres nadie, no estás recorriendo tu propio camino y, por lo tanto, nada de lo que has previsto se puede desplegar. Permanece como un potencial, en espera de que despiertes y te valores como el ser especial que eres. Al apreciar tu unicidad, tu inefable creación, todo viene a ti para desarrollarlo.
El Ser atrae las condiciones en que tu don, tu presente, tu servicio a este mundo pueda concretarse. Así, el interior manifiesta el exterior, usando al Ego como instrumento. Aparecen las ramitas para tu nido, al alcance de tu mano, como con los gorriones, que ahora cantan la súbita salida del Sol, la Luz que todo lo ilumina.
RECONOCIMIENTO DEL CAMINO
“DOS PERSONAS SE AMAN ÚNICAMENTE CUANDO SON CAPACES DE VIVIR LA UNA SIN LA OTRA, PERO DECIDEN VIVIR JUNTAS".
Esta frase de M. Scott Peck resonó en mí hace años y, estos días, la vi en algún lugar y volvió fuerte el impacto de sus libros. “El camino menos transitado” fue, desde el título, una invitación.
Siempre, tomé ese camino (y lo sigo haciendo) como algo que viene incorporado, sin necesidad de decisión ni estrategias: es simplemente así.
Hasta en las más mínimas y simples posibilidades, como andar por la calle, tomo el camino menos transitado. A través de los años, esas sendas alternativas, recorridas por pocos, tan personales y distintivas, están siendo seguidas por muchos otros y me regocijo en ello.
La frase del comienzo fue fundamental en mi vida, no sólo como paradigma en una pareja sino en cualquier relación, de las que tenemos con los demás a lo largo de toda nuestra vida.
El pegoteo, la simbiosis, la dependencia, el sometimiento, la obediencia, el drama de “no puedo sin ti” (típica de los boleros y las canciones románticas) suena seductor pero es destructivo para ambos. En una relación cercana más.
MOVILIZAR EL PODER POTENCIAL DEL OTRO Y AYUDARLO A QUE SEA CONSCIENTE DE TODOS SUS TALENTOS, ES NUESTRA OBLIGACIÓN MORAL Y DEBERÍA SER EL DON QUE OFRECEMOS AMOROSAMENTE A LOS DEMÁS.
HACER O SER EL CAMINO DEL SILENCIO INTERIOR
Nietzsche dijo: “La actividad constante es el refugio de quienes temen encontrarse consigo mismos”. Es una verdad muy experimentada en estos tiempos. La misma sociedad incita la ocupación continua, los estímulos a ser “completos”: trabajar; tener familia, amigos, grupos; distraerse (televisión, cine, internet, juegos, etc.); estudiar; ejercitar el cuerpo; concurrir a actos culturales y muchas otras “obligaciones” del individuo contemporáneo… ni los chicos se salvan de estar ocupados todo el día! Y las mujeres son las más presionadas para ser y tener todo.
ESTA ENORME DISPERSIÓN DE LO QUE, SE SUPONE, NOS HARÁ FELICES Y PLENOS SÓLO CONTRIBUYE A UNA DEFRAGMENTACIÓN DE LO QUE SOMOS, A ESTAR AFUERA DE NOSOTROS MISMOS, CREYENDO QUE ENCONTRAREMOS EN EL EXTERIOR LO QUE NOS DARÁ SIGNIFICADO, PROPÓSITO, PAZ, SATISFACCIÓN.
Cuando encontramos un momento de silencio o de inactividad nos angustiamos, salimos huyendo a hacer algo porque no soportamos todas esas voces INTERIORES, desesperadas, sufrientes, depresivas que nos reclaman su atención. Al principio, cuesta quedarse y escuchar, aceptar, sanar, movilizar esos aspectos hacia la verdadera esencia, ésa que rezuma serenidad, confianza, amor. Sin embargo, es el único camino.
Así, nos damos cuenta de que los cantos de sirena de la sociedad sobre Hacer y Tener son insustanciales y vacíos y que jamás podrán reemplazar al Ser.
SOLO EN EL SILENCIO INTERIOR Y EN ESA CITA DIARIA A SOLAS CON NOSOTROS MISMOS, SEREMOS CAPACES DE DEJAR DE “HACER” PARA “SER”.
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