martes, 9 de marzo de 2010

LA VERDAD QUE NADIE NOS CUENTA,SOBRE LA CRISIS ECONOMICA

¿Quién paga la crisis? Y ¿Quién se beneficia de ella?

De una forma brutal (y todavía sin resistencia social) el sistema capitalista (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso recesivo económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia), por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social ("ajustes"), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral.

En este proceso de "sobreexplotación capitalista" (que retrocede las conquistas sociales y sindicales a estadios inferiores) se explica el mantenimiento de la rentabilidad empresarial (ganancias capitalistas) mientras la economía mundial se desploma por efectos de la crisis recesiva global.

Desde que estallara el colapso bancario y bursátil en septiembre de 2008, el sistema nunca pudo recuperarse, y finalmente la crisis de la "economía de papel" terminó impactando en la "economía real", primero en las metrópolis imperiales de EEUU y Europa, extendiéndose luego por toda la periferia "subdesarrollada" y "emergente" de Asia, África y América Latina.

Pero la llamada "crisis" tiene claramente dos lecturas paralelas: Por un lado, los pulpos financieros de Wall Street y las bolsas mundiales, reciclan una nueva "burbuja" ganancial, no ya con dinero especulativo proveniente del sector privado, sino con fondos públicos (de los impuestos pagados por toda la sociedad), puestos compulsivamente al servicio de un nuevo ciclo de rentabilidad capitalista con la crisis.

Mientras el proceso inflacionario-recesivo desatado desde las economías centrales (EEUU y Europa) ya genera hambre, pobreza y devaluación acentuada del poder adquisitivo de las mayorías a escala planetaria, un selecto grupo de mega-empresas y multimillonarios multiplican a escala sideral sus activos empresariales y sus fortunas personales.

Simultáneamente, la economía real del Imperio y de las potencias centrales colapsa en todas sus variables, y los sectores más desprotegidos ya sufren los "ajustes" mientras una crisis social, todavía de efectos imprevisibles, asoma de la mano de los despidos masivos en Europa y EEUU.
Está claro entonces que lo que es "crisis" para unos (los despedidos y los sectores más desprotegidos de la sociedad), resulta "burbuja ganancial" para otros (el capitalismo financiero que desató la crisis con la economía del apalancamiento especulativo).

Los que se benefician con la crisis
El actual proceso económico recesivo prueba nuevamente que durante las crisis los consorcios directrices del sistema capitalista descargan ( y trasladan) sus "pérdidas" al conjunto de la sociedad mientras concentran ganancias privadas dentro de un nuevo ciclo económico.

Desde el desenlace de la crisis financiera, septiembre de 2008, el sistema capitalista central (EEUU-potencias del euro) ensayó tres formas combinadas para "trasladar" la crisis al conjunto de la sociedad:

A) El capitalismo financiero, con el argumento de la "catástrofe económica" utiliza dinero público (de toda la sociedad) para salvar al capitalismo privado y generar un nuevo ciclo financiero de rentabilidad del capital. En este proceso, el peso del costo lo llevan los sectores sociales menos "diversificados" que pagan impuestos a través de sus ingresos y salarios.

B) El capitalismo industrial o comercial, con el argumento de la "catástrofe económica" reduce "costo laboral" despidiendo empleados, reduciendo salarios y suprimiendo beneficios sociales, y "sobreexplotación" de la fuerza que queda ocupada. Achican otros gastos (e inversiones) de la producción para ganar lo mismo produciendo y vendiendo menos, lo que agudiza la recesión y genera más baja del consumo y despidos laborales.

C) Los Estados capitalistas bajan "costo social" por medio de la reducción del gasto público (salud, vivienda, educación, etc) para compensar la merma de la recaudación durante la crisis.
De esta manera, el sistema capitalista (por medio de los Estados y las empresas) descarga el peso de la crisis sobre el sector más débil de la sociedad: Los pobres y los sectores más desprotegidos (que siguen sumando población sobrante) y los asalariados (la fuerza laboral masiva) que sirven como variable de ajuste para la preservación de la rentabilidad capitalista durante la crisis recesiva.
Los gigantescos paquetes de estímulo lanzados por los gobiernos han ido a parar a los mercados financieros creando una "burbuja" especulativa que está haciendo subir las bolsas desde hace tres meses, mientras el resto de la economía, principalmente en EEUU y Europa, se desploma.

Los que pagan la crisis
La primer ley histórica del capitalismo es la preservación de la rentabilidad (base de la concentración de riqueza en pocas manos), aún durante las crisis.
De manera tal que, cuando estallan las crisis de "sobreproducción" (por recesión y achicamiento de demanda) el sistema aplica su clásica fórmula para preservar la rentabilidad vendiendo y produciendo menos: Achicamiento de costos.

En esa receta de "achicar costos" sobresalen claramente, en primera línea, los laborales (de las empresas) y los sociales (del Estado) para compensar la falta de ventas y de recaudación fiscal.
En consecuencia (y como ya está probado históricamente): Las empresas mantienen sus rentabilidades, sube la recesión, sube la desocupación, cae el consumo, y se expande la pobreza y la exclusión social.

Hay una estimación -alimentada por números oficiales- que expresa que la presente crisis recesiva global va a arrojar (como consecuencia de los despidos y del achicamiento del consumo) a más de 1000 millones de personas a la pobreza y a la marginalidad.

Los analistas y periodistas del sistema se preocupan por las pérdidas empresariales y por los efectos de la crisis en los países centrales, obviando que la crisis más aguda del consumo y de la desocupación, tanto en EEUU como en Europa, la sufren los empleados y obreros de baja calificación que están conformando un peligroso CALDO DE CULTIVO masivo de protestas y conflictos sociales.

Las masas asalariadas (la fuerza laboral mayoritaria) y los sectores más desposeídos de la sociedad (los pobres estructurales) pagan el grueso de la crisis capitalista por medio de los ajustes sociales, despidos, suspensiones, reducción de salarios, supresión de beneficios sociales, abolición de indemnización por despidos, reducción de aportes patronales, etc.
En este escenario, hay un "costo laboral" y un "costo social" de la crisis capitalista que pagan los asalariados y las mayorías más desposeídas.
Pero, al "costo laboral" hay que agregar el "costo social" que pagan los asalariados y pobres a través de Los Descuentos impositivos al salario y a los impuestos que gravan el consumo de alimentos y productos esenciales para la supervivencia.

Las masa más desprotegida y los asalariados "cautivos" pagan la crisis de tres maneras:

1) A través de las cargas fiscales a los salarios (que se le descuentan compulsivamente de su sueldo),

2) a través de los impuestos al consumo (que paga en el momento que compra alimentos o productos gravados para el consumidor),

3) A través de los despidos o reducciones de salarios, o de los "ajustes" del Estado con reducción de planes sociales y baja de los aportes patronales.


La masa asalariada (mayoritaria en numero y la peor pagada) y los pobres, son a su vez los mayores perjudicados por la utilización fraudulenta (estafa con el Estado capitalista) de fondos de impuestos públicos para salvar a empresas privadas, ya que no cuentan con los recursos (ahorros y medios capitalistas de supervivencia) de las clases altas o medias altas.
EN ESTE PANORAMA DE LA SOCIEDAD ACTUAL, EN LA QUE VIVMOS, los ocupados pagan los "rescates capitalistas" con su salario y con lo que consumen, mientras que los desocupados y marginados sociales lo hacen a través de los pocos productos que puedan adquirir para su supervivencia inmediata.

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