miércoles, 10 de octubre de 2018

LA FELICIDAD NO ES……… YA ESTÁ


TODOS ES EVIDENTE QUE QUEREMOS SER FELICES. Y LO BUSCAMOS EN CADA PASO QUE DAMOS. INICIAMOS CAMINOS NUEVOS, EMPRENDEMOS OTROS PROYECTOS, CAMBIAMOS DE VIDA, DE AMIGOS O DE RUTINAS SIEMPRE CON EL MISMO FIN…… “SER MÁS FELICES”. PARECE QUE LA FELICIDAD ES ALGO QUE NOS FALTA SIEMPRE. YO AL MENOS NUNCA HE OÍDO A NADIE DECIR QUE LE SOBRE FELICIDAD. 

Posiblemente la busquemos tanto porque la definimos mal, de hecho hay tantas definiciones de felicidad, como seres humanos.

Ni en tiempos, ni en espacios, ni en personas, ni en cosas que podamos poseer, está. El solo pensamiento de poseerla la desvirtúa y se nos escapa entre los dedos sin poderla retener.

Y no solamente la definimos mal, sino que en la mayoría de ocasiones también la buscamos en el lugar equivocado.

La felicidad es un estado interior que a veces identificamos con la alegría, pero que no coincide con ella. Puede contenerla, de hecho cuando estamos alegres somos felices, pero no al revés. Podemos ser felices sin experimentar los signos comunes del contento.

He llegado a la conclusión de que ponemos unas expectativas muy dilatadas a lo que llamamos felicidad. Anchas, largas, intensas, arrebatadoras capaces de vivir en una especie de espiral de gozo que pretendemos mantener siempre, pero que siempre, también, se nos presenta como una quimera nunca satisfecha.




El estado interior de la felicidad se relaciona más con la paz interior. Con la coherencia de hacer aquello que sentimos y no lo contrario. Con manejar nuestra vida, no dejándosela manejar a nadie. Con La sencillez, con el estar libre de ataduras y con la serenidad de pasar por la vida y las situaciones sin hacer ruido.

Otra manifestación de ese estado interno llamado “felicidad” se produce dentro de nosotros cuando “DAMOS A LOS DEMÁS” Y “”NOS DAMOS A NOSOTROS MISMOS”. De ahí que las personas que se dedican a los demás, en cualquiera de sus formas, sientan que son felices.

Es como si al repartir lo que uno tiene, lo que puede hacer o la ayuda que pueda aportar se duplicase la sensación de sentirnos bien con nosotros mismos. Estar en paz. Estar en el centro de nuestro ser.

Lo cierto es que cuanto más llenemos el concepto “felicidad” más difícil será llegar a él.

Tenemos demasiadas expectativas en todo, en los demás, en las situaciones, en lo que está programado, en lo que vamos a conseguir, en lo que deben de darnos. 

Esperamos, siempre esperamos que todo nos vaya mejor. En el futuro, más tarde, después.

La sensación de elegir lo que nos haga sentir bien es lo que se acerca a la felicidad.

HABRÁ QUE HACER UNA REVISIÓN DE TODO NUESTRO PEQUEÑO UNIVERSO DE DESEOS PARA SELECCIONAR AQUELLOS POSIBLES, LOS QUE SOBRE TODO DEPENDAN DE NOSOTROS Y SERENARNOS EN LOS LOGROS.

TODO SERÁ MÁS FÁCIL. TODO SERÁ MÁS SENCILLO.

LA FELICIDAD NO ES. YA ESTÁ.


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