miércoles, 13 de noviembre de 2013

AUTORITARISMO Y AUTORIDAD (APRENDIENDO A SER PADRES)

LA IMAGEN DE LA SOCIEDAD MODERNA ES LA DE UNA SOCIEDAD QUE, TEMEROSA TAL VEZ POR EL RECUERDO DE ÉPOCAS MARCADAS POR UN PROFUNDO AUTORITARISMO, INTENTA AHORA CONDUCIRSE SIN PAUTAS FIRMES EN ALGUNOS ASPECTOS Y SIN SEÑALES CLARAS QUE ORIENTEN LA VIDA COMUNITARIA.

Karl Manheim (en "Diagnóstico de nuestro tiempo"), menciona pues tres tipos de autoridad en el desarrollo histórico: 

1. LA AUTORIDAD DE LA TRADICIÓN 

2. LA AUTORIDAD DE DIOS, RELIGIOSA 

3. LA AUTORIDAD DE LA RAZÓN

Ahora en este comienzo de siglo, en nuestras culturas, estas categorías parecen estar en crisis, incluida la de la razón que fue destronada de su indudable autoridad. Nada es indudable. No hay lugar para lo universal, válido para todos por igual. Cada uno se otorga el derecho, el poder y hasta la dignidad de establecer su propia razón, incompatible a veces con la opinión ajena que también es propia, inalienable.

Jaime Barylko ("EN BUSCA DE LOS VALORES PERDIDOS") expresa " ... que de esta manera se produce la des-integración y ya no existe la autoridad universal. Ahora hay individuos sueltos, con razones sueltas y cada uno justifica a su manera sus elecciones valorativas. O no las justifica".

Consideramos que a la educación le compete pues, la compleja tarea de pensar la recomposición de nuevas pautas valorativas para revitalizar un mundo en común que nos comunique y nos ayude a vivir con más felicidad y menos angustia. Debemos encontrar nuevas formas de autoridad que no se basen en la obediencia ciega ni en el liberalismo radical, porque algún tipo de autoridad debe darse, aquella que establezca guías, parámetros y cauces que alienten el bien común.

Hablamos de autoridad y no de autoritarismo: la primera implica respeto y ascendiente natural fruto de una personalidad con convicciones de bien; el segundo, remite a la imposición, y logra como respuesta, a veces, la obediencia sin objeciones basada en el temor, otras veces, la rebeldía y la violencia como formas de manifestación.

El autoritarismo no dialoga, ordena y siempre lo hace desde una plataforma de poder (institucional, escolar, gubernamental, familiar). En cambio, la autoridad propone pautas y directivas de acción a fin de favorecer el bien de la otra persona. Si bien emite su base, admite también la réplica.

La diferencia fundamental entre ambos conceptos radica en el sentimiento que las anima: una es producto de una fuerza negativa y arrolladora que violenta al ser en sus decisiones, y la otra, remite a la necesidad de guiar armónicamente, sin violencias ni falta de respeto a la dignidad y libertad humana.

La autoridad, sobre todo en el rol del educador -padres, docentes-, implica involucrarse y comprometerse. Expresa Barylko que "por miedo a ser autoritarios soñamos que con el mero borrarnos o ausentarnos de la escena florecería, sola y brillante, la moral autónoma, las reglas de cada cual. No sucedió así. La ausencia de un mensaje claro y firme de padres a hijos, de maestros a alumnos, no produjo creatividad ni incidió favorablemente en el desarrollo de nadie: produjo la nada y la consiguiente angustia"

Por ello creemos que es tiempo de Maestros, de Padres, que en su rol de educadores, puedan restablecer los cauces necesarios para que el río no desborde y fructifique en conceptos firmes y trascendentes. 

La tarea educadora de los padres reclama gestiones y acciones que conduzcan a una autoridad intransferible y fundamental en el crecimiento y desarrollo de los hijos.

En el libro "LAS VIRTUDES FAMILIARES" de Popov y otros, se exponen cuatro modos de relacionarse con la autoridad paterna, cada uno de los cuales tiene un gran impacto sobre la calidad de vida de la familia. 

* PERMISIVO, QUE LLEVADO AL EXTREMO ES UNA FORMA DE DESCUIDO. 

* DOMINANTE, QUE PUEDE SER AGOBIANTE. 

* DEMOCRÁTICO, QUE ABRE PASO A CONFLICTOS Y LUCHAS POR EL PODER. 

* INDECISO, QUE VA Y VIENE ENTRE LAS TRES FORMAS ANTERIORES, LO CUAL CONDUCE AL CAOS.

El análisis de la propia personalidad de los padres con sus tendencias erróneas, sus debilidades y también con sus fuerzas positivas, la manera de establecer las relaciones dentro del hogar, así como también el conocimiento de la naturaleza espiritual que se tenga de cada hijo en particular, puede ayudar a ubicarse en cada aspecto.

Se podría establecer un modelo diferente a los existentes, por ejemplo, el de padres educadores: capaces de actuar con firmeza, poniendo límites claros que no se contradigan con los hechos, de ser afectuosos y pacientes, con deseos de brindar a cada hijo, aquello que necesita para su propia proyección espiritual.

La autoridad de los padres deber estar siempre al servicio del aprendizaje del niño para que este pueda desarrollar sus virtudes y debilitar sus errores en un ambiente donde la palabra y el ejemplo de la conducta paterna es permitir que los niños desarrollen su propia autoridad interior, el sentido de la responsabilidad personal y la capacidad de tomar decisiones morales y conscientes. Cuanto más pequeño es el niño, más depende de que un padre/madre justo y afectuoso lo guíe y discipline su conducta. Una disciplina justa y razonable les confiere la base para la autodisciplina, entendida como la capacidad de saber adecuar sus actos y expresiones, controlarse, autor regularse conforme a sus valores y su conciencia. 

El sentimiento de unión y camaradería que debería existir entre padres e hijos no va en desmedro de la legítima autoridad que el padre /madre en su rol irreemplazable de educador, debe ejercer. "Debemos renunciar a la idea de ser un amigo que a veces educa, a fin de convertirnos en un padre educador que, a veces, puede portarse como un amigo. Nuestros hijos tendrán muchos amigos a lo largo de la vida, pero sólo nosotros tenemos el privilegio de ser sus primeros mentores" (Popov y otros). 

CONSIDERO IMPORTANTE DESTACAR QUE LA AUTORIDAD NO SE GANA CON EL HECHO BIOLÓGICO DE LA PATERNIDAD, NO SE LOGRA IMPONER PORQUE SE LEVANTE LA VOZ O SE DÉ UN CASTIGO. 

LA AUTORIDAD ANIDA EN EL SER Y SE LOGRA CON LA FUERZA QUE BRINDA LA UNIFICACIÓN DE UN MATRIMONIO SÓLIDO, LA CONCORDANCIA EN LAS PAUTAS DE DISCIPLINA Y LA TOMA DE CONCIENCIA DEL OBJETIVO A LOGRAR CON CADA HIJO, EL CUAL DEMANDA NECESARIAMENTE, ACUERDOS, CONSTANCIA Y PACIENCIA EN SU EDUCACIÓN.

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