YA HEMOS RECORRIDO LOS PRIMEROS DÍAS DE ESTE 2018, YA ESTAMOS MÁS TRANQUILOS, YA TODO HA VUELTO A LA NORMALIDAD Y TENEMOS MÁS TIEMPO PARA MEDITAR……SOBRE LO QUE NOS ESPERA.
Y como no cada vez que finalizamos un año y comenzamos otro, hay una especie de incertidumbre silenciosa que planea sobre nosotros. ¿Vendrá un año realmente mejor que el que hemos pasado? ¿Sucederá algo, a lo largo de estos nuevos 365 días que de alguna forma cambie mi vida? ¿Podré con esas metas que pospongo y que siempre van conmigo?...
TERMINAR UN AÑO Y COMENZAR OTRO ES UNA IMAGEN MENTAL SIMPLEMENTE. Podríamos decir que el año de cada uno, comienza en su fecha de cumpleaños.
No obstante, sentir cosquillas en el corazón ante lo que está por venir aumenta la adrenalina y, de alguna forma, nos impulsa a seguir creyendo que muchas situaciones agradables nos quedan por vivir.
Nuestros miedos, nuestras angustias, los temores que se instalan en el alma y ahogan la esperanza…tienen su origen en un ir y venir frenético del pasado al futuro, reviviendo lo que nos dañó o lo que tememos que nos dañe.
NINGUNA DE LAS DOS CATEGORÍAS EXISTE EN TIEMPO REAL. NINGUNA PUEDE EJERCER SU TIRANÍA SOBRE LO QUE ACONTECE, A NO SER QUE LE DEMOS PERMISO PARA ELLO.
En verdad, lo único que tenemos es el PRESENTE, un presente que se hace continuo en el tiempo y que va estirando el día de hoy hasta que constituye los siguientes tramos que vivimos siempre como inmediatos y determinantes.
Instalarnos en el AQUÍ y en el AHORA tiene el inmenso valor de rescatarnos del miedo que se diluye en lo que podemos enfrentar cuando estamos viviéndolo. La vida me ha demostrado muchas veces que de nada vale imaginar el dolor, siempre será otro cuando suceda. Que de nada vale suponer el miedo, no será el mismo cuando llegue o tal vez ni siquiera llegue. No tiene sentido vivir en dimensiones que ya sucedieron o adelantar las que están por llegar cuando la misma vida decide por nosotros tantas veces.
Somos capaces de enfrentarnos a TODO y en ello, nadie es más que nadie. Cuando observamos situaciones terribles que suceden a los demás rápidamente al trasladarlas, hipotéticamente a nuestra vida, llegamos a la conclusión de que nosotros no podríamos con ellas.
Nos equivocamos. Somos capaces de enfrentarnos a cualquier situación. Hay una fuerza única que nace y se genera de forma espontánea en el corazón que nos ayuda siempre a tener el valor suficiente para seguir adelante y enfrentar lo que nos llegue.
Basta comprender. Es suficiente tener compasión con los demás y con nosotros mismos.
Basta, en definitiva, pensar que todo puede pasar en un instante pero que a su vez nada puede pasar para lo que no debamos estar dispuestos en cualquier momento.
HAY QUE VIVIR SIN LA ANGUSTIA DE LO QUE PASÓ, Y YA NO PUEDE HACERNOS DAÑO, O SIN EL MIEDO A LO QUE PASARÁ Y, QUE SEGURO, SERÁ DISTINTO A LO QUE IMAGINAMOS.
ESTO NOS DARÁ LA PAUTA DE QUE SOLO HAY UN PRESENTE CONTINUO QUE SE PROLONGA EN UN TIEMPO SIEMPRE ACTUAL Y CONTEMPORÁNEO, SIEMPRE SIMULTÁNEO Y SINCRÓNICO…DONDE SOMOS SOBERANOS.
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