Dice el refranero castellano: “Que no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”. También decimos, que después de la tempestad llega la calma.
Pero en la gran mayoría de ocasiones lo que llega es un tiempo muerto, de aturdimiento, de confusión en el que uno no sabe qué hacer. Del cual uno debe salir cuanto antes y recuperar la normalidad en su vida.
La mejor forma para ello es tener las ideas claras, un objetivo claro por cumplir y sobre el que centrar la atención y el esfuerzo y algo o alguien a quien amar para encontrar el remanso en los tiempos difíciles.
Hay seres humanos que siempre están metidos en tormentas o que ellos mismos lo son. Personas que disfruta con las discusiones, con criticar a los demás y que solo se ven el lado negativo de las cosas y las situaciones que viven, tanto ellos como quienes les rodean.
Personas a las cuales la felicidad no les va. Es como si rompiesen su estado natural de equilibrio de sentirse bien y entonces la calma se convirtiese en un caos del que solo saben salir comenzando por su principio; el que conocen.
Si tienes al lado a una de estas personas o tú mismo lo eres hay que protegerse. Defenderse de la toxicidad de los demás o de la propia.
Mediten estas reflexiones y siéntanlas:
"No hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque así tú lo decides”.
“SI OBSERVAS TU VIDA ENCONTRARÁS MUCHAS EXCUSAS PARA SUFRIR, PERO NINGUNA RAZÓN VÁLIDA”.
“TANTO LA FELICIDAD COMO EL SUFRIMIENTO ES UNA ELECCIÓN PROPIA”.
Tomar conciencia de quienes somos, ser conscientes de nuestros valores y nuestras limitaciones, ser positivos, tener la sonrisa fácil, ejercitar la amabilidad y ser flexibles, es verdad que no siempre es fácil, pero debemos intentarlo, por otra máxima que dice “no se consigue, lo que no se intenta”.
La vida nos pone en el medio de conflictos, tempestades, terremotos en los que perdemos nuestro centro y nuestra zona de confort. Y es en ese punto donde uno tiene que encontrar las herramientas necesarias para continuar el camino que aún nos queda.
Una de las mejores formas de salir adelante es encontrando lo que nos apasiona. ¿Qué es lo que más me gusta hacer? ¿De qué forma mis horas pasan volando? ¿Con quién me gusta hablar? ¿Qué lugares me gusta frecuentar? ¿Qué libros me encanta leer? ¿Escucho esa música que tanto me transporta?
Muchas veces por comodidad no nos movemos. Nos quejamos de que nada cambia, sin hacer nada para que todo cambie, nos quejamos de que no nos sucede nada extraordinario…pero no hacemos nada extraordinario para que suceda.
En contadas ocasiones las alegrías llaman a nuestra puerta. Sin embargo las desgracias saben muy bien donde vivimos.
POR ESO HAY QUE MOVERSE. DAR EL PRIMER PASO PARA EL CAMBIO Y POSIBLEMENTE EL RESTO VAYA DISCURRIENDO POR UN CAMINO QUE SE ABRE CON CADA ACCIÓN, POR PEQUEÑA QUE SEA.
COMENCEMOS A HACER, EVALUANDO CONSTANTEMENTE EL RESULTADO DE NUESTRAS ACCIONES, PARA TENER LA CERTEZA DE QUE VAN EN LA DIRECCIÓN QUE NOSOTROS QUEREMOS QUE VAYAN.
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