LA MAYORÍA DE LOS SERES HUMANOS SIMPLEMENTE PASAN POR LA VIDA, O DEJAN QUE LA VIDA PASE SIN SER CONSCIENTES DE ELLO, SIN EMBARGO DEBEMOS TOMAR CONCIENCIA DE LO EXCEPCIONAL QUE REALMENTE ES LA VIDA Y EN MUCHAS OCASIONES, NI SIQUIERA SOMOS CONSCIENTES DE QUE ESTAMOS VIVIENDO-, DEL SENTIDO O SINSENTIDO QUE ESTÁ TENIENDO NUESTRA VIDA, NI DEL SIGNIFICADO QUE LE QUEREMOS DAR, O DE LO QUE HACEMOS O QUEREMOS HACER EN ELLA O CON ELLA.
En la mayoría de los casos, las cosas que le van pasando a nuestra vida nos distraen y perdemos de vista la globalidad. Nos centramos en los logros inmediatos y el modo de conseguirlos, o nos distraemos con la resolución de problemas que nosotros mismos provocamos o nos encargamos de engordarlos y magnificarlos innecesariamente, o nos centramos en los aconteceres diarios dejando para más adelante, un “más adelante” del que parece que huimos porque se aplaza continuamente, en vez de ocuparnos con atención y profundidad en nuestra vida en presente.
ESO QUE LLAMAMOS “VIVIR” SE CONVIERTE EN “DEJAR QUE LA VIDA PASE”, Y “LA VIDA” ACABA SIENDO ESE PASAR CONTINUO DEL TIEMPO MIENTRAS UNO ESTÁ SIN ESTAR.
Así, vivir se convierte en un evitar todos los conflictos que se pueda, en procurar seguir adelante como sea, en creer que somos conscientes de nosotros, en rendirnos una vez tras otra sin oposición… pero sin saber hacia dónde queremos ir. Y eso no es VIVIR. Eso es respirar o es no estar muertos.
Procuramos llenar el tiempo de vida con cosas agradables, bonitas, placenteras, cariñosas, y eso está bien. Lo aplaudo. Es lo correcto. Hay que fomentarlo.
Pero no hay que olvidarse del resto del tiempo. De ese tiempo que se consume en la indolencia, en el despiste, dejándola ir sin extraerle el jugo, no siendo conscientes de unas ideas primordiales que no debieran desaparecer del pensamiento:
Ser conscientes. (Prestar atención)
Soy yo. (Y estoy vivo)
Disfrutar. (Sin perjudicar a otros con ello)
Amar y ser amado.
Ser generoso. (En atención y dedicación, en cuidado y cariño)
Ser intenso.
VIVIR
Todo lo que acabes de ver puede ser leído y olvidado en el mismo instante, o puede ser motivo del comienzo de una reflexión detenida y profunda. Tan profunda que puede marcar el principio de una nueva y plena etapa en tu vida.
La vida, para que le resulte satisfactoria a nuestra esencia, para que se produzca esa paz que sólo nace de la sensación del deber bien hecho y para ello, se requiere un propósito.
Propósito que no aportan ni el porvenir, ni el destino, ni la casualidad, ni los demás, ni la indolencia, sino que parte de la escucha activada, atenta y continuada, de la conciencia, que es quien mejor puede dirigir el sentido de la vida.
Propósito que es nuestro proyecto de vida es decir la propuesta del Ser Interior, la petición lícita del espíritu.
Aunque no se piense en ello, en nuestro interior vive, con intensidad, un sentido de trascendencia. Algo que nos hace comprobar que la verdadera conformidad está en la realización de cosas grandes que son más satisfactorias que los placeres inmediatos.
La pregunta del título se va a escuchar, en nuestra vida, en más de una ocasión, porque es una pregunta que se repite en nuestro interior continuamente, como recordatorio de que la vida tiene un sentido y hay que encontrar ese sentido; aunque hagamos oídos sordos, la pregunta se repite como si fuera un eco infinito.
Generalmente no le prestamos atención porque nos parece un ruido de fondo al que uno se llega a acostumbrar, pero, de pronto, un acontecimiento grave se presenta en nuestra vida y nos hace prestarle atención.
¡QUÉ HE HECHO CON MI VIDA! Y ESTA PREGUNTA SUENA A ALGO YA INSALVABLE, DRAMÁTICO, Y QUE NO TIENE SOLUCIÓN NI REMEDIO.
¿QUÉ ESTOY HACIENDO CON MI VIDA?, EN CAMBIO, Y SIN NECESIDAD DE QUE LLEVE UN TONO DE REPROCHE, SINO UN TONO CARIÑOSO DE INTERÉS Y DESEO DE MEJORAMIENTO Y DE ENCAUZARLA EN EL MODO DESEADO, ES UNA PREGUNTA MÁS APROPIADA SI SE TIENE LA DELICADEZA DE HACÉRSELA A MENUDO.
A menudo puede ser para unos ponerse la “tarea” de dedicar todos los domingos media hora a encontrar o actualizar respuestas, y para otros puede ser tener puesto un aviso que ante cualquier mínima señal les ponga en activo, y que una fotografía hecha en un país en guerra, o la de un niño llorando, o el mensaje de un anuncio en televisión, o una frase que alguien dice, o una mirada que alguien nos devuelve, cualquiera de esas cosas u otras tengan permiso para llegar hasta nuestro corazón y despierten nuestra sensibilidad y dé voz a ese espíritu que es más nosotros mismos que nosotros mismos, y conoce, mejor que nosotros, qué es lo que verdaderamente queremos y cuál es el Camino en nuestro caminar.
SÓLO TIENES QUE ESCUCHARTE………. DE VERDAD.
TE DEJO CON TUS REFLEXIONES
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