viernes, 13 de febrero de 2015

REFLEXIÓN.....EN EL DÍA DE LOS ENAMORADOS

MORIR DE AMOR: LA PERCEPCIÓN DISTORSIONADA.


Nos creímos muchas veces el cuento de que la gente moría de amor. Posiblemente lo aprendimos de las creencias colectivas heredadas como un paquete de información imperativo que no logramos modificar. 

“MORIR DE AMOR” aparece como una frase patibularia que ha sido tema de canciones, libros, películas, telenovelas: allí los personajes culminan sus existencias cuando sus historias románticas o afectivas son truncada por lo que ellos consideran una pérdida, o un luto súbito e inevitable, o una tajante exclusión que otros deciden sin su consentimiento de alguna relación conformada previamente. En esos momentos, el encanto es reemplazado por la frustración o por la infelicidad por parte de quien se sintió afectado o afectada y la crisis se presenta con toda su fuerza conmocionante y destructiva.

ENTONCES LOS PERSONAJES DESDEÑADOS, O ABANDONADOS, O HUÉRFANOS, ENTRAN EN UNA FASE DE ABATIMIENTO Y AUTODESTRUCCIÓN. ALGO PARECE FALTAR EN SUS RUTINAS COTIDIANAS Y DEBEN AFRONTAR LA SITUACIÓN DE CAMBIO INMINENTE.

La vida ha cambiado contra sus previsiones de durabilidad y estabilidad –porque muchos ritmos de la vida son inciertos para nuestras mentes egoístas ávidas de satisfacción y de obediencia- y ellos o ellas emprenden un drama de autocompasión y de aflicción.

NINGUNO MUERE DE AMOR –SI ES QUE MUERE-. La muerte física o la depresión cuando las relaciones se rompen abruptamente son estados mentales de autoaniquilación y de consternación porque los guiones de la vida no se acomodaron a nuestras exigencias y deseos.

¿Es posible que algo o alguien se autosacrifique para darnos todo lo que esperamos obtener?

¿Es posible que los seres humanos cumplamos los roles que otros nos hayan asignado mientras la vida va cambiando y nosotros también porque somos sacudidos por sus efectos e impresionados por las acciones de otros y por nuestras percepciones?

“MORIR DE AMOR” POSIBLEMENTE SIGNIFIQUE: MORIR POR OBSESIONES, POR APEGOS ENFERMIZOS, POR DEPENDENCIA CUANDO HEMOS CEDIDO NUESTRA AUTONOMÍA, por sufrimiento porque nos resistimos a dejar pasar los eventos en que nos hemos involucrado -todo esto son condiciones psicológicas de egocentrismo y auto referencia, aunque lo hayamos revestido con una capa ficticia de enamoramiento y grandiosidad.

Quien se traza el objetivo de “poseer” a otros se desposee a sí mismo; quien se propone enajenar a otros se enajena a sí mismo. Bajo esa imagen de conquista crea un apego que limita su libertad y la de otros.

SI LOGRA “MORIR DE AMOR” -SEGÚN LA DISTORSIÓN QUE LE HA DADO A ESE ESTADO DE OBSESIÓN QUE LLAMA AMOR-, REALMENTE MUERE DE DESAMOR, RESPECTO A SÍ MISMO Y RESPECTO A QUIEN CONSIDERABA EL OBJETO DE SU CONQUISTA O DE SU ILUSIÓN.

Como contraste, “Morir por amor” es una frase más adecuada a personajes que prodigaron sus vidas en situaciones trascendentales de nuestra compleja historia humana. Nos referimos a seres humanos que ofrendaron sus vidas para otros sobrevivieran o para que otros obtuvieran su libertad y para que las sociedades emprendieran sus cambios a costa de su sacrificio particular.

Allí hubo circunstancias en que los personajes realizaron acciones voluntarias como héroes, con una gran generosidad y altruismo; como consecuencia, perecieron o fueron inmolados para cumplir la tarea que proyectaron en sus mentes. 

“Morir de amor”, a mi parecer, es un falseamiento del significado profundo propio de este sentimiento. Y esa confusión de conceptos lleva a los responsables a comportamientos y actuaciones trágicas y disociadoras que TAL VEZ SÓLO SEAN ESTRATEGIAS O PRESUNCIONES ATRIBUIBLES A SUS PLANES Y ENFOQUES EGOCÉNTRICOS Y DE MANIPULACIÓN EMOCIONAL DEL OTRO/A.

REFLEXIÓN FINAL

No somos víctimas de otros, ni de las situaciones de la vida que nos toca atravesar.

Sómos solo personajes interactuando y representando las lecciones de la vida que nos son posibles según el estadío que hemos alcanzado. 

Somos seres humanos iguales actuando papeles pasajeros distintos: unos ejercen como reyes, con su megalomanía y sus tretas; otros como cortesanos mediando y mostrando muy inclinada su cabeza ante sus mayores en la jerarquía de los dramas y muy erguida e insolente ante sus "inferiores"; otros actuando como peones, paupérrimos, degradados y abnegados en proveer recursos y servicios para todos los que los sojuzgan y los oprimen; y en todos los escalafones de esa vida social tormentosa y competitiva hay también actores viviendo sus dramas con un ánimo constructivo, sincero, respetuoso, autónomo.

Todo lo que experimentamos en las relaciones con otros seres humanos tiene un propósito y unas causas previas.

ACTUAMOS CON SABIDURÍA CUANDO NOS DISPONEMOS A LA COMPRENSIÓN Y COMPASIÓN SOBRE LAS INEVITABLES Y LIMITADAS ACTITUDES, NUESTRAS Y DE LOS OTROS, CUANDO HICIMOS LO QUE DEBIAMOS HACER EN CADA ACTO DE NUESTRAS VIDAS.

Todo lo que interpretamos como destructivo o negativo que ocurrió en nuestro pasado muerto ya son eventos que no podemos cambiar -y tampoco a los seres humanos protagonistas de esas historias que compartimos, algunas veces escabrosas, algunas apabullantes y otras maravillosas. 

Cuando aceptamos esas circunstancias, podemos liberarlas y liberarnos de sus efectos abrumadores. Cuando decidimos conservarlas y hacerles altares de veneración y valoración por el dolor que les atribuimos y que seguimos manteniendo vigente, nos sometemos a un auto-castigo y dedicamos la energía de nuestro presente a la autocompasión y al resentimiento, los frutos de amargura que consumimos y que nos consumen.

Cada uno de nosotros actúa en cada momento según nuestra personalidad, nuestras creencias, nuestro grado de evolución y nuestro nivel de conciencia, que nos llevan a elegir una opción de comportamiento en nuestras relaciones con los otros y con el entorno que probablemente en muchas ocasiones no sea grata para nuestros coparticipantes y puede convertirse, para ellos o para nosotros, en un gran conflicto y en una gran “des-ilusión”, representados en enfermedades distintas que conformamos como reacción, por la carga de pesadumbre y dolor con que las interpretamos, las rotulamos y las asumimos.

PODEMOS Y DEBEMOS DESARROLLAR EL CONOCIMIENTO NECESARIO QUE NOS LLEVE A DESCUBRIR LA INUTILIDAD DE MANTENER LATENTES NUESTROS SUFRIMIENTOS PARA LOGRAR ALCANZAR UNA VIDA PLENA, FELIZ, CON ARMONIA Y LLENA DE BUENOS PROPOSITOS, HACIA NOSOTROS MISMOS Y HACIA TODOS AQUELLOS QUE NOS RODEAN.

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