A MEDIDA QUE TRANSCURRE TU VIDA, DATE TIEMPO PARA VIVIR. TÓMATE TIEMPO PARA APRECIAR Y DISFRUTAR LA BELLEZA QUE TE RODEA, PARA MARCAR UNA DIFERENCIA, PARA HACER ALGO QUE REALMENTE TE IMPORTE.
Tómate el tiempo para descubrir tu pasión, para perseguir aquello que le da sentido a tu vida, para hacer algo más que simplemente dejar transcurrir el día. Date el tiempo para ayudar a alguien, para escuchar de veras, para que realmente te importe.
Tómate el tiempo para descubrir la verdadera maravilla de estar vivo y consciente, de ser una persona única e irrepetible, con un designio especial. Tómate el tiempo para entregarte con sinceridad, porque ese es el mejor regalo que tienes para ofrecer.
El tiempo que te tomes para vivir realmente, es tiempo que siempre valorarás, y que crea un valor que estará contigo por siempre. Cuanto más a menudo recuerdes cuán especial e irremplazable regalo es el hecho de estar vivo, más tendrás para ofrecer a quienes te rodean.
Este mismísimo día tiene tiempo para ser vivido, y está aquí para que tú lo vivencies. Cualquiera sea tu situación, cualesquiera sean los desafíos que enfrentes, tan ocupada como pueda estar tu agenda, siempre habrá muchísimo valor en tomarse el tiempo para vivir a pleno.
POR ESO DEBES AGRADECER LA VIDA
Ante toda etapa que concluye, ante toda tarea cumplida, se impone un grato sentimiento de bienestar y, por qué no, de gratitud: la vida fluye y nos ha ayudado brindándonos circunstancias propicias.
Sin embargo, si sabemos elevar nuestra mirada para ver qué se esconde detrás de cada hecho, también tendremos la capacidad de aceptar la piedra que entorpece el camino o el imprevisto que demora la concreción de un proyecto anhelado. Hasta en los momentos más difíciles de la vida, formamos parte de un suceso maravilloso que merece ser agradecido: estamos vivos.
Por supuesto, no se trata de valorarlo en virtud de las posesiones materiales ni de la mayor o menor suerte que - pensamos - nos acompaña. Se trata de descubrir que todo ser, tan sólo por existir, revela un secreto, recrea la mayor magia de la que podemos ser partícipes: la vida misma.
Cómo nos sorprendemos cuando nos despertamos por la mañana y abrimos nuestros ojos. Cómo olvidar que hoy es un día irrepetible y único, y que nosotros tenemos el privilegio de vivirlo en plenitud...
Así, cada objeto, cada persona, cada palabra, cobrarán un nuevo significado, el que nunca deberían haber dejado de albergar, y llenarán de sentido nuestro espacio vital.
Todo ser humano llega a este mundo para cumplir una misión impostergable: aprender a quererse, conocerse en profundidad, apreciar lo que tiene, aceptar a quienes lo rodean y, entonces, transitar el camino que se abre frente a él. No importa si, en algunos tramos, el terreno es escarpado: sólo son pruebas a las que el destino lo somete a fin de fortalecer su espíritu. Sepamos apreciar toda bondad y toda belleza que nos rodee, por pequeña que sea.
Pero, también, sepamos reconocer qué nos está tratando de señalar la vida cuando nos presenta obstáculos, una y otra vez. Y, sobre todo, tratemos de no perder nunca de vista que de nosotros depende, en gran medida, aquello que nos sucede.
SI COMPRENDEMOS EL SENTIDO ÚLTIMO E INVALORABLE DE NUESTRA EXISTENCIA, HABREMOS ENCONTRADO LA MEJOR FORMA DE EMPEZAR A VIVIRLA PLENAMENTE: AGRADECER LA VIDA.
POR ESO, ENTIENDE ESTE VERSO...
LA VIDA PASA TAN A PRISA
QUE A PENAS SABEMOS QUE PASA
Y AL MIRAR ATRAS, PRECISAS
ACEPTAR QUE YA SE ESCAPA.
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