“EL LIBRO PERDIDO DE ENKI” ¿ESTAMOS PREPARADOS PARA SABER MÁS SOBRE NUESTRO ORIGEN?
Preparados o no una vez que el conocimiento existe, no utilizarlo sería absurdo para quien quiera saber más de nuestros orígenes.
Ese es el motivo de difundir el contenido de los trabajos de Zecharia Sitchin y de algunas de las tablillas sumerias que hablaban de nuestro origen, y que fueron encontradas en Nínive en el siglo XIX y traducidas por Zacharia Sitchin en una saga de libros. Uno de ellos en particular, no contiene ni una coma del autor (Sitchin), pues es la traducción literal del contenido de catorce tablillas que formaban un conjunto de libros titulados por Sitchin como “El Libro perdido de Enki” de Zacharia Sitchin.
Zecharia Sitchin que no era un ufólogo como dice la Wikipedia se educó en Palestina donde adquirió conocimiento del hebreo moderno y clásico, las lenguas semíticas y europeas, el Antiguo Testamento y la historia y la arqueología de Oriente Próximo y era uno de los pocos eruditos versados en lenguas antiguas, con conocimiento, hablado y escrito, del sumerio, lo que le permitió traducir el contenido de textos de 6000 años y antigüedad y llegar a la conclusión de que los pasajes conocidos de Génesis del Antiguo Testamento, como muchos otros momentos conocidos de la Biblia Hebrea, que han sido asimilados en nuestra cultura, como mitos o parábolas, son en realidad pasajes recogidos de los textos sumerios, su fuente original. Estos textos, de 6000 años de antigüedad en muchos casos, recogían sucesos y crónicas de eventos muy anteriores protagonizados por seres inteligentes, considerados por los sumerios como superiores o dioses, llegados de otro planeta.
A mediados de siglo XIX los arqueólogos descubrieron la antigua capital asiria de Nínive (hasta entonces sólo conocida por el Antiguo Testamento) y hallaron en las ruinas del palacio de Assurbanipal una biblioteca con los restos de alrededor de 25.000 tablillas de arcilla inscritas.
Los historiadores saben ahora que la civilización sumeria floreció en lo que ahora es Iraq casi un milenio antes de los inicios de la época faraónica en Egipto, y que ambas serían posteriormente seguidas por la civilización del Valle del Indo (subcontinente indio).
También es sabido que fueron los sumerios los primeros en plasmar por escrito los anales y relatos de dioses y hombres, de los cuales, todos los demás pueblos, incluidos los hebreos, obtuvieron los relatos de la Creación, Adán y Eva, Caín y Abel, el Diluvio Universal, la Torre de Babel, etc
Los conocedores de la cultura griega y mesopotámica han plasmado la historia, ahora conocidas como mitos, de dioses y hombres, reflejados en escritos por hititas, cananeos, griegos, persas e indoeuropeos. Todas esas fuentes atestiguan que beben de fuentes aun más antiguas, algunas de ellas descubiertas, otras perdidas. Una extensa comparativa de los llamados “mitos” recogidos por culturas y civilizaciones como la griega y los hechos ocurridos y plasmados como históricos en las tablillas sumerias puede encontrarse en el libro “Las Guerras entre Dioses y Hombres” de Zecharia Sitchin.
Nuevos hallazgos en paleontología, antropología, geología, astrofísica y astronomía no han hecho más que dar la razón a los que vieron desde el primer momento en el conocimiento recogido en tablillas sumerias que muchos de esos modernos descubrimientos ya se conocían y habían sido recogidos en tablillas de miles de años por los sumerios, que a todas luces fueron los depositarios del conocimiento de una civilización avanzada que llegó de otro planeta. Estos seres tuvieron una influencia directa en los acontecimientos ocurridos en la Tierra a partir de su misma llegada y su propio planeta, Nibiru, antes incluso de ser habitado, ya había tenido un destino crítico en la formación del planeta Tierra.
Muchos de estos hallazgos y la verificación del conocimiento de las tablillas sumerias pueden encontrarse en el libro “El Génesis Revisado” por Zecharia Sitchin.
Estamos hablando de decenas de miles de tablillas de arcilla descubiertas en ruinas antiguas de Oriente Próximo. Algunas hablan de asuntos cotidianos, aspectos laborales o comerciales, otras conforman los Anales Reales; otras son literatura sagrada o textos canónicos escritos en sumerio y traducidos después al acadio (primera lengua semita) y posteriormente a otras lenguas. En algunos de estos libros se encuentran referencias a libros aun más antiguos, perdidos que se remontan a seis mil años atrás.
Algunas tablillas describen la creación de la Tierra actual a partir de un planeta primitivo llamado por los habitantes de Nibiru “Tiamat” (dadora de vida) que se partió en dos a raíz del choque cataclísmico con Nibiru, un planeta llegado de muy lejos, que por alguna razón desconocida, se vio atraído por la fuerza gravitatoria del Sol y colisionó con Tiamat partiéndolo en dos. Uno de los satélites de Tiamat, Kingu, dio origen a la Luna y la otra parte del planeta se extendió en lo que hoy se conoce como el cinturón de asteroides, y los sumerios llamaban “El brazalete repujado”.
Uno de los hallazgos encontrados y que se conserva hoy en el Museo Ashmolean de Oxford son unos prismas de arcilla con la lista de los diez soberanos antediluvianos, período que abarca 432.000 años de reinado (43.200 años de reinado por cada rey de media, lo que nos da la clara idea de que estamos hablando de unos seres con una longevidad pasmosa desde nuestra óptica humana).
El texto de la lista más completa escrito en cuneiforme sobre un pequeño prisma de barro (Prisma WB, 1923.444, hoy atesorado en Oxford) y conocido con el nombre de Lista real sumeria pertenece a la colección Weld-Blundell y ha sido traducida por Thorkild Jacobsen.
Ciudad / Rey
Eridu /A-lulim
Eridu / Alalgar
Bad-tibira/ En-men-lu-Anna
Bad-tibira/ En-men-gal-Anna
Bad-tibira/ Dumu-zi
Larak/ En-sipa-zi-Anna
Sippar/ En-men-dur-Anna
Shuruppak/ Ubar-Tutu
Se conocen más de una docena de ejemplares de Listas de Reyes Sumerios, encontrados en Babilonia, Susa, y en la Biblioteca Real Asiria de Nínive, del siglo VII a. C. Se cree que todos proceden de un original que probablemente fue escrito durante la tercera dinastía de Ur o un poco antes. El ejemplar mejor conservado de la Lista de Reyes Sumerios es el llamado Prisma de Weld-Blundell.
La lista comienza así: “Tras descender el Reinado del Cielo, Eridú (lugar donde según la Biblia estuvo el Jardín del Edén) se convirtió en la sede del Reino”. La Lista de los Reyes Sumerios, al igual que la Biblia, habla acerca del Diluvio: “Después de que las aguas cubrieran la tierra y que la Realeza volviera a bajar del Cielo, la Realeza se asentó en Kis”.
Tanto las Tablillas de Nippur como el Prisma de Weld dan los nombres y reinados como siguen:
REY / REINÓ EN/ DURACIÓN
Alulim Eridú 28.000 años
Alalmar Eridú 36.000 años
Emenluanna Badgurgurru 43.000 años
Kichunna Larsa 43.000 años
Enmengalanna Badgurgurru 28.000 años
Dumuzi Badgurgurru 36.000 años
Sibzianna Larak 28.000 años
Emenduranna Sippar 21.000 años
Uburrato Shuruppak 18.000 años
Zinsuddu Utnapishtim 18.000 años
La primera ciudad que se fundó fue Eridú. Su santuario inicial allí, una maravilla de la arquitectura en aquellos primitivos días, se elevaría y crecería con el tiempo hasta convertirse en un magnífico templo-morada, el E.EN.GUR.RA («Casa del Señor Cuyo Retorno Es Triunfante»), adornado con oro, plata y metales preciosos del Mundo Inferior, y protegido por el «Toro del Cielo».
Estos textos sugieren que un testigo presencial de todos los acontecimientos, y quien dictó a un escriba los más importantes de entre ellos, de una importancia extraordinaria fue EA (en sumerio, Aquel cuyo hogar es agua). Uno de esos libros, inscrito en catorce tablillas, (la última con la nota del traductor) explican la llegada a la Tierra de seres procedentes de Nibiru hace algunos cientos de miles de años con el objeto de buscar oro necesario para el restablecimiento de la atmósfera dañada en aquel entonces de Nibiru, su planeta de origen, el cual completa un Shar (una vuelta a nuestro Sol) cada 3600 años y el cual se acerca, en ocasiones de forma peligrosa, a nuestro Sistema Solar para completar cada órbita, provocando situaciones peligrosas y eventos geológicos y climáticos, tanto en la Tierra, como en Nibiru.
Por supuesto, los llegados pertenecen a la casa real de Nibiru, son nobles, cuyas normas de sucesión y herencia, y las disputas por el mandato y el lugar en la jerarquía, ocasionan a lo largo de los cientos de miles de años, que narra el Libro mencionado, conflictos enconados y violentos donde hay asesinatos, destierros, castigos, diferencias de opinión y algunos conflictos bélicos con la Tierra con armas nucleares incluídas.
Estos seres provenientes de Nibiru, privilegiados que tuvieron la ocasión de conquistar un planeta aparentemente no habitado hasta entonces por vida inteligente, pero al mismo tiempo, y al parecer víctimas de un exilio forzoso motivado por el hecho de seguir proveyendo del oro necesario para la supervivencia de la atmósfera de su planeta amado de origen, no son representados como “malos” ni “buenos”; son capaces de una entrega extraordinaria, de hazañas increíbles, la culminación de las cuales es la creación de seres inteligentes, concebidos como “ayudantes” en la dura tarea de extraer el tan ansiado oro, a riesgo de saltarse algunas normas y leyes existentes en el Universo y convirtiéndose de esa forma en “creadores”, pero también conocedores de la envidia, la codicia, la ambición, la insatisfacción, la venganza, el odio y otros sentimientos considerados por nosotros como “humanos” y los cuales provocan divisiones entre dos clanes durante cientos de miles de años, el encabezado por Enki y el liderado por Enlil, su hermanastro.
Tres hermanos, Ea (luego llamado Enki), Enlil (señor de Mandato, a quien se asigna la Misión de la Tierra) y Ninki son los protagonistas principales de esta historia, los tres hijos de Anu, soberano de Nibiru.
El relato sencillamente narrado resume la historia de cientos de miles de años desde la Llegada de los Annunaki a la tierra hasta el ascenso de Marduk, el primogénito de Enki, al poder en Egipto. Ellos fueron los primeros “Annunaki ” que “llegaron a la Tierra del Cielo”. Su Misión y la de sus descendientes en la Tierra comenzó a complicarse seriamente cuando decidieron crear al “Trabajador Primitivo”, no sin antes sortear muchos obstáculos éticos, políticos y técnicos.
Lo importante sobre el origen de la humanidad es que es un hecho absolutamente único. Aparentemente, a juzgar por la crónica de Enki, nunca se había oído hablar del hecho de crear un ser de la nada ya que “todos los seres descienden de una simiente evolucionada a lo largo de eones”; pero la necesidad de forjar un Trabajador Primitivo, motivó que se diera vía libre a una idea de Ea ( o Enki ) basada en poner la señal de los Annunaki a una simiente ya existente en la Tierra, homínidos que caminaban erectos en dos piernas hace 300.000 años, y que vivían entre los animales de las estepas.
Enki convenció a su hermano, Enlil, quien dirigía la “Misión en la Tierra” de llevar a cabo semejante idea con un argumento importante: no se trataba de crear esclavos, ya que la esclavitud había sido abolida en su propio planeta miles de años atrás, sino de crear “un ayudante”. No se trataba de crear un ser de la nada, algo en manos únicamente del Creador del Todo, sino de favorecer la evolución poniendo la marca de los Annunaki en seres homínidos propios de la Tierra. La idea de Enki no era crear una nueva criatura, sino “hacer más a su imagen y semejanza a una ya existente” con una sola gota de la existencia de los Annunaki.
No fue una decisión fácil. Se preguntaron si era Hado o Destino llevar a cabo tal plan y el Dios Creador de Todo daría el visto bueno a un plan para salvar de la destrucción a Nibiru o no. Pero al final se puso manos a la obra y de esta forma Enki, Ninki, su hermana y Ningishzidda, el hijo de Enki, comenzaron el proyecto. Se trataba de mezclar una hebra de la esencia del ser ya existente en la Tierra con la otra hebra de ADN del Annunaki.
Estos relatos tienen 6000 años de antigüedad y hablan claramente de un proceso de manipulación genética en el que se planeó el primer bebé probeta de la historia, empleando un óvulo de una madre homínida y fertilizando el óvulo con material genético (medido en proporciones exactas con objeto de conferirle la imagen, pero no todas las capacidades ni ciclo vital), para después insertarlo en una matriz Annunaki.
Tal y como se narra en el Libro Perdido de Enki, colocaron un óvulo de la hembra bípeda en un recipiente (probeta) de arcilla (de la Tierra, después de varias pruebas fallidas empleando material de cristal) y se mezcló con “objetos diminutos” con fórmulas que contenían la simiente Annunaki (en una clara referencia al ADN) y posteriormente, una vez fecundado el óvulo de la hembra bípeda lo colocaron en una matriz Annunaki, concretamente en la matriz de Ninki, la hermanastra de Enki, tras lo cual hubo concepción y ésta dio a luz un varón sano, sin pelo en el cuerpo, con los sentidos perfectos y capacidad para hablar, al que llamaron Adamu (el Adán del Antiguo Testamento).
Posteriormente Ninki se reunió con siete sanadoras Annunaki de la ciudad y les pidió que aceptaran la tarea de ser “matrices” para otros óvulos fecundados de la misma forma. Pero esta vez, colocaron óvulos de hembras bípedas y los fecundaron con la esencia (material genético) de Adamu, pronunciando una frase de encantamiento enlazando de esa forma la esencia del Cielo y de la Tierra por parentesco sanguíneo. Insertó los óvulos en matrices Annunaki y las Annunaki dieron a luz a siete trabajadores primitivos más.
Viendo que la tarea de crear un ejército de esta manera era demasiado ardua, decidieron crear a la contraparte femenina, a la que llamarían “Tiamat ” (con el mismo nombre de la Tierra primitiva antes del cataclismo) y esta vez cambiaron las esencias Annunaki para ajustarlas a este fin de creación de una fémina. La matriz de Tiamat esta vez fue la esposa de Enki, Ninti, quien estuvo encantada con esta tarea.
De esta forma, crearon más hembras posteriormente para que éstas se reprodujeran de forma natural con los varones ya creados; sin embargo observaron que no había procreación entre hombres y mujeres primitivos. Ninguna de ellas tenía descendencia; volvieron a repasar las “esencias” Annunaki empleadas (las hebras y componentes genéticos empleados para el proceso) y vieron que las esencias estaban dispuestas como 22 ramas en un Árbol de la Vida, pero no incluían la capacidad de procrear. Se puede inferir, por lo que viene a continuación, que se estaba produciendo un rechazo que impedía la procreación. Sin embargo, la presión por crear a “trabajadores primitivos” para extraer el oro de África era cada vez mayor. ¿Qué harían en este momento después de tanto trabajo empleado y de que Enlil aprobara a regañadientes la operación?.
Ningishzidda, el hijo de Enki, experto en estos temas, tenía la solución; tal y como se describe en “El Libro Perdido de Enki” durmió a Enki, Ninki, Adamu y Tiamat y extrajo de la costilla de Enki y Ninki su esencia vital y en la costilla de Adamu insertó la de Enki y en la de Tiamat la de Ninki, añadiendo al Árbol de la Vida dos ramas más con fuerzas procreadoras. Sin duda, todo ello tiene relación con el relato de la costilla de Adán y Eva conocido por el Génesis y que muchos entendíamos como “mito” o “leyenda”. Parece estar describiendo algún tipo de implante que permitió que ese rechazo inmunitario que impidió la original descendencia fuera superado por medio de la inserción de material genético de dos seres productivos a dos seres sin capacidad de procreación.
Al igual que en el Antiguo Testamento, el texto sumerio recoge la idea de que a partir de ese momento, en que Adamu y Tiamat se “encontraron” y tomaron conciencia de su desnudez y de su feminidad y virilidad algo cambió por completo. Todo ello horrorizó a Enlil que creyó que se les había dado a esos seres creados, las últimas porciones de la “esencia vital” Annunaki y que quizás se les había conferido incluso sus ciclos vitales (de miles de años de vida) y la capacidad de autocuración y autoregeneración. Fue entonces cuando el hermano de Enki, Enlil, inseguro con el proyecto humano desde el principio, decretó que Adamu y Tamat se marcharan del Edén, donde hasta entonces estaban alejados del duro trabajo, pues el objetivo original era que permanecieran como “moldes” perfectos de la creación humana, sólo dedicados a la procreación. Fue Enlil quien decidió que fueran exiliados allí donde se les necesitaba, al Abzu (África Sudoriental) dedicados de pleno al trabajo de extraer el oro, como todos los demás humanos creados. De esta forma fueron expulsados del Edén.
Las alusiones a una “serpiente” maligna hacen una clara referencia al símbolo con que se representaba el propio Enki, conocedor de los secretos de la manipulación genética y director de todo este proyecto de la creación del Trabajador Primitivo.
Y de esta forma la humanidad comenzó a proliferar; Adamu y Tiamat tienen tres hijos, y el relato de los acontecimientos que siguieron en gran medida está recogido con mayor o menor fidelidad en el Antiguo Testamento, sin embargo, no eran los únicos que procreaban.
Enki siempre había sido conocido por sus dotes amorosas y la incontinencia de sus apetitos sexuales.
Una de las tablillas describe cómo Enki encuentra en el Edén dos hembras de gran atractivo y ambas procrean de él dando a luz uno cada uno de ellas: Adapa y Titi. Adapa, sumamente inteligente, se convierte en el primer hombre civilizado. Adapa y su hermanastra Titi a su vez se emparejan dando a luz a Kain y Abael (en clara referencia a Cain y Abel).
En el Antiguo Testamento podemos encontrar multitud de casos en los que el varón tiene por esposa a su hermanastra (es el caso de Abraham y Sara). Esto está íntimamente relacionado con la Ley de herencia de los Annunaki, así llamada, de la Simiente, que convierte en herederos legitimos a los hijos de la hermanastra, antes que al primogénito, si éste ha sido concebido por una mujer de otra clase social. Esta ley Annunaki marcó el destino de toda la Misión de la Tierra multitud de veces.
Enki tuvo otro hijo más con otra terrestre, al que llaman Ziusudra (Noé). Después del gran Diluvio producido, tal y como describe una de las tablillas, por la cercanía de Nibiru y las inestabilidades creadas en la atmósfera de la Tierra, Enlil decreta el final de la Misión en la Tierra (en la forma en que se había llevado a cabo hasta el momento) y se niega a salvar a la humanidad; nunca había visto con buenos ojos el proyecto de creación humana y aprovecha el momento para obligar a todos por juramento a que ningún humano sea salvado de la catástrofe. Sin embargo, Enki, su hermano y creador intelectual del “trabajador primitivo” tiene una visión o sueño que le dice que debe salvar a Ziusudra, su hijo, dándole instrucciones claras sobre cómo construir una barcaza cerrada y sellada con pez, donde se colocan algunos pequeños animales (las esencias de otros mamíferos y plantas ya habían sido extraídas y conservadas por Enki para evitar el fin de la vida de la Tierra y poder reconstruir la vida tras el Diluvio). De esta forma, Ziusudra, así como algunos descendientes de Kain en otra parte del mundo, ya que habían sido desterrados del Edén tras el asesinato de Abael a manos de su hermano, se salvan del Diluvio.
¿Se han podido encontrar la prueba de alguno de estos hechos narrados en las tablillas sumerias?
Sorprendentemente sí y además no una ni dos, sino múltiples pruebas. He aquí sólo algunos de ellos:
1. Los descubrimientos de objetos estelares como satélites o planetas de nuestro Sistema Solar que se produjeron a finales del siglo XX ya se mencionaban en tablillas de miles de años de antigüedad (ver referencias “El Génesis Revisado”) demostrando que el conocimiento sumerio de nuestro Sistema Solar era muy superior al nuestro.
2. La naturaleza física y aspecto de algunos de los planetas de nuestro Sistema Solar, así como su composición, como es el caso de Urano, Neptuno o Júpiter ya se mencionaban en las tablillas sumerias (ver referencias “El Génesis Revisado”).
3. Hechos asombrosos como el descubrimiento del ADN mitocondrial han demostrado que todos provenimos de una misma “Eva” primitiva.4. El laboratorio genético en el que Enki y su hermana Ninki trabajaron en el diseño de un trabajador primitivo que pudiera reproducirse se situó en el Abzu (África Sudoriental) que fue el territorio que Anu, padre de Enki y Enlil le concedió para el mandato a Enki en la Tierra, después de darle e Enlil el honor de ser “El Señor del Mandato” y gobernar en Eridú, ciudad donde se situó el primer Edén. El Abzu es el territorio de África Sudoriental que corresponde a Kenia, Etiopía y Somalia. Los últimos hallazgos científicos sitúan al primer Homo Sapiens Sapiens en África, en la región de Etiopía, hace unos 200.000 años.
¿Contradice todo esto plenamente a los conocedores del Antiguo Testamento que defienden el origen histórico de los hechos que narra?.
No exactamente. En realidad, los primeros interesados en conocer el contenido e información de las tablillas sumerias deberían ser los propios defensores de la Biblia ( en particular el Antiguo Testamento ) y de la idea de que ésta refleja hechos históricos, especialmente en su versión hebrea, menos manipulada por posteriores interpretaciones lingüísticas y religiosas. El mismo Sitchin asegura que “un día” de la Biblia equivale a 1000 años y que al margen de este hecho particular, relacionado con la cuenta sumeria, y a tener en cuenta, los hechos mencionados en el Antiguo Testamento son literales y son reflejo de acontecimientos ya recogidos en crónicas y tablillas sumerias.
Un ejemplo de mala interpretación que ha dado origen a muchos problemas es que la Biblia Hebrea recoge la palabra “Elohim” o “Dioses” (es una palabra plural), algo que no se respeta en las posteriores versiones cristianas y que modifica completamente el sentido original.
¿Quiere todo esto decir que Dios o Creador del Todo no existe?.
En absoluto, quiere decir lo que quiere decir, que nosotros no somos fruto de la evolución homínida, sino de una inteligencia superior, superior a la nuestra, no a la de Dios Creador del Universo. Eso lo tenían claro, y así lo reflejan las propias tablillas, hasta los propios protagonistas de esta historia, los Annunaki, que en muchas ocasiones se plantean si sus acciones serán del agrado de “Dios Creador de Todo”.
Por supuesto, lo que contradice plenamente el contenido de las tablillas sumerias es la naturaleza de la “autoría” de la obra en la Tierra o la naturaleza del “autor” o “autores”, tal y como la interpretan las tradiciones religiosas, es decir todo aquello que ha sido introducido en la mente religiosa a golpe de dogma de fe.
Uno de los pensamientos que me rondaron al leer esto es que, teniendo en cuenta esta crónica, nuestros orígenes iniciales, por lo tanto, son más Annunaki que terrestres; Si tenemos en cuenta que pocos sobrevivieron al Diluvio Universal y que sólo Ziusudra y su prole (Noé, hijo de Enki con una terrestre que a su vez se había creado de Annunaki y bípeda homínida) entre muy pocos y contados pudo hacerlo, nos viene a decir, que el Padre Genético de toda la Humanidad es Enki, un ser Annunaki de una inteligencia y capacidades extraordinarias (recomiendo leer los libros para darse cuenta de hasta dónde llegaban/llegan estas capacidades de Enki en particular y en general en la raza Annunaki) , y que nuestro componente de “mamífero bípedo” es menor desde el punto de vista de la composición genética. La mitad de nuestra genética, a tenor de todo esto, es cien por cien Annunaki y la otra mitad es Annunaki en un porcentaje superior al cincuenta por ciento. Sin embargo, es cierto que no somos ni el pálido reflejo de lo que fueron los primeros humanos creados que, si bien no habían heredado la longevidad Annunaki, vivían, como bien atestigua el Antiguo Testamento cientos de años. Abraham vivió más de 900 años, sus hijos un poco menos y en cada generación el número de años hasta llegar a nuestros días ha sido menor. ¡Qué ironía que digamos a menudo que cada vez vivimos más años, gracias a los adelantos de la Ciencia!.
La duodécima tablilla habla de la designación, por parte de los líderes de la Misión Tierra, de tres regiones de civilización para la Humanidad. La primera región e instalaciones espaciales eran tierras de Enlil. La primera civilización del hombre comienza en la Primera Región, Sumeria. A Innana, nieta favorita de Anu, se le concede la tercera región, Valle del Indo.
Marduk se apodera de la Segunda Región, el Antiguo Egipto, depone a Ningishzidda (Thot) y se declara a sí mismo Ra, o dios supremo, dando inicio a una nueva religión, e inicia los reinados de los faraones. ¿Es entonces cuando comienza el reinado de la mentira en la Tierra con objeto de encerrar al humano creado en una concepción falsa de la realidad?.
Sabemos que los misterios que atesoran las sociedades secretas de la masonería tienen su raíz en el Antiguo Egipto y la época de los faraones y es sencillo poder imaginar que la clave de los misterios se encuentra en lo que ellos saben y los demás desconocemos, nuestro origen y la realidad que sin embargo nos gritan los protagonistas de todo esto desde el pasado plasmado en las tablillas sumerias.
El Libro Perdido de Enki termina en sus últimas páginas con esta crónica:
“Babili, donde Marduk declaró la supremacía, se libró del Viento Maligno. Todas las tierras al sur de Babili fueron devoradas por el Viento Maligno; también alcanzó al corazón de la segunda región. (..) Enki le hizo considerar a Enlil el libramiento de Babili como un augurio divino. “El libramiento de Babili confirma que Marduk ha sido destinado para la supremacía” , así le dijo Enki a Enlil.
Babili es por supuesto Babilonia, y la tablilla marca el final de la crónica que comienza con la era de la supremacía de Marduk, que no era el heredero designado inicialmente para la Tierra en Babilonia y en la Tierra, sino Ninurta, hijo de Enlil, pero que el destino (¿Hado o Destino? se preguntaban los propios protagonistas) quiso que fuera finalmente el Heredero de la Misión.
El Viento Maligno es la traducción sumeria de las también llamadas “armas del terror” que fueron empleadas hace miles de años, como resultado de las disputas entre dos bandos y las múltiples ambiciones de unos y otros, armas nucleares, ni más, ni menos.
Las tablillas sumerias que hablan de los dioses Annunaki no son las únicas en mencionar el uso de armas nucleares en la antigüedad.
Una gran capa de cenizas radioactivas fue encontrada en Rajasthan, India en 1992, cubriendo un área de unos ocho kilómetros cuadrados, a 16 kilómetros al oeste de Jodhpur. La radiación es tan intensa que aún contamina la zona.
El Mahabharata describe con precisión un acontecimiento de este tipo: “Un único proyectil cargado con todo el poder del Universo… Una columna incandescente de humo y llamas tan brillante como 10.000 soles se elevó en todo su esplendor… era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de muerte que redujo a cenizas a una raza entera”.
Marduk y su ciudad Babili, no se vieron afectadas por esta catástrofe nuclear lo que originó su designación como heredero de la Misión en la Tierra. Muy probablemente la esposa de Lot no fue convertida en sal por el castigo de “Dios” al desobedecer su orden, sino que fue convertida en polvo como consecuencia de una explosión nuclear. El Libro de Enki refleja que más bien los “dioses” se lamentaron amargamente de la suerte que habían corrido las ciudades de la Tierra civilizada por las deflagraciones nucleares que nunca tuvieron que haber ocurrido; de hecho, no fueron resultado de una decisión consciente o meditada, sino que se produjo un error de cálculo con unas armas que nunca debieron haberse encontrado en la Tierra y que estaban aquí como consecuencia del mismo origen de la Misión en la Tierra; durante cientos de miles de años estuvieron escondidas para que no fueran usadas, y como puede imaginarse, quien lo hizo finalmente no era plenamente consciente de los efectos que aquello iba a acarrear.
Cuando vemos a algunos líderes mundiales, asociados a altos grados de la masonería y las sociedades secretas, rezar ante el Antiguo Testamento nos preguntamos qué es lo que realmente les cruza por la mente. ¿Son éstos ajenos a todo esto que relatan las tablillas sumerias?. ¿Se trata sólo de hipocresía o están elevando oraciones en honor a seres inteligentes que han marcado nuestro pasado y presente hasta un punto difícil de asumir, pero que no son El Dios Creador de Todo, y cuya historia recoge en parte del Antiguo Testamento y cuya clave de lectura tienen aquellos que conocen los misterios?. ¿Son estos, parte de los secretos que desvelan determinados niveles y ritos de la masonería?.
ALGUNAS REFLEXIONES PERSONALES:
Si la datación y el origen sumerio de las tablillas sumerias es incontestable;
Si ninguna autoridad científica, versada en idiomas de la antigüedad ha contradicho jamás una coma de las traducciones de Sitchin.
Si jamás se ha negado el origen milenario de las tablillas sumerias, que hoy están expuestas en algunos prestigiosos museos del mundo;
Dado que multitud de hechos que narran las tablillas han sido posteriormente verificados y encontrados correctos por nuestros conocimientos científicos;
¿Acaso no estamos obligados a considerar esta visión sobre nuestro origen y el pasado de la Tierra? . La dificultad para asumirlos en su totalidad ciertamente es inmensa, en particular el hecho de asumir que podríamos ser producto de la manipulación genética por parte de seres más inteligentes, y diseñados “a imagen y semejanza” de seres superiores en inteligencia, desarrollo tecnológico y civilización y con conocimiento profundo de la genética y la naturaleza.
BIBLIOGRAFÍA:
“El Génesis Revisado” de Zacharia Sitchin
“El Libro Perdido de Enki” de Zacharia Sitchin
“Las Guerras de los Dioses y los Hombres” de Zacharia Sitchin
“Mensajeros del Alba” de B. Marciniak
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