Según Sam Harris. En su último libro, el filósofo propone una novedosa comprensión de la moralidad
El último libro del escritor y filósofo estadounidense Sam Harris propone una novedosa comprensión de la moralidad, basada en los conocimientos científicos. Para el autor, los preceptos morales buscan siempre el bienestar personal y general.
Y dado que ese bienestar no es un fenómeno aleatorio, sino mensurable y cognoscible a través de la ciencia, ésta puede convertirse en una guía de valores morales. La propuesta de Harris, no exenta de críticas, introduce la ciencia en un terreno tradicionalmente exclusivo de la filosofía y la religión.
Sam Harris propone en su último libro “The Moral Landscape: How Science Can Determine Human Values” (El panorama moral: cómo la ciencia puede determinar los valores humanos) una comprensión completamente novedosa de la moralidad, basada no en la religión sino en los conocimientos científicos, especialmente en los conocimientos actuales de la neurociencia.
Según publica The Huffington Post, Harris afirma en su libro que “la división entre los hechos y los valores y, por tanto, entre la ciencia y la moralidad, no es más que una ilusión” y que “la ciencia ha estado implicada durante mucho tiempo en la cuestión de los valores (morales)”.
Garantizar el bienestar humano
Durante siglos, filósofos y teólogos se han ocupado de las cuestiones relativas a los valores morales, pero diversos científicos, como el propio Harris o el famoso físico británico Stephen Hawking, ya no quieren seguir cediendo este territorio a la religión o a la filosofía.
En los últimos tiempos, disciplinas científicas como la cosmología, la biología evolutiva o la neurociencia están afrontando las preguntas más profundas acerca de nuestra existencia. Incluso el alma y la conciencia se encuentran bajo escrutinio científico. También lo están el sentido de moralidad o el libre albedrío.
En este marco de profunda indagación, el libro de Harris plantea que los valores morales no deberían estar sujetos a perspectivas subjetivas y culturales, sino a hechos científicos reconocidos y que se sabe propician el bienestar de las criaturas conscientes, humanos y animales.
Los valores podrían ser, por tanto, evaluados desde la ciencia, de manera objetiva, para favorecer a aquéllos que garanticen el bienestar humano, y no a aquéllos que propicien el sufrimiento.
Superar el relativismo moral
La revista Big Questions Online explica que Harris no es la primera persona que defiende una base objetiva de la moralidad. El biólogo E. O. Wilson, por ejemplo, ya había señalado con anterioridad cómo los principios morales pueden ser analizados objetivamente a partir del estudio de la evolución cultural y biológica de nuestra especie.
Para Harris, la ciencia aporta información sobre ciertas prácticas que favorecen el bienestar humano y que, por tanto, deberían estar por encima del multiculturalismo y del relativismo moral. El contenido moral de estas prácticas dependería, asimismo, de sus consecuencias mensurables.
Como ejemplos: el registro de la actividad cerebral puede revelar información sobre el bienestar de una persona en una situación dada y sería una fuente de datos al respecto más fiable que el testimonio de cualquier individuo.
Por otro lado, diversas mediciones podrían proporcionar información sobre cómo se sienten realmente los animales, lo que contribuiría a elaborar juicios morales más ajustados sobre ellos.
Asimismo, conocer cómo el ser humano es concebido y se desarrolla dentro del vientre materno podría proporcionarnos información crucial que nos ayude a formar nuestras opiniones sobre el aborto o la investigación con células madre.
Moralidad universal y científica
Sam Harris ahondaba en las ideas de su libro en un artículo publicado por Project reason el pasado mes de marzo.
Según el autor, su intención es la de iniciar un debate sobre cómo se podría comprender la moralidad en términos universales y científicos: la ciencia puede ayudarnos a comprender lo que deberíamos hacer y lo que otros deberían hacer para vivir la mejor de las vidas posibles, asegura.
Y esto sería posible gracias a que el bienestar humano no es un fenómeno aleatorio sino que depende de diversos factores que pueden conocerse desde la genética, la neurobiología, la sociología o la economía.
Harris señala que las personas más preparadas y seculares tienden a creer que no existe la verdad moral (sólo las preferencias morales, las opiniones morales o las reacciones emocionales). Por otro lado, escribe el autor, “cada individuo tiene una “moralidad” intuitiva, a menudo errónea en lo que respecta al objetivo de maximizar el bienestar personal y colectivo”.
A pesar de estas posturas, puede existir una concepción universal de la moralidad basada en la ciencia, que permite conocer los estados del cerebro o del mundo que favorecen el bienestar.
PARTE DE LA ENTREVISTA CON EL AUTOR DEL LIBRO
P.- ¿Qué quiere decir cuando se habla de un "paisaje moral"?
R.- Esta es la frase que uso para describir el espacio de lo posible la experiencia, donde los picos corresponden a las alturas de bienestar y valles representan el peor sufrimiento posible. Todos somos un lugar en este paisaje, se enfrentan con la perspectiva de avanzar hacia arriba o hacia abajo. Dado que nuestra experiencia es totalmente restringido por las leyes del universo, debe haber respuestas científicas a la cuestión de la mejor manera de moverse hacia arriba, hacia una mayor felicidad.
Esto no quiere decir que sólo hay una manera correcta para los seres humanos para vivir. Puede haber muchos picos en este paisaje, pero hay muchas maneras claramente no estar en un pico.
P.- ¿Cómo podría la ciencia nos guía en el paisaje moral?
R.- En la medida en que podemos entender el bienestar humano, entenderemos las mejores condiciones que lo sujetan. Algunas son obvias, por supuesto. Positivo emociones sociales como la compasión y la empatía son en general buenas para nosotros, y queremos animarlos. Pero, ¿sabemos cómo criar a los niños más fiable a la atención sobre el sufrimiento de otras personas? No estoy seguro de lo que hacemos. ¿Hay genes que hacen que ciertas personas más compasivo que los demás? ¿Qué sistemas sociales y las instituciones podría maximizar nuestro sentido de conexión con el resto de la humanidad? Estas preguntas tienen respuestas, y sólo una ciencia de la moral podía ofrecer.
P.- ¿Por qué es tabú para un científico para tratar de responder a las cuestiones morales?
R.- Creo que hay dos razones principales por qué los científicos dudan en hacerlo. La primera, y más defendible, es que nace de su aprecio por lo difícil que es comprender los sistemas complejos. Nuestra investigación de la mente humana está en su infancia, incluso después de casi dos siglos de estudio del cerebro. Así que los científicos temen que las respuestas a preguntas específicas sobre el bienestar humano puede ser muy difícil de conseguir, y la confianza en muchos aspectos es, sin duda prematuro. Esto es cierto. Sin embargo, como defiendo en mi libro, confundiendo hay respuestas en la práctica de respuestas, en principio, es un gran error.
La segunda razón es que muchos científicos han sido engañados por una combinación de mala filosofía y la corrección política. Esto les lleva a sentir que la única posición intelectualmente defendible a tomar cuando en presencia del desacuerdo moral es considerar todas las opiniones igualmente válidas o sin sentido por igual. Por un lado, se trata de una comprensible y noble-incluso a través de la corrección de nuestra historia del racismo, el etnocentrismo y el imperialismo. Pero es un exceso de corrección, no obstante. Como trato de mostrar en mi libro, no es un signo de intolerancia para nosotros darse cuenta de que algunas culturas y subculturas hacer un trabajo terrible de producir la vida humana vale la pena vivir.
P.- ¿Cuál es la diferencia entre la existencia de respuestas en la práctica y no hay respuestas, en principio, y por qué es importante esta distinción para comprender la relación entre el conocimiento y los valores humanos?
R.- Hay un número infinito de preguntas que nunca respuesta, pero que claramente tienen respuestas. ¿Cuántos peces hay en los océanos del mundo en este momento? Nunca lo sabremos. Y, sin embargo, sabemos que esta cuestión, junto con un número infinito de preguntas como ella, tienen las respuestas correctas. Simplemente no podemos tener acceso a los datos de un modo práctico.
Hay muchas preguntas acerca de la subjetividad humana y sobre la experiencia de los seres conscientes en general-que tienen esta misma estructura. ¿Qué causa el sufrimiento humano más, robar o mentir? Preguntas como esta no son en absoluto de sentido, en el que deben tener respuestas, pero puede ser inútil tratar de responderlas con precisión. Sin embargo, una vez que admitir que cualquier discusión de los valores humanos debe referirse a una realidad más amplia en la que las respuestas reales existen, entonces podemos rechazar muchas respuestas como manifiestamente errónea. Si, en respuesta a la pregunta sobre el mundo de los peces, que alguien dijera: "No son exactamente un pez mil en el mar." Sabemos que esta persona no vale la pena escuchar. Y muchas personas que tienen fuertes opiniones sobre las cuestiones morales no tienen más credibilidad que esto. Cualquiera que piense que el matrimonio gay es el mayor problema del siglo 21, o que las mujeres deben ser obligados a vivir en burkas , no vale la pena escuchar sobre el tema de la moralidad.
Algunas críticas
Una de las críticas a la propuesta de Harris, planteada en una reciente entrevista con el autor publicado por la Richard Dawkins Foundation, es la de la posibilidad de que, en muchas situaciones, la búsqueda del bienestar de unos suponga el sufrimiento de otros.
Por otro lado, a Harris se le recrimina el hecho de que hable de una “moral objetiva” que habría de ser establecida por el propio ser humano y sus conocimientos, es decir, que no sería realmente “objetiva”.
Por último, algunos críticos se cuestionan por qué debería definirse la moralidad en términos de búsqueda del “bienestar de las criaturas conscientes” y no en otros términos, como los considerados por los teóricos del contrato social, los filósofos kantianos, los hedonistas u otras corrientes filosóficas.
Sam Harris es un filósofo y escritor estadounidense. Además de The Moral Landscape, ha publicado otros títulos como El fin de la fe (The End of Faith, 2004) o Carta a una nación cristiana (2006).
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