martes, 13 de noviembre de 2012

SI BRILLANTES CIENTÍFICOS ACEPTABAN Y ESTUDIABAN LOS FENÓMENOS PARANORMALES ¿POR QUÉ NOSOTROS NO?

LA TELEPATÍA HA SIDO COMPROBADA CIENTÍFICAMENTE, ¿POR QUÉ SEGUIMOS SIN ACEPTARLA COMO UNA REALIDAD?
 
¿POR QUÉ LA CIENCIA DEBE ESTAR PELEADA CON LOS FENÓMENOS PARANORMALES? ESTOS CIENTÍFICOS PROPONÍAN LA EXISTENCIA DE FUERZAS ALTERNAS QUE AÚN NO SE HABÍAN ESTUDIADO Y QUE NOS PODÍAN AYUDAR A ENTENDER EL UNIVERSO.
 
Se supone que los científicos deben mantener una actitud seria, se supone que no deben creer en fenómenos paranormales (también llamados “psi”). Una encuesta en 1991 entre los miembros de la Academia Nacional de Ciencias reveló que sólo el 4% creía en la Percepción Extrasensorial, aunque un 10% pensó que era un tema de estudio interesante. ¿Será que en verdad no creen o que, por defender una reputación seria, se afirman escépticos?
 
A lo largo de la historia, han existido notables científicos que sí creían en fenómenos que no podían ser explicados. Por ejemplo, Jung creía en la sincronicidad, que consiste en dos o más eventos que parecen coincidencias, pero que tienen una conexión acausal subyacente. Según Jung, la ciencia convencional no los puede explicar, pues pertenecen tanto a planos mentales como físicos.
 
Freud también creía en fenómenos como la telepatía. El sueño, según él, creaba condiciones favorables para enviar y recibir mensajes. Creía además que se podía comunicar con su hija, Anna, y un colega, Sandor Ferenczi, telepáticamente, sin embargo, disuadió a éste de reportar las experiencias. Su interés lo expresó más en una esfera privada que en la pública. Con el tiempo, sin embargo, se inclinó a desestimar fenómenos paranormales, de ahí que se distanciara, entre otras cosas, de Carl Jung.
 
El premio Nobel, Wolfgang Pauli también creía en la sincronicidad, pensaba que eran producto de los hilos con los que se entreteje la Naturaleza. Creía también en postular un orden cósmico en el que los objetos materiales estén sujetos a sus imágenes internas.
 
Otro físico, Freeman Dyson afirmaba que los fenómenos paranormales existían pero que yacían fuera de los límites de la ciencia y que nadie había podido estudiarlos porque generalmente ocurren bajo condiciones de gran emoción y estrés, lo que los hace incompatibles con procedimientos científicos.
 
Brian Josephson, premio Nobel en 1973, afirma que la telepatía existe y que la física cuántica puede ayudarnos a entender sus propiedades básicas.
 
Podemos nombrar a muchos otros científicos que han abierto su mente a psi.
 
Quedémonos con estas palabras de Alan Turing: “La idea de que nuestros cuerpos se mueven de acuerdo a las leyes de la física, junto con otras aún no descubiertas, pero de alguna forma similares, sería un primer paso para creer”.
 
DESPUÉS DE TODO, ¿POR QUÉ NO ABRIRSE AL HECHO DE QUE EXISTEN MUCHÍSIMOS ASPECTOS DE LA VIDA QUE LA CIENCIA AÚN NO HA DESCUBIERTO?
 
TELEPATÍA HA SIDO COMPROBADA CIENTÍFICAMENTE, ¿POR QUÉ SEGUIMOS SIN ACEPTARLA COMO UNA REALIDAD?
 
Repetidos experimentos, avalados por numerosos científicos, han comprobado la existencia de fenómenos de percepción extrasensorial; sin embargo, la cúpula de la ciencia sigue rechazando a la telepatía, acaso víctima de un nuevo dogma, avatar de una estrecha visión religiosa.
 
La ciencia lleva la voz dominante de lo que es real en nuestra cultura. Su método de obtención de conocimientos, aparentemente objetivo y riguroso, se ha erigido como el más efectivo dentro de nuestro paradigma sociocultural. Sin embargo, como antes la religión, que tanto criticó, la ciencia ha construido una autoridad oficial que en ocasiones legisla a través del dogma.
 
Un caso que parece demostrar lo anterior es el de la telepatía o la percepción extrasensorial (ESP, en inglés). Como bien muestra Chris Carter, maestro por la Universidad de Oxford, en un reciente ensayo, existen numerosas pruebas científicas que comprueban la existencia de la telepatía y sin embargo ésta es considerada como una aberración del pensamiento mágico insuperado por las conciencia primitivas que merodean las afueras de los laboratorios y las universidades.
 
Este prejuicio que pende sobre lo mal llamado “paranormal” tiene un larga historia, adoptado incluso por científicos tan reconocidos como Einstein, quien llamó despectivamente al fenómeno que hoy conocemos como entrelazamiento cuántico “spooky action at a distance” (“acción fantasmagórica a distancia”).
 
Carter traza la historia del sesgo (paradójicamente) irracional que existe en contra de la telepatía que recurrentemente se manifiesta en la ciencia. Por ejemplo, recientemente el famoso psicólogo escéptico Richard Wiseman admitió que la evidencia que se tiene de la telepatía es tan buena que “para los estándares de cualquier otra área de la ciencia está comprobada”. Carter trae a colación que esto viene sucediendo desde décadas atrás.
 
El psicólogo Donald Hebb escribió en 1951: ¿POR QUÉ NO ACEPTAMOS LA PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL COMO UN HECHO PSICOLÓGICO?
 
Rhine ha ofrecido suficiente evidencia para convencernos en casi cualquier otra cuestión. Personalmente, no aceptó la percepción extrasensorial porque no hace sentido. Mi criterio externo, tanto de física como de fisiología, dice que la percepción extrasensorial no es un hecho pese a la evidencia de que ha sido reportada. No puedo ver que otra base tienen mis colegas para rechazarla. Rhine puede acabar estando en lo correcto, improbable como pienso que es, y mi propio rechazo de esta perspectiva es –en el sentido literal– prejuicio.
 
Cuatro años después George Price publicó un artículo en la prestigiosa revista Science:
 
Los creyentes en los fenómenos psíquicos… parecen haber dado con una decisiva victoria y virtualmente silenciado a la oposición. La victoria es el resultado de cuidadosa experimentación e inteligente argumentación. Docenas de experimentadores han obtenido pruebas positivas de percepción extrasensorial en experimentos, y los procedimientos matemáticos han sido aprobados por los más destacados estadísticos… Contra esta evidencia, casi la única defensa que le queda al científico escéptico es la ignorancia.
 
George Price, del departamento de medicina de la Universidad de Minnesota, sin embargo, dijo que ya que la parapsicología y la ciencia moderna son incompatibles se debía rechazar la telepatía –como si el edificio de la ciencia moderna hubiera sido construido con oro solido y nada pudiera mancillarlo o derribarlo (o todo aquello que amenazara con hacer esto debería de ser marginado).
 
Los anteriores ejemplos muestran claramente que los escépticos consideraban que si la telepatía fuera un campo de investigación como los otros que investiga la ciencia, ya habría sido aceptada como una realidad. Sin embargo, por ser un caso especial se requiere “evidencia extraordinaria”. Pero esta evidencia extraordinaria contrasta con la experiencia ordinaria de miles y miles de personas que viven la telepatía como algo común en sus vidas cotidianas.
 
Curiosamente, según un par de encuestas citadas por Carter, incluso los físicos se inclinan en más de un 50% a creer que la telepatía existe, pero los psicólogos se inclinan a negar esta posibilidad.
 
Una de las principales razones por las que los científicos se oponen a la telepatía, pese a las pruebas experimentales, es que supuestamente, en palabras de Richard Dawkins “pone de cabeza las leyes de la física”. Pero esto, según Carter, en realidad solo aplica a la física clásica, y no a la física cuántica actual. No ocurre una contradicción con el modelo de la física cuántica actual, en el que partículas subatómicas exhiben una conexión instantánea a distancia, lo que se conoce como entrelazamiento cuántico, repetidas veces probado en el laboratorio desde el seminal experimento de Alain Aspect en 1981.
 
En el esfuerzo de entender cómo funciona la telepatía desde un modelo científico es interesante revisar el trabajo de Rupert Sheldrake, quien no sólo ha realizado experimentos midiendo la telepatía humana y animal, sino que ha establecido una base teórica para entender la percepción extrasensorial, particularmente la transmisión psíquica de información a distancia. Sheldrake ha observado indirectamente la existencia de lo que llama “campos mórficos” o “campos morfogenéticos”, los cuales almacenan la memoria de una especie incorpóreamente. Sheldrake sugiere que los seres vivos entran en un estado de resonancia con estos campos –o con otros miembros de su especie– y de esta forma reciben información puntual a distancia.
 
Quizás sería bueno recordarles a algunos científicos como las creencias religiosas en su momento fueron el enemigo principal del conocimiento… como la creencia en general va en detrimento de la inteligencia. Y
 
A QUE SU CREENCIA EN UN MODELO DEL MUNDO LES IMPIDE OBSERVAR SIN FILTROS LOS DATOS EXPERIMENTALES QUE SE CONTRAPONEN A SU VISIÓN DE CÓMO SON LAS COSAS (UNA VISIÓN QUE ES MÁS UN CÓMO DEBERÍAN DE SER LAS COSAS).
 
TODOS PROYECTAMOS NUESTROS PENSAMIENTOS Y CREENCIAS EN EL MUNDO, PERO SUPUESTAMENTE LA CIENCIA ESTABA LIBRE DE ESTO. UNA CIENCIA QUE POR OTRO LADO HA DESCUBIERTO QUE ESA PROYECCIÓN, ESE ACTO DE OBSERVACIÓN CON UN INSTRUMENTO, MODIFICA LA REALIDAD OBSERVADA.

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