lunes, 11 de mayo de 2020

GRACIAS A ESOS SERES QUE NOS ILUMINAN CUANDO TODO SE VUELVE OSCURO

EN LOS TIEMPOS TAN DIFÍCILES QUE NOS HA TOCADO VIVIR, PODEMOS CONSIDERARNOS AFORTUNADOS LAS PERSONAS QUE PODEMOS CONTAR CON ESOS SERES HUMANOS ESPECIALES, QUE TIENEN EL DON DE OFRECERNOS LUZ EN LOS MOMENTOS EN LOS QUE NUESTRA VIDA PASA POR UNA MAYOR OSCURIDAD.

A veces es sencillo perdernos en las tormentas, en medio de las nubes o en las tinieblas, pero esos seres que aparecen para iluminarnos mientras nosotros nos podemos sentir apagados merecen siempre un reconocimiento.

A veces ni ellos mismos saben el efecto que están generando y cómo nos pueden estar ayudando, porque su sola presencia ya es suficiente para que logremos ver las cosas diferentes.

Esas personas no tienen ni siquiera que estar cerca para llenarnos con su luz, puede que ni siquiera sepan quienes somos, pero lo que hacen es suficiente para cargarnos de esperanza, de fuerza, de confianza en nosotros mismos, para poder entender que aquello que nos agobia o nos atemoriza no es tan fuerte como nuestra propia esencia.

En ocasiones contamos con la suerte de tener esos seres cerquita, iluminándonos y además dándonos el calor propio del afecto y el cuidado. Esas personas no tienen que hacer mucho para que las cosas mejoren, pero en caso de que pasen a la acción, seguro que tendremos que agradecérselo.

Muchas personas llevan oscuridad a donde se dirigen, lo que nos hace sentir incómodos ante su presencia, se caracterizan por robarnos la energía vital y muchas veces si estamos atravesando un mal momento, no nos muestran un mejor escenario, sino por el contrario, se encargan de que nuestra mente quede saturada de lo peor que podría ocurrir. 

Raras veces aportan algo positivo y muchas veces las hemos querido mantener al margen de nuestras vidas, pero como toda oscuridad, siempre saben cómo aparecer.

Mientras que, en el otro lado de la balanza, ofreciendo el equilibrio están esas personas fortaleciéndonos, sin esperar nada a cambio la mayor parte de las veces. A estas personas las distingues a lo lejos, normalmente su sonrisa las hace resaltar entre el resto. Tienen una capacidad inigualable para ver el lado amable de las cosas, nunca se toman nada personal y son muy hábiles en el trabajo de perdonar y dejar atrás lo que les ha dolido.

Nos muestran la vida desde sus ojos. No se sabe si han nacido con ese don o si lo han desarrollado, quizás las dos cosas, pero lo cierto es que parecen tener todo más claro, no se ahogan en vasos de agua y todo lo ven fácil de resolver. Para estas personas los problemas nunca son tales, a lo sumo son oportunidades, para crecer, para aprender, para conocer a los demás y para conocernos mejor a nosotros mismos. 

Quizás se saben seres con la capacidad de dar luz a los demás, pero nunca lo manifestarán, porque su humildad los caracteriza. No se llenan la boca diciendo lo que son capaces de hacer por los demás, ni mucho menos suelen sacar nada negativo de nadie. Para estas personas la mayor recompensa es haber sido útiles, haber apoyado, haber estado en el momento oportuno para dar lo mejor dentro de sus posibilidades. 

LO CIERTO ES QUE CASI TODOS TENEMOS UN SER QUE LE DA LUZ A NUESTRA VIDA, QUE NOTAMOS MUCHO MÁS EN LOS MOMENTOS EN LOS QUE LA OSCURIDAD SE APODERA DE NOSOTROS.

Seres humanos así no abundan, es por ello que hay que cuidarlos y sobre todo agradecer su presencia, porque a veces todo está bien porque ellos están, pero si se alejan es cuando nos damos cuenta de que eran ellas eran la fuente de la mayor parte de la luz que se hacía presente en nuestra vida.

ESTOS SERES TAN ESPECIALES LLENOS DE VIDA Y DE LUZ, VAN POR ALLÍ, CASI INMUTABLES, GENEROSOS, ILUMINANDO A SU PASO, INCLUSO CUANDO NO NOS DAMOS CUENTA, SIEMPRE DISPUESTOS A CONTAGIARNOS, A ENCENDERNOS, BUSCANDO LA MANERA DE QUE NOS RECONECTEMOS CON LA LUZ QUE CADA UNO LLEVAMOS DENTRO.


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