lunes, 23 de marzo de 2020

EL ANTIGUO DILEMA DE LAS CREENCIAS


¿CREER O NO CREER? ¿EN QUE CREER Y EN QUE NO CREER? Y SOBRE TODO SI CREEMOS ¿A QUIÉN CREER?

SON PREGUNTAS TAN ANTIGUAS COMO EL SER HUMANO, QUE ALUDEN A LAS CONVICCIONES MÁS ÍNTIMAS DE CADA UNO, ES LA SEÑAL MÁS EVIDENTE DE NUESTRA CONDICIÓN HUMANA.

Todos tenemos una respuesta propia dentro de cada cual y, en el sustrato de la opción que sea la propia, está el miedo latente a los acontecimientos que nos van sucediendo a lo largo de la vida.

No creer puede ser un pasaporte para portarse como uno desee, sin pensar en el daño ajeno. También puede que signifique una renuncia a la eternidad, que suena muy pesada desde nuestra vida terrenal finita. 

Creer tiene otros riesgos. Significa elegir entre el bien y el mal precisamente a causa de esa eternidad o a pesar de ella, pero manteniéndola siempre presente. O, en otras ocasiones, hace referencia a sentir dentro a esa energía creadora que otros ponen fuera con el riesgo de usarla para bien o usarla para mal.

CREER SIEMPRE ES APOSTAR. NO CREER PERMITE INSTALARSE EN UNA NEGACIÓN ACTIVA EN LA QUE TODO VALE, A VECES.

No obstante, el problema no es tan sencillo, ni puede reducirse a estas reflexiones. El ser humano se aleja de las creencias cuando el mundo gira a su favor, pero cuántas veces hemos visto volver a ellas a personas moribundas o en situaciones de peligro extremo. Es como si no quisiésemos desfondarnos. Como si quisiéramos tener siempre suelo bajo los pies. Dando lugar a la famosa frase de “NO SÉ, PERO POR SI ACASO”

Pienso que realmente en el momento actual. Con la confusión que hay creada por el exceso de información, resulta al menos complicado decir en lo que uno cree, pero lo cierto es que cree.

Posiblemente, en esa chispa divina de la que todo ser humano está hecho. Esa parte de dioses que va con nosotros desde un principio que nunca ha tenido inicio. En lo mejor que podemos ser y sentir. En la parte blanca de nuestra alma. En lo suave de nuestros pensamientos. En lo compasivo de nuestras intenciones.

En la comprensión de las razones propias y ajenas. En una evolución personal que empieza y termina en nosotros.

Y TÚ ¿CREES O NO CREES? .................... TAL VEZ NO PUEDAS CONTESTAR AHORA MISMO.

QUIZÁ SERÍA MEJOR ESPERAR A ENCONTRARTE EN ALGUNA SITUACIÓN LÍMITE QUE TE DE LA RESPUESTA QUE POSIBLEMENTE DESCONOZCAS.


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