lunes, 17 de febrero de 2020

ES HORA DE TOMAR CONCIENCIA

SON MOMENTOS CLAVES EN UNA HUMANIDAD, CADA VEZ MÁS SUMIDA EN EL DESCONCIERTO, LA IGNORANCIA Y EL MIEDO AL FUTURO, CADA VEZ SON MÁS LOS SERES HUMANOS QUE INICIAN EL CAMINO DE LA “TOMA DE CONCIENCIA”. COMO SALIDA A UNA NUEVA FORMA DE SENTIR LA VIDA. 

Quizá ahora es necesario hacernos algunas preguntas:

¿Cuántas personas pueden afirmarse realmente satisfechas con el actual modelo de vida?

¿Acaso alguien todavía ignora que como civilización estamos en crisis? 

¿Cómo hacer una transición armoniosa, sin llevar a la práctica corrientes de cambio que nos destruyan?

Si vamos a reflexionar sobre “COMO TOMAR CONCIENCIA” es necesario hacerlo en la dirección correcta y para ello, nada mejor que recordar un pensamiento de la sabiduría milenaria que dice: “PENSAMOS QUE CUANDO ENCONTREMOS LA SOLUCIÓN A NUESTROS PROBLEMAS, ALCANZAREMOS LA PAZ, CUANDO EN REALIDAD ES ABRAZANDO LA PAZ, CUANDO LOS PROBLEMAS DEJAN DE EXISTIR”.

El alcance metafórico de esta afirmación señala la dirección que muchos intuitivos del mundo están abordando para salir de un “más de lo mismo”, y ser capaces de soltar los viejos modos de resolver y lograr abrirse al formidable cambio que nos espera, tanto como civilización, como Humanidad y a nivel individual.

¿CUÁL ES LA BASE DESDE LA QUE PARTIR PARA INICIAR ESE CAMBIO? 

Tal vez el núcleo del mismo sea más sencillo de lo que parece, aunque quizás para muchos que no tengan vivencias asociadas, puede resultar un tanto abstracto. En realidad, si para resolver los problemas, hemos venido utilizando como centro de operaciones pensantes la compleja inteligencia que tantos años nos ha costado desarrollar, está ahora llegando el momento de trascender esta herramienta del hegemónico neocórtex, y abrirse a la inteligencia que cada ser humano tiene en lo profundo de su interior, que muchos hombres y mujeres evolucionados ya expresan como fuente de inspiración.

Se trata de una inspiración de raíces intuitivas que aparece cuando dejamos nuestra mente en un estado vacío de pensamientos, un estado en el que se deja espacio para que las soluciones del corazón broten, soluciones tan insospechadas como contundentes y transformadoras, soluciones que provienen directamente de un nivel más profundo de conciencia. Un nivel que, sin duda, al ser más amplio y global que el periférico anterior, tiene en cuenta la dimensión colectiva, es decir el beneficio de todo ser vivo. Un aspecto clave que confirma lo armónico de su cualidad, al tiempo que hace realidad aquella máxima: “LA MEJOR VICTORIA ES LA QUE GANAN TODOS”.

En el delicado momento socio económico actual, de lo que se trata es de indagar en las nuevas direcciones del cambio, procediendo a añadir otro nivel o potencial del ser humano, un nivel propio de la mente profunda que no opera precisamente mediante la acumulación digital de posibilidades y el consiguiente incremento del hardware, SINO A TRAVÉS DE LA CONEXIÓN DIRECTA CON LA FUENTE O LA CONCIENCIA SUPERIOR que es en realidad la que gestiona de manera holística el devenir de la llamada “creación”, una creación que se manifiesta a través de infinitas cadenas de terminales con diferentes niveles de auto consciencia.

Para activar esta capacidad de acceder a lo profundo, convendrá apuntalar los primeros destellos de la cultura del silencio, una cultura que abre las puertas de la contemplación como estado que trasciende al pensamiento dualista, y asimismo como apertura a la conexión inspiradora de la identidad esencial. Honremos esta naciente cultura de lo perenne, tan espiritual como agnóstica que investiga los extraordinarios beneficios psicobiológicos de la atención plena. 

Consideremos el proceso que siguió la actual civilización que tras la ERA AGRÍCOLA en la que florecieron los imperios, así como las grandes religiones y los clanes familiares para sembrar los campos, llegó la ERA INDUSTRIAL que en el seno de sus fábricas liberaría a la mujer de la dependencia patriarcal, una mujer emergente que incluso embarazada, ganaría el mismo salario que un fornido operario con todas sus revolucionarias consecuencias. Más tarde llegó la ERA INFORMÁTICA con el fenómeno internet, que marcó la identidad de una nueva cultura. 

NACIÓ EL HOMO TECNOLÓGICUS y junto a éste la actual civilización que nos sostiene, entre otras cosas porque los ordenadores de este complejo mundo binario, siguen hoy funcionando.

Pues bien, tras la cumbre de la racionalización dualista, LA CIVILIZACIÓN ASISTE A UN HISTÓRICO MOMENTO EN EL QUE LLEGA UNA NUEVA ERA, LA ERA DE LA CONCIENCIA, UNA ERA QUE CONDUCE HACIA DENTRO, HACIA LA INTROSPECCIÓN, A LA VÍA DIRECTA CON LA FUENTE, AL PLANO DE LAS CAUSAS, A LA RAÍZ DE TODA VIVENCIA PERSONAL, A LO PERENNE Y TRANSPERSONAL QUE HA SOBREVIVIDO A CICLOS Y CULTURAS.

La nueva Era puede verse como una revolución de la conciencia, una revolución que, como ideas de lucidez y adentramiento, va inoculando de esencialidad y discernimiento a unos escasos millones de individuos repartidos de forma singular en todos los países.

MUJERES Y HOMBRES ANÓNIMOS QUE COMIENZAN A NECESITAR DEL SILENCIO, DE LA SOLEDAD ACOMPAÑADA, DE LA AUTO INVESTIGACIÓN CONSTANTE.

SERES HUMANOS QUE SE HACEN RESPONSABLES DE SUS ESTADOS ANÍMICOS, SERES QUE SUSPENDEN JUICIOS Y ETIQUETAS HACIA SUS CONGÉNERES.

Y QUE ACTÚAN CON UN NIVEL DE CONCIENCIA CADA DÍA MÁS ABIERTO QUE LOS IMPELE A EXPRESAR SUS VIDAS DESDE UN IRRENUNCIABLE “DESDE DENTRO A FUERA”.


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