domingo, 6 de enero de 2019

CUANDO TE SIENTES OBSERVADO

HAY MUCHOS OJOS QUE TE MIRAN, QUE TU NO VES Y NI SIQUIERA IMAGINAS QUE TE ESTÁN MIRANDO

¿Has pensado alguna vez la cantidad de personas que te mira?, ¿cuántas te observan? ¿Cuántas siguen tu ejemplo? ¿Cuántas revisan tu persona, tus modos, tu forma de hacer, de sonreír o tu manera de estar?

Todos somos ejemplo de todo y para todos. No quiere decir esto que actuemos de manera forzada, ni que los demás condicionen nuestra forma de vida.

Cuando viajo un rato a través de las redes sociales y veo lo que las personas publican me detengo a pensar en sus vidas que parecen idílicas. Posturas estudiadas. Sonrisas impresionantes, melenas que llevan el ritmo del viento en cada imagen congelada. Personas que siempre parecen felices. Y nosotros, entonces, somos los ojos que las miran.

EL MUNDO, NUESTRO MUNDO, SOLAMENTE EXISTE EN NUESTRO INTERIOR Y DE ELLO HACEMOS TODO UN VOLCADO FUERA DE NOSOTROS CON EL QUE INTER-ACTUAMOS.

Lo cierto es que no debe importarnos quien nos mire, ni cómo lo haga. Lo mejor es estar en coherencia con nosotros mismos y cualquiera de las actuaciones que abordemos debe basarse en esta decisión de apostar por todo lo que nos haga sentir bien con independencia del resto.

Nosotros somos nuestro propio centro algo que olvidamos con demasiada frecuencia a lo largo de nuestra vida.

Los que nos observan sin darse cuenta, en numerosas ocasiones proyectan sus miedos, sus anhelos, sus deseos o sus carencias en nuestra persona.

NOS JUZGAN A TRAVÉS DE ELLOS Y ELABORAN SU OPINIÓN DE ACUERDO A SU PROPIA FORMA DE NECESITAR LO QUE VEN.

Los ojos que nos miran pueden ser unos ojos compasivos, o tal vez deseosos de alcanzar lo que parece que somos, o inquisitivos y retadores. Sean como sean, la mirada siempre contiene una bondad de fondo que existe aún sin saberlo quién la posee. Por eso es bonito que nos miren y si en esa pupila no asomase la ternura que debería, cerremos los nuestros y enviémosles una lluvia de deseos energéticos llenos de buenas vibraciones.

DESPUÉS SIGAMOS, CON NUESTRO RITMO DE VIDA, CON NUESTRA PECULIAR FORMA DE CAMINAR. SIGAMOS MIRANDO COMO SOLEMOS HACERLO.

LOS DEMÁS SEGUIRÁN MIRÁNDONOS IGUAL QUE SIEMPRE, PERO NOSOTROS YA NO LOS SENTIREMOS IGUAL.


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