martes, 4 de septiembre de 2018

¿CÓMO RESPONDER AL MIEDO?

UNO DE LOS SENTIMIENTOS QUE MÁS ENERGÍA NEGATIVA TIENE ES EL MIEDO. ES EL QUE MÁS LIMITA AL SER HUMANO Y TAMBIÉN ES EL QUE MÁS EXPUESTO ESTÁ ANTE NUESTRA CONSIDERACIÓN CUANDO ENTRAMOS EN NUESTRA ZONA DE VULNERABILIDAD.

Si hiciésemos la prueba de preguntar, en un gran grupo, qué es lo que más temes, la mayoría de las respuestas se centrarían en el miedo. 

MIEDO AL PROPIO MIEDO. Miedo a sentirse perdido, desorientado, a no tener donde agarrarse cuando uno necesita levantarse. Miedo a caer en situaciones en las que nos vemos incapaces de resolver. Miedo al ridículo, a las críticas, a no llegar a lo que otros esperan de nosotros o a la soledad que tan indefensos y perdidos nos deja.

Todos los expertos en el tema, nos recomiendan lo mismo, cuando el miedo llega no resistirnos a él y enfrentarlo es la mejor forma de combatirlo, hasta eliminarlo.

Lo peor es la resistencia. El disponernos a huir nada más que le vemos llegar cerca. El aferrarnos a todo tipo de adicciones solamente para evadirnos de lo que supone estar en él. Placeres fugaces que solamente hacen que se sume a la sensación de temor, la angustia de no controlar estos patinazos por lugares, que en el fondo, nos disgustan.

UNA BUENA FORMA DE COMBATIRLO, ES PERMANECER EN LO QUE NOS ASUSTA, EN DARLE ESPACIO Y ACERCARNOS CON SUAVIDAD A ELLO.

El miedo nos huele. Es capaz de saber si anida en un ser débil y quebradizo o si vamos a dejarle pasar y delicadamente vamos a permanecer a su lado. Entonces la sensación de malestar no desaparece pero comienza a disolverse.

Vemos que no pasa nada. Con el miedo, junto a él, dentro de él…no pasa nada. Al contrario. Vamos conociéndole de cerca. Nos familiarizamos con sus esquinas, sus afilados bordes, sus dientes quebrados. Inspiramos, abrimos espacio interior y más tarde, lentamente espiramos, como si de un punto muerto se tratase. Cerrando puertas a lo viejo y naciendo en otro estado.

El miedo puede que siga con nosotros, pero de otra forma ya. Incluso puede que termine por marcharse al ver no consigue su objetivo de atemorizarnos. 

Todo menos escapar porque en esa huida se hace fuerte, se congela y permanece siempre a nuestro lado acechándonos, esperando la ocasión para manifestarse.

Inspira. Abre espacio. Deja que se expanda. Diluye. Hazlo menos denso. Deja que se licue.

Espira. Cierra esa sensación. Deja que muera. Renace de nuevo.

EN REALIDAD SI TE FIJAS BIEN EL MIEDO ES DESCONOCIMIENTO, TEMEMOS A TODO AQUELLO QUE DESCONOCEMOS. 

POR ESO SU MEJOR ANTÍDOTO………. ES EL CONOCIMIENTO……………. QUIEN CONOCE NO TEME, SIMPLEMENTE RESPETA.


No hay comentarios:

Publicar un comentario