jueves, 17 de marzo de 2016

EL CORAZÓN NO TIENE EDAD

El corazón no sabe de cronologías, ni del paso del tiempo, ni de sexos, ni de colores, estatus o posiciones. Él late, se impulsa y genera su vibración en sí mismo en un ejercicio de amor expansión en el cual ignora todo lo demás porque sólo le importa su propia energía al son del amor que emite.

A medida que pasa el tiempo uno va entendiendo que todo lo demás puede deteriorarse menos el propio corazón. Incluso aunque estuviese afectado de una dolencia física, ésta no puede penetrar, ni afectará nunca, a su esencia pura y a lo que ésta proyecta en la persona de forma integral.

Podemos ir dejando de ver, escuchar peor, caminar dificultosamente incluso ir abandonando todos los placeres que en otros tiempos parecían la razón de la existencia. Podemos alejarnos de la vida y hacerlo, irremediablemente, perdiendo las facultades que brillaron en nuestro cuerpo cuando se encontraba en plenitud, pero tendremos, al menos, la tranquilidad de que nuestro corazón no abandona el barco y sigue fiel a sí mismo, sin hundirse, dando todo el amor de que es capaz en cada momento de nuestra existencia.

Es maravilloso advertir cómo a pesar de lo que nos pueda suceder, hay algo en nosotros que no cambia nunca, que nació con una inmensa capacidad de dar y recibir que solamente se ha engrandecido a lo largo de la vida y que nunca muere. Algo que inició la existencia, que impulsó el aliento divino que se instaló en nosotros antes de ser nosotros y que seguirá latiendo en energía cuando ya no lo seamos.

Es muy gratificante pensar que no hay barreras para el corazón, que puede estar aquí y ahí, en mí y en ti. Que es capaz de seguir sintiendo, de emocionarse, de generar su energía amorosa, una y otra vez en su centro como si nada pasase. Es delicioso sentirlo palpitar en el interior y saber que en cada latido ha ido sumando afectos desde que nuestras emociones y sentimientos.

UN CORAZÓN QUE RECHAZA, SUFRE. EL RECHAZO SIEMPRE TRAE SUFRIMIENTO. UN CORAZÓN QUE LOGRA EXPANDIRSE PARA INCLUIR, TAMBIÉN AQUELLO QUE PARECE DIFÍCIL, GANA FUERZA, ALEGRÍA Y SINTONIA CON LA VIDA. 

NOS DA UNA TRANQUILIDAD ESPIRITUAL INIGUALABLE SABER QUE PASE LO QUE PASE, EN CUALQUIER MOMENTO O SITUACIÓN, PODEMOS TRAER A LAS PERSONAS QUE DESEEMOS Y, EN SILENCIO, DESDE ESTE TEMPLO DE LUZ Y AMOR SEGUIR VIBRANDO CON ELLAS CON TODO EL AMOR.


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