miércoles, 13 de febrero de 2013

LA CIUDAD PERDÍDA: SAN BORONDON

RECUERDO UN TIEMPO DONDE NUESTRO PLANETA ERA LA ENVIDIA DEL SISTEMA SOLAR. ALIENÍGENAS DE LOS OTROS TANTOS PLANETAS PASABAN SUS VACACIONES EN NUESTRA TIERRA.
 
Los dos grandes soles Júpiter y nuestra Sol, hacían de nuestro planeta un lugar paradisiaco tanto en climatología como en vegetación: frutas, verduras y cereales ricas en prana solar y agua primaria, nutrición y salud. “Vacaciones saludables”, “el paraíso de la salud” era como se conocía al tercer planeta, pues, la Tierra tenía una posición privilegiada. Ocupaba el tercer lugar empezando a contar desde nuestro sol actual y también el tercer lugar empezando a contar desde Júpiter pues hay que recordar que entre Marte y Júpiter existía otro planeta (Erge) del cual solo queda el cinturón de asteroides.
 
Extraterrestres de los distintos planetas vivían en la Tierra junto con los terrestres, pero no eran ni Neanthertales ni Cromañones. Los Terrestres eran seres evolucionados tanto en cuerpo, mente como en espíritu. Fisiológicamente muy parecidos al resto de nuestro sistema solar pues existía desde generaciones atrás mezcla genética entre los seres de los distintos planetas. A estos niños, nacidos en la Tierra de padres alienígenas se les llamaba Terrestres.
 
La vida en el planeta era plena y llena de conocimiento y cultura. Nuestro planeta se había convertido en el foco de conocimiento del sistema solar. No solo tenía recopilado la experiencia y tecnología de otras civilizaciones sino que sus condiciones climatológicas y orográficas hacían que esos conocimientos se perfeccionasen y evolucionasen gracias a la mezcla demográfica existente. Pero todo lo bueno siempre llega a su fin. El Sol que ahora llamamos Júpiter estaba enfriándose. Las diferentes tecnologías extraterrestres llevaban intentando desde hacía siglos alargar la vida del planeta, inyectándole plasma galáctico junto con prana de diferentes planetas, en especial de la Tierra.
 
Pero el tiempo se había acabado, había que prepararse para una implosión solar, el núcleo de Júpiter se estaba enfriando y acabaría por perder su rotación, y se desplazaría de su órbita con lo que impactaría con el planeta más cercano; Erge, el cual se destruiría convirtiéndose en un cinturón de asteroides.
 
Tal explosión sometería a todos los planetas del sistema solar a un reajuste de orbitas y a un cambio brutal en el hábitat. La Tierra pasaría de estar bañado por dos Soles y no conocer nunca la oscuridad a quedarse sólo con un Sol y tener día y noche. El resto de los planetas sufrirían el mismo o peor destino, muchos de ellos convirtiéndose en planetas inhóspitos para la vida tal y como se conocía.
 
En el planeta Tierra al igual que en los demás se sabía que no sobrevivirían ni los más fuertes ni los más evolucionados. Solo las especies que mejor se adaptasen a los cambios climáticos podrían resistir. Se llevó a cabo la misión de preservar la cultura y el conocimiento junto con la mayor parte de los seres, plantas y animales que habitaban el planeta, Se construyo una gigantesca nave espacial (arca de Noé) en la cual se viviría como en una gran ciudad, la única pega es que tendrían que estar a más de 3000 metros bajo el agua de profundidad para evitar ser destruidos por el cataclismo. Todos los planetas tenían grandes océanos por lo que no habría problema alguno.
 
En La Tierra se escogió el océano atlántico, justo a la altura de las Canarias pues tecnológicamente era la zona más avanzada para la construcción de la nave y los grandes volcanes hacían tener una fuente ilimitada de energía.
 
Y así lo hicieron. Se sumergieron y esperaron al cataclismo…. Sucedió lo previsto, la órbita del planeta cambió su trayectoria y el eje terrestre se desvió como consecuencia de la destrucción de Erge y la corteza Terrestre se deslizo al unísono. Pero los cálculos estaban bien hechos, el océano Atlántico resistió la envestida pues era agua y no tierra.
 
La vida en el exterior sería imposible por cientos de miles de años, pero gracias a su tecnología podrían repoblar el planeta cuando las condiciones lo permitieran.
 
El resto de los planetas no tuvieron tanta suerte, los mares donde se habían ocultado se secaron, la corteza terrestre se desplazo desmesuradamente dejando atrapadas a las naves bajo el manto terrestre sin poder tener ninguna capacidad de maniobra, los volcanes de donde sacaban la energía se habían desplazado y apagado, por lo que la fuente de energía que necesitaban para su subsistencia estaba comprometida.
 
Pero no estaban solos, la constelación de Orión, y las Pléyades ayudarían sin descanso hasta la recuperación del último alienígena Desde hace millones de años la vida en la superficie de la Tierra es viable, pero el clima y las condiciones del planeta hace que sea imposible que estos seres tan evolucionados puedan coexistir con el resto de las especies. La falta de un segundo sol y el aumento de la gravedad les hace imposible vivir en la superficie. Pero no por ello abandonaron su misión de repoblar la Tierra.
 
Un Homo-sapiens más denso, primitivo, pesado y corpulento fue el espécimen dominante. Este fue nuestro antepasado, nuestros genes fueron mezclados con ese ser y con polvo de estrellas para asemejarnos lo más posible a una sociedad que en su día reinó en el planeta en paz y armonía.
 
Si alguna vez vais a Canarias y preguntáis a los aldeanos, si han visto a San Borondón, la mayor parte de ellos os dirán que sí. Que sale por el sur oeste de la isla, otros os dirán que sale por el noroeste y otros os dirán que sale por otra latitud.
 
LA REALIDAD ES QUE SALE POR DONDE QUIERE, PUES COMO NAVE ESPACIAL QUE ES DISFRUTA DE DESPLAZARSE A SU LIBRE ARBITRIO SIN DARLE EXPLICACIONES A NADIE. SI NO OS LO CREÉIS SOLO TENÉIS QUE SENTAROS A LA ORILLA DEL MAR Y PREGUNTARLE A LAS OLAS……
 
¿ESTÁS AHÍ PADRE? ..¡DÉJATE VER!.
 

1 comentario:

  1. Me he quedado maravillada...un relato precioso que desconocia.
    GRACIAS.

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